'Arik' el irreductible
Sharon ha sabido recuperarse siempre de sus derrotas con determinaci¨®n militar
Ariel Sharon acaba de provocar con su fuga del Likud -del que fue fundador en 1973 junto a Menahem Begin- un se¨ªsmo pol¨ªtico de insospechadas consecuencias. Es la norma en la dilatada trayectoria de Ariel Scheinermann, Arik para los israel¨ªes, nacido en febrero de 1928 en una aldea de la Palestina regida por el Mandato Brit¨¢nico.
El und¨¦cimo primer ministro del Estado jud¨ªo ha sido desde sus inicios en la vida militar, y despu¨¦s en la pol¨ªtica, un superviviente nato. Siempre dispuesto a saltarse a la torera leyes y ¨®rdenes, no se le puede negar una incuestionable determinaci¨®n.
Era adolescente cuando se sum¨® a Gadna, un batall¨®n paramilitar. Se enrol¨® m¨¢s tarde en el Hagana, precursor del Ej¨¦rcito regular, en el que comand¨® unidades implicadas en matanzas documentadas de civiles inermes.
En Qibya, un peque?o pueblo palestino, murieron asesinadas 60 personas en 1953. Tres a?os despu¨¦s, durante la guerra de Suez, desobedeci¨® las instrucciones de sus superiores y mand¨® a sus soldados cruzar el paso de Mitla, en el Sina¨ª egipcio. Un total de 40 uniformados israel¨ªes perecieron en la arriesgada operaci¨®n militar. Isaac Rabin, nombrado jefe del Estado Mayor en 1962, le rescat¨® del ostracismo al que se vio marginado por su aventurerismo guerrero.
Nunca se arredra Sharon. En octubre de 1973, durante el conflicto de Yom Kippur, repiti¨® la jugada, y en contra de las ¨®rdenes de sus mandos militares cruz¨® el canal de Suez y se plant¨® a un centenar de kil¨®metros de El Cairo. Pocos meses despu¨¦s colg¨® el uniforme para comenzar una azarosa vida pol¨ªtica.
Arik ocup¨® las carteras de Agricultura y la de Infraestructuras. Fue al frente del Ministerio de Defensa, entre 1981 y 1983, cuando impuls¨® -muchos historiadores dicen que enga?ando a buena parte del Gobierno, excepto a Begin- la sangrienta invasi¨®n de L¨ªbano y su tr¨¢gico corolario de las matanzas de los campos de refugiados palestinos de Sabra y Chatila, en Beirut.
Cientos de mujeres, ancianos y ni?os perecieron a tiros o despedazados a manos de las milicias cristianas libanesas. Sharon estaba ah¨ª para proteger a los carniceros y una comisi¨®n del Ejecutivo israel¨ª le hall¨® culpable. Renunci¨® al cargo.
Pero, de nuevo, resucit¨®. Y en las d¨¦cadas de los ochenta y noventa fue ministro sin cartera de Comercio e Industria, de Construcci¨®n de Viviendas, es decir de asentamientos, y de Exteriores.
A finales del milenio, se hizo con las riendas del Likud y visit¨®, en septiembre de 2000, la Explanada de las Mezquitas de Jerusal¨¦n, el chispazo que desat¨® la segunda Intifada.
Luego fue elegido primer ministro en 2001 y 2003. Entonces redujo a Yasir Arafat a una humillante clausura en su despacho de Ramala; le rechaz¨® como negociador; impuls¨® el muro ilegal de hormig¨®n y una valla met¨¢lica que se adentra en suelo palestino, y evacu¨® la franja de Gaza en septiembre pasado.
Ahora, harto de sus colegas del Likud por esta retirada, ha decidido abandonarlo. Nunca cede la iniciativa. Y pretende renacer. Otra vez.
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