A orillas del cauce pict¨®rico
Uno de los pocos miembros nacidos en la capital dentro de lo que se dio en llamar la "nueva figuraci¨®n madrile?a" de los setenta, Carlos Franco (Madrid, 1951), que expuso individualmente por primera vez hace ya 34 a?os, sigue hoy en la brega art¨ªstica, sin que el tiempo transcurrido haya producido grandes alteraciones en su trayectoria, sobre todo, desde que alcanz¨® la madurez de su lenguaje pict¨®rico personal. Que eso no ha de significar necesariamente encorsetamiento, ni indiferencia en relaci¨®n con lo que pasa en el mundo del arte, nos lo demuestra, por ejemplo, su exposici¨®n actual, que consta de casi 30 cuadros, fechados en su mayor¨ªa en 2004 y 2005. Es cierto que Franco sigue fiel a sus constantes de composiciones de abigarrado barroquismo, cromatismo brillante, ir¨®nicas citas hist¨®ricas y mundo figurativo que superpone lo legendario a lo cotidiano, revalidando de esta manera su identidad pop a la brit¨¢nica. No obstante, en sus ¨²ltimas pinturas, ha acentuado el lado m¨¢s virtual de sus im¨¢genes, que ahora tienen el aspecto de la fluorescencia de las pantallas l¨ªquidas, como si fueran acuarelas digitalizadas.
CARLOS FRANCO
'Dos riveras misma agua'
Galer¨ªa Marlborough
Orfila, 5. Madrid
Hasta el 7 de enero de 2006
Esta t¨¦cnica perversa exige mucho oficio, sobre todo, si, como es el caso, el autor se mueve en la delgada hoja afilada de un juego de simulacros, que se suman a su forma de aplanar las superficies, dejando en ambiguo suspenso la relaci¨®n entre fondo y figura. La propia intensidad luminosa con que recubre sus cuadros, con brillos deslumbrantes, casi par¨®dica-mente despiadados, refuerza esta impresi¨®n de burlar la percepci¨®n de la realidad, cuya apariencia est¨¢ hoy tan distorsionada, como si, en vez de ver lo que vemos, todo nos remitiera a su representaci¨®n espectral en una pantalla. De todas formas, sea cual sea el trasfondo, estos complejos juegos metapict¨®ricos de Carlos Franco, yo me siento m¨¢s atra¨ªdo cuando en ellos alienta m¨¢s el elegante distanciamiento de su sabio oficio pict¨®rico, como lo pone en evidencia en ese l¨ªmpido paisaje titulado Cicl¨®n (2005), donde los gui?os subordinan o solapan la novedad al recuerdo de la vieja maestr¨ªa. La pintura entonces rebulle desafiando la actualidad con su acendrada complejidad de siempre.
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