"Sufrir ayuda a crear"
Gustavo Guti¨¦rrez, uno de los intelectuales m¨¢s influyentes de Am¨¦rica Latina, es el sacerdote peruano que tuvo en jaque a la jerarqu¨ªa cat¨®lica creando a finales de los a?os sesenta la teolog¨ªa de la liberaci¨®n; obtuvo en 2003 el Premio Pr¨ªncipe de Asturias. Pero tambi¨¦n es un especialista en la obra de sus compatriotas los escritores C¨¦sar Vallejo y Jos¨¦ Mar¨ªa Arguedas, dos cimas de la creatividad peruana, y como tal fue a la reciente Feria Internacional del Libro de Guadalajara. ?ste es un extracto de lo que hablamos con ¨¦l.
Pregunta. Dijo usted: "En el calor de un pa¨ªs que muchas veces se nos escapa de las manos, Vallejo da luz". ?Se escapa de las manos Per¨²?
Respuesta. Es un pa¨ªs de desencuentros hist¨®ricos, de desigualdades inmensas. Las vivieron Vallejo y Arguedas, y arrojan luz sobre ellas.
"Hablar de Vallejo, y de lo que dec¨ªa, es hablar del sufrimiento de Per¨²"
"Arguedas era un mestizo, estaba marcado por el cari?o que le dieron los indios"
P. La pobreza es la desigualdad fundamental.
R. Como soy te¨®logo, entiendo por pobreza lo que est¨¢ en la Biblia, algo m¨¢s que lo econ¨®mico; entiendo la insignificancia de la persona, lo que convierte a los hombres en insignificantes, que dec¨ªa Arguedas. En nuestra sociedad, una persona es insignificante si no tiene dinero, pero tambi¨¦n lo es por el color de la piel, por hablar mal la lengua dominante, por ser mujer.
P. Resolverlo es un reto.
R. El m¨¢s grande que tiene Per¨², y al que siempre se le ha dado la espalda. Contra ello ha ido, tambi¨¦n, la Comisi¨®n de la Verdad, creada para ir contra toda injusticia, y sobre todo contra la injusticia de tantas muertes que ha habido en Per¨² en las ¨²ltimas d¨¦cadas.
P. ?Qu¨¦ hace la Comisi¨®n de la Verdad?
R. Surgi¨® tras los 20 a?os de violencia que asolaron el pa¨ªs. A ra¨ªz de las atrocidades de Sendero Luminoso, que trajeron otras atrocidades. Se produjo luego una represi¨®n sistem¨¢tica que muchos militares hoy d¨ªa se niegan a aceptar, a pesar de las pruebas. Revel¨® la comisi¨®n que ha habido cerca de 70.000 muertos por la combinaci¨®n de esas violencias.
P. Escalofriante.
R. El 75% de esas v¨ªctimas fueron quechua-hablantes, lo cual no es casual, porque eran personas marginadas y despreciadas.
P. ?Qu¨¦ hace esa comisi¨®n ahora?
R. Plantea a los peruanos en qu¨¦ pa¨ªs viven, pide reparaciones a las v¨ªctimas de la violencia, y no s¨®lo a las que produjo Sendero Luminoso. Es dif¨ªcil llevarlo a cabo. La Comisi¨®n de la Verdad ha sido muy resistida por los poderes del pa¨ªs: el poder pol¨ªtico, el militar, el econ¨®mico.
P. Quer¨ªamos hablar de Vallejo y hemos desembocado en la violencia.
R. El tema de Vallejo era el dolor, el sufrimiento. Fue una experiencia personal, y se convirti¨® en su tema, lo trascendi¨®. Habl¨® del sufrimiento del pueblo pobre, del quechua, del campesino mayoritariamente ind¨ªgena. Hablar de Vallejo, y de lo que dec¨ªa, es hablar del sufrimiento de Per¨² hoy. En el caso de Arguedas pasa lo mismo: la gente se siente a¨²n reflejada en lo que ellos escribieron sobre los pobres, sobre los insignificantes.
P. Usted dice que Vallejo ten¨ªa esperanza, pero estaba enfadado con Dios. Dijo que cuando naci¨® Dios deb¨ªa estar enfermo.
R. ?l tiene un acercamiento dial¨¦ctico a Dios; es un Dios parad¨®jico del que habla. Para ¨¦l, Dios es como un enfermero que se le acerca y saca un algod¨®n ensangrentado de su herida, y al mismo tiempo dice que no encuentra a Dios, pero tal vez se aparece bajo los ropajes del vendedor de loter¨ªa.
P. ?Qu¨¦ le impresion¨® de C¨¦sar Vallejo?
R. Su fuerza, c¨®mo trata el sufrimiento. Le le¨ª a los 16 a?os, enfermo, temiendo quedar inv¨¢lido. La experiencia de ese sufrimiento es distinta de la que padecen las personas de las que hemos estado hablando, pero Vallejo me ayud¨® a entenderme.
P. ?Y c¨®mo llega usted a Arguedas, su otro escritor?
R. Tuve contacto con ¨¦l el ¨²ltimo a?o de su vida, hasta su suicidio. Quiso conocerme, us¨® una frase m¨ªa para el p¨®rtico de su ¨²ltimo libro; me conoci¨® cuando di mi primera charla sobre la teolog¨ªa de la liberaci¨®n. Me dijo: "Lo que usted dice es lo que yo pongo en muchos de mis libros. De ese Dios del que usted habla nunca he sido ateo".
P. ?Cu¨¢l fue el drama de Arguedas?
R. Su depresi¨®n, el itinerario de su vida. Creci¨® entre indios, fue maltratado por su madrastra. Estaba marcado por el cari?o que le dieron los indios. Era un mestizo, sent¨ªa Per¨² en las entra?as, y sufr¨ªa la situaci¨®n de los insignificantes.
P. Estamos hablando de dos grandes autores peruanos, azotados por el sufrimiento. ??se es el material m¨¢s importante para crear?
R. Sufrir ayuda a crear. Ellos trascienden el color local, el sufrimiento del que hablan es el sufrimiento del mundo; les preocupa el sufrimiento ajeno. Arguedas est¨¢ contra el maltrato a un tercero, eso le hace sentir odio puro. Cuando uno ve el sufrimiento lo agarra como una tenaza. Por cierto, Albert Camus, sobre el que he trabajado mucho, escribi¨® sobre eso toda su vida. En un libro suyo que se public¨® recientemente cuenta la relaci¨®n con su madre, poco expresiva, que tiene un gesto de cari?o y ¨¦l sale corriendo, y gritando: "?Me quiere, me quiere!".
P. ?Encuentra usted escritores as¨ª ahora?
R. La verdad es que no me sale ning¨²n nombre r¨¢pido. A la gente le cuesta ahora hablar de las cosas m¨¢s negativas, e incluso de las utop¨ªas, la gente va como de regreso, y muchos a¨²n no han estado de ida. Pero no leo tanto como para darle a usted una respuesta sobre autores que ahora escriban como Vallejo o como Camus.
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