Sharon devora al Likud
El primer ministro israel¨ª en funciones resta votos y diputados al partido que fund¨®
Ca¨ªda libre, depresi¨®n, desintegraci¨®n. El porvenir del conservador y nacionalista Likud, partido que alcanz¨® el Gobierno en Israel por primera vez en 1977 y que ha compartido desde entonces el poder con el laborismo, se ti?e de negro carb¨®n. El grupo parlamentario de 40 diputados que comenz¨® la legislatura en 2003 ha sido diezmado. 13 de ellos han seguido a Ariel Sharon a su nueva organizaci¨®n, Kadima. El ex general y primer ministro en funciones, hastiado de la rebeli¨®n auspiciada por sus rivales internos, destroz¨® el aparato del Likud alentando la fuga de varios prebostes, entre ellos Tzaji Hanegbi, presidente hasta el pasado mi¨¦rcoles. Las encuestas reflejan el desastre al que est¨¢ abocada la formaci¨®n fundada en 1973. Hoy s¨®lo cosechar¨ªa 15 de los 120 esca?os de la Kneset, el Parlamento israel¨ª. Y Sharon contin¨²a al alza en cada nuevo sondeo.
El pastor, como le define una reciente biograf¨ªa, ya ronda los 40 esca?os en la Kneset, a tenor de las encuestas. Las preferencias de los consultados, en un sistema pol¨ªtico en el que los personalismos son cruciales, no dejan margen de duda. Seg¨²n el sondeo difundido ayer por el diario Haaretz, el 62% de los votantes del Likud y el 42% de los del Partido Laborista optan ahora por Kadima. Al laborismo, que tambi¨¦n padece la huida de Sim¨®n Peres y otro par de diputados, se le conceden 22 esca?os, uno m¨¢s de los que tiene hoy. Sharon lanza las redes en todos los caladeros. Seis de cada 10 electores del Shinui, partido liberal y laico que cuenta hoy con 14 esca?os en la C¨¢mara, tambi¨¦n se decantan por unirse al reba?o.
La debacle del Likud comenz¨® a fraguarse en 2003. Sharon anunci¨® entonces su decisi¨®n de evacuar la franja de Gaza. 12 diputados de su partido, encabezados por Uzi Landau y Benjam¨ªn Netanyahu, lideraron una rebeli¨®n que adquiri¨® tonos agrios. El apoyo de 20 legisladores laboristas permiti¨® a Sharon ejecutar la retirada de la franja. Netanyahu desafi¨® a Sharon el pasado verano en el comit¨¦ central del partido. El jefe del Gobierno sali¨® airoso de milagro. Pero los revoltosos siguieron votando contra el Ejecutivo.
Sharon provoc¨® el 21 de noviembre un se¨ªsmo pol¨ªtico que apag¨® la fulgurante irrupci¨®n de Amir Peretz tras vencer a Sim¨®n Peres en las primarias laboristas. La fundaci¨®n de Kadima fue el detonante del hundimiento del partido. No es la ¨²nica raz¨®n. Los turbios manejos de sus ministros han calado en una sociedad acostumbrada hasta hace una d¨¦cada a observar c¨®mo los primeros ministros se retiraban a sus modestas viviendas.
Hace a?os Limor Livnat -hoy ministra de Educaci¨®n- se present¨® ingenua ante la Asamblea del Likud planteando una pregunta. "?Es que acaso estamos aqu¨ª para repartir los puestos?". "S¨ª", fue la respuesta a coro de los m¨¢s de 2.000 militantes. Algunos legisladores religiosos califican a Israel de Corruptist¨¢n. "El comit¨¦ central del Likud es el ente m¨¢s corrupto de la pol¨ªtica israel¨ª", asegura el profesor Mario Snadjder, de la Universidad Hebrea de Jerusal¨¦n. "Es el mensaje que quiere enviar Sharon: su alejamiento del comit¨¦ central".
Es previsible que a partir del 19 de diciembre, fecha en que elegir¨¢ al aspirante a primer ministro, el Likud sea capaz, ya con liderazgo definido, de mitigar el desastre que se avecina en los comicios del 28 de marzo. Porque el partido se escor¨® hacia la extrema derecha. Y entre los colonos airados por la evacuaci¨®n de Gaza y los que temen concesiones en Cisjordania hay tambi¨¦n donde recolectar.
Las tesis de los candidatos reflejan ese deslizamiento al extremismo. El ministro de Exteriores, Silvan Shalom, considera a Sharon un izquierdista; el de Agricultura, Israel Katz, condiciona cualquier devoluci¨®n de territorios a los palestinos a un refer¨¦ndum; el titular de Defensa, Saul Mofaz, amenaza con que la diplomacia debe dejar paso en el manejo del asunto nuclear iran¨ª; Netanyahu rechaza reintegrar los altos del Gol¨¢n a Siria o evacuar las colonias del valle del Jord¨¢n, y para Moshe Feiglin plantear la retirada de un cent¨ªmetro de los territorios ocupados es anatema.
Los nueve d¨ªas que quedan para las primarias a¨²n pueden deparar sorpresas. La propuesta de Katz de expulsar del partido "a quienes trabajan para Sharon" desde el interior del Likud huele a caza de brujas. Incluso encarnizados adversarios de Sharon se congratulan de que se salga con la suya. Yosi Sarid, veterano izquierdista y pacifista que acaba de abandonar la pol¨ªtica, escrib¨ªa esta semana: "Sharon debe ser alabado por sus acciones para destruir el comit¨¦ central del Likud... Es su modo de hacer las cosas. Primero construye para despu¨¦s destrozar".
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