Zaplana
No ha sido esta una buena semana para Eduardo Zaplana, pese a sus airosos rapapolvos apocal¨ªpticos con su habitual gui?o a la c¨¢mara (el p¨¢rpado a media asta y el belfo precipitado). Primero lo caz¨® el fot¨®grafo Carles Francesc vestido de civil mientras acomet¨ªa un pl¨¢cido paseo asistido por su chambel¨¢n, un escolta y una diputada muy adicta, a la misma hora en que su partido celebraba un acto en el que pon¨ªa toda la carne en el asador y trataba de hacer pi?a. En su fulgurante vida pol¨ªtica era la primera vez que se mostraba molesto por ser fotografiado, precisamente un tipo como ¨¦l, bronceado a fogonazos de flash. Era el colmo, le voce¨® al fot¨®grafo, que se tomara su imagen sin su consentimiento y en su vida privada. Lo repiti¨® varias veces y lo propio hizo la diputada. No est¨¢ claro qu¨¦ vida privada estaba tratando de preservar del ojo p¨²blico (?su chambel¨¢n, su escolta, su diputada?), pero esa fotograf¨ªa ha sido muy celebrada en clave interna por muchos de sus compa?eros de partido, algunos de ellos altos cargos de la Administraci¨®n valenciana. Tras la profanaci¨®n de su vida privada vino la denuncia presentada por la fiscal¨ªa del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana contra Terra M¨ªtica por un presunto fraude de facturas falsas, en los d¨ªas gloriosos en que su ex cu?ado fue director de contrataci¨®n del parque tem¨¢tico. Sobre "la piedra central del proyecto ideado por Zaplana para impulsar la riqueza en la Comunidad Valenciana", como la defini¨® el presidente de las Cortes Valencianas, Julio de Espa?a, se levantaba otra apestosa alcantarilla. Y su hedor se a?ad¨ªa a la secuencia ininterrumpida de p¨¦rdidas econ¨®micas y los distintos estudios de las entidades financieras que alertan de la inviabilidad de este proyecto en el que el ex presidente de la Generalitat puso todo su empe?o, convirtiendo tiovivos en asunto de Estado y llevando a la Generalitat y las cajas de ahorro valencianas hasta la cresta de la sierra Cortina en Benidorm para despe?arlas. Hoy la Generalitat y las cajas tratan de quitarse el muerto de encima con la misma furia que el rastro turbio sigue a Zaplana. Con tanta fidelidad que se dir¨ªa que forma parte de su vida privada. O de una de sus vidas privadas.
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