Voluntad e inteligencia
AL D?A SIGUIENTE de que ETA confirmase la depuraci¨®n disciplinaria de seis veteranos dirigentes encarcelados, y pocas horas antes de que la banda terrorista hiciese estallar -sin v¨ªctimas- cinco bombas de escasa potencia en los alrededores de Madrid, el presidente del Gobierno expresaba en el Congreso la esperanza de que pudieran producirse avances sustanciales hacia la paz en el Pa¨ªs Vasco durante la actual legislatura. Sin embargo, no parece que los acontecimientos hayan marchado esta semana en esa direcci¨®n: abstracci¨®n hecha de que ETA no haya cometido ning¨²n asesinato desde el 30 de mayo de 2003 (la cincuentena de atentados perpetrados durante ese periodo no han arrojado v¨ªctimas mortales), la expulsi¨®n de los seis l¨ªderes condenados a largas de penas de prisi¨®n (Francisco M¨²gica Garmendia e Ignacio Arakama Mend¨ªa, entre otros), que se hab¨ªan pronunciado en agosto de 2004 a favor del abandono de la violencia, y la alarmista pirotecnia madrile?a, organizada en simb¨®lica coincidencia con el 27? aniversario constitucional, corroboran la decisi¨®n de la banda de mantener operativa su estructura armada. La perspectiva de un final dialogado de ETA -dibujada por la resoluci¨®n del Congreso de los Diputados de 17 de mayo- ceder¨ªa de esta forma su lugar a un fantasmag¨®rico cruce de mon¨®logos que la organizaci¨®n terrorista podr¨ªa aprovechar -como ocurri¨® durante la tregua de 1998 y las posteriores negociaciones con el Gobierno de Aznar- para recuperarse de los golpes recibidos y reagrupar fuerzas.
Las esperanzas del presidente en la posibilidad de avances sustanciales hacia la paz en el Pa¨ªs Vasco durante la actual legislatura quedan debilitadas por las ¨²ltimas acciones terroristas
El comunicado de la banda difundido el pasado noviembre tampoco dio argumentos para robustecer las ilusiones irenistas de Zapatero: la arrogante afirmaci¨®n seg¨²n la cual "corresponde a la clase pol¨ªtica espa?ola y francesa dar una respuesta positiva a la voluntad [de di¨¢logo] mostrada por ETA en los ¨²ltimos meses" invert¨ªa los papeles de los eventuales interlocutores y descargaba sobre los dos Estados -a uno y otro lado de los Pirineos- la obligaci¨®n de mover ficha en esa tenebrosa partida negociadora. La organizaci¨®n terrorista considera que respondi¨® ya a la declaraci¨®n del Congreso de 17 de mayo de 2005 con el anuncio de que dejaba en suspenso "las acciones armadas" contra los cargos electos y los responsables pol¨ªticos de los partidos espa?oles. ETA queda a la espera de un segundo movimiento del Gobierno de Zapatero, y tambi¨¦n de la intervenci¨®n de la "comunidad internacional" encargada de asegurar el derecho de autodeterminaci¨®n no s¨®lo del Pa¨ªs Vasco, sino tambi¨¦n de "otros pueblos peque?os de Europa".
La alusi¨®n a la cita hecha c¨¦lebre por Antonio Gramsci sobre la compatibilidad entre el optimismo de la voluntad y el pesimismo de la inteligencia a la hora de conseguir metas a la vez deseables e improbables s¨®lo cuadrar¨ªa con las declaraciones del presidente del Gobierno a prop¨®sito del Pa¨ªs Vasco si atendiese exclusivamente a sus contradicciones personales entre las querencias normativas esperanzadas y los razonamientos anal¨ªticos realistas; las cautelas de Zapatero sobre las dificultades de la tarea emprendida -"habr¨¢ que ir paso a paso y no ser¨¢ un camino de rosas"- expresar¨ªan tal vez ese dif¨ªcil equilibrio.
Sin embargo, la cuesti¨®n no son las actitudes psicol¨®gicas del presidente del Gobierno ante ese dilema, sino la correcci¨®n de sus decisiones pol¨ªticas, basadas sobre la privilegiada informaci¨®n confidencial que proporcionan primero los cuerpos de seguridad y que analiza despu¨¦s su ¨²nico destinatario en solitario. Sin acceso a esos datos reservados o secretos, cualquier juicio sobre la fiabilidad de los datos suministrados por los servicios de informaci¨®n y sobre el rigor l¨®gico, el buen sentido y el criterio prudencial de las inferencias realizadas por Zapatero acerca de una eventual disoluci¨®n de ETA a corto o medio plazo resultar¨ªa aventurado; la imposibilidad de respaldar o de rechazar de manera responsable un diagn¨®stico pol¨ªtico que descansa -por definici¨®n- sobre informaciones cuyo conocimiento es negado al com¨²n de los mortales, excluye tanto la fe del carbonero exigida por el presidente del Gobierno a la sociedad como el burl¨®n escepticismo de la oposici¨®n.
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