Pena de muerte
En Vamos a cocinar (TVE-1), Jos¨¦ Andr¨¦s dio un did¨¢ctico y ¨²til curso sobre la carne picada, con ¨¦gloga al sofrito incluida, aunque no s¨¦ si era el mejor d¨ªa para invitar a un artista apodado El Pechuga. El contraste lo dio Bush indultando a un pavo. La pena sustitutoria es su internamiento perpetuo en Disneylandia. Era chocante ver al mismo presidente que apoya la pena de muerte para las personas mostrar tan banal indulgencia con un ave. La escena ha sido motivo de chistes en la peque?a pantalla.
Otros¨ª. Nada chistosa, sino todo lo contrario, es la historia de Paco Larra?aga. Informe Cuatro, presentado por Jon Sistiaga, repas¨® lo sucedido desde que en 1997 el joven fue detenido, acusado de la muerte de dos j¨®venes. Hijo de un ex pelotari espa?ol, Larra?aga fue condenado a muerte en Filipinas tras un linchamiento judicial que el programa detall¨® en sus recovecos sociales y pol¨ªticos -hay cercan¨ªas en familiares de las v¨ªctimas y el condenado con l¨ªderes del Gobierno y la oposici¨®n-. La actual presidenta filipina se ha comprometido con las autoridades espa?olas a no aplicar la pena. Una moratoria que s¨®lo aplaza el drama. Larra?aga rechaza pedir un indulto por un crimen que no cometi¨®. La serenidad de la madre con tantos a?os de lucha y pena encima y las im¨¢genes del juicio, un terrible gallinero, fueron lo mejor del programa, que milit¨® pidiendo un nuevo juicio justo, como est¨¢n haciendo organizaciones civiles y pol¨ªticas.
Otros¨ª. En Francia, la radio France Inter ha celebrado el 50? aniversario de un programa, Le masque et la plume, en la que los cr¨ªticos confrontan sus opiniones entre ellos y con el p¨²blico. Con tal motivo, la prensa francesa ha teorizado sobre los deberes de la cr¨ªtica -que si hay que defender lo que se ama m¨¢s que recrearse en lo negativo, que si m¨¢s que impedir al p¨²blico ver algo... hay que animarlo a ver otras cosas-. Eso s¨ª, son cr¨ªticos de libros, teatro y cine. No los hay de televisi¨®n. Un s¨ªntoma del lugar que ocupan, en el universo de la ceja alta, la televisi¨®n y sus cronistas.
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