El caviar, de los cosacos al an¨¢lisis de ADN
A pesar del inter¨¦s por recuperar el esturi¨®n, el conocimiento de su biolog¨ªa sigue siendo escaso
La historia de la expansi¨®n de Rusia hacia el sur es la del amor de unos cosacos por un pez prodigioso. Estos soldados de caballer¨ªa recibieron del zar Pedro I el Grande (1672- 1725) la orden de conquistar, por sus propios medios, regiones r¨ªo abajo del Volga y el Ural. Con la llegada a territorios m¨¢s templados surgi¨® un aliado en la penuria, el esturi¨®n, su principal fuente de ingresos desde entonces. Los cosacos prohib¨ªan tocar las campanas junto a los r¨ªos para no intimidarlo durante el desove. Incluso designaron un jefe cient¨ªfico, Nikol¨¢i Borodin, a quien sufragaron estudios de biolog¨ªa en la Europa occidental. A sus conocimientos se debe que en 1869 se consiguiera criar por inseminaci¨®n artificial al pez que produc¨ªa el lucrativo manjar negro.
El an¨¢lisis de ADN de una sola hueva permitir¨¢ determinar si es caviar beluga o no
"Aquel cient¨ªfico ya ten¨ªa problemas de financiaci¨®n", bromea el investigador ruso ?gor A. Burtsev, experto en esturiones que ha participado en la I Reuni¨®n Internacional sobre Biolog¨ªa, Conservaci¨®n y Desarrollo Sostenible de los Esturiones del Sur de Europa, que ha reunido en Granada a m¨¢s de 100 especialistas de Europa occidental, Rusia y Estados Unidos.
"Los cosacos demostraron una enorme conciencia ecol¨®gica", a?ade el especialista ruso, heredero de una tradici¨®n conservacionista que se interrumpi¨® con el desmoronamiento de la URSS, en 1991. Como explica el director del Departamento de I+D de la piscifactor¨ªa Sierra Nevada en Riofr¨ªo (Granada), Alberto Domezain, "la URSS explotaba los esturiones pero manten¨ªa las especies en buen estado porque repoblaba continuamente. Con la ca¨ªda del poder sovi¨¦tico, se dej¨® de encarcelar, incluso fusilar, a los contrabandistas". La consiguiente sobreexplotaci¨®n hizo que en un solo ciclo biol¨®gico -15 a?os- varias especies de esturiones llegaran al borde de la extinci¨®n.
Estas lamentables condiciones ecol¨®gicas llevaron a CITES a recomendar en junio de 2001 la suspensi¨®n del comercio de todos los productos derivados del esturi¨®n procedentes de los pa¨ªses ribere?os del mar Caspio: Azerbaiy¨¢n, Kazajst¨¢n, Turkmenist¨¢n y Rusia; Ir¨¢n no suscribi¨® la recomendaci¨®n. Gracias a la moratoria y a nuevos esfuerzos de repoblaci¨®n, la recuperaci¨®n del esturi¨®n en la zona puede ser un ¨¦xito, aunque el mercado seguir¨¢ durante tiempo desabastecido de caviar del mar Caspio, lo que aumenta el inter¨¦s econ¨®mico del esturi¨®n en otras zonas.
Las poblaciones de esturi¨®n tambi¨¦n han mermado hasta casi desaparecer en los r¨ªos de la Europa occidental. En Espa?a, el ¨²ltimo esturi¨®n -un sollo del Guadalquivir- se captur¨® en los a?os setenta. Produc¨ªa el preciado caviar beluga. Ya entonces hac¨ªa a?os que la especie hab¨ªa desaparecido de otros r¨ªos del sur de Europa. Hoy apenas subsisten algunas poblaciones exiguas en el r¨ªo Po (Italia) y en Albania. En Espa?a, se cr¨ªa en cautividad, adem¨¢s de en Riofr¨ªo, en el Valle de Ar¨¢n (Lleida).
Sin embargo, el mundo cient¨ªfico ofrece buenas perspectivas a la recuperaci¨®n del esturi¨®n en la Europa meridional. La ¨²ltima novedad relevante data de octubre de 2004, cuando dos investigadores de la Universidad de Granada -el genetista Manuel Ruiz Rej¨®n y el experto en medicina legal Jos¨¦ Antonio Lorente- demostraron, obteniendo informaci¨®n del ADN, bastante da?ado, de muestras conservadas, que una especie de esturi¨®n, Acipenser sturio, no era la ¨²nica de los r¨ªos espa?oles, como se pensaba. Convivi¨® con otra especie, A. naccarii, que se ten¨ªa por exclusiva del mar Adri¨¢tico. El caso es que el A. sturio es una especie muy delicada. "En cautividad, el A. sturio no llega a superar la fase de alev¨ªn", indica Ruiz Rej¨®n, "y no sabemos por qu¨¦". Sabiendo que el A. naccarii, que se cr¨ªa mejor en cautividad, tambi¨¦n era oriundo del Guadalquivir, las esperanzas de ver esturiones remontando de nuevo el cauce del r¨ªo andaluz aumentan.
Pero antes de que la repoblaci¨®n sea una realidad, queda a¨²n mucho por saber de este "f¨®sil viviente", como lo define el investigador franc¨¦s Patrick Williot. Para recuperarlo, "
intentamos generar en cautividad reservas que salvaguarden las especies, y los probamos en aguas de diferente salinidad", se?ala Williot, que coordina un proyecto en el estuario de Gironde, junto a Burdeos. No oculta su escepticismo, sin embargo: "Apenas recibimos financiaci¨®n; individuos, quedan pocos, y pr¨¢cticamente no se tienen datos biol¨®gicos".
Pero el conocimiento del esturi¨®n tambi¨¦n se enfrenta a retos t¨¦cnicos, como "obtener ADN de muestras muy peque?as, incluso de una sola hueva, para identificar de qu¨¦ especie se trata". As¨ª lo se?ala el zo¨®logo Jos¨¦ Antonio Hernando, de la Universidad de C¨¢diz. Adem¨¢s, en la mayor¨ªa de los estudios se analiza el ADN de la mitocondria (el motor energ¨¦tico de la c¨¦lula), que es m¨¢s abundante y resiste mejor a los an¨¢lisis. Pero este ADN es un calco del de la madre y hace imposible distinguir en todos los casos un ejemplar puro de un h¨ªbrido de dos especies distintas.
"La hibridaci¨®n natural y artificial es corriente en los esturiones", a?ade Ruiz Rej¨®n. "El ADN mitocondrial de un h¨ªbrido de una hembra beluga y un macho ruteno nos da que es beluga puro, cuando no lo es". Esto es, un caviar mucho m¨¢s caro. Para el genetista granadino, entre un 15% y un 20% del caviar etiquetado beluga, "sencillamente no es aut¨¦ntico". Se hace preciso entonces utilizar marcadores gen¨¦ticos del n¨²cleo de la c¨¦lula, que s¨ª aportan informaci¨®n del padre y de la madre. En concreto, se estudian los microsat¨¦lites, unas regiones del genoma formadas por repeticiones de secuencias cortas de nucle¨®tidos, los ladrillos qu¨ªmicos del ADN. El n¨²mero de repeticiones puede ser muy variable de un individuo a otro y ayuda por tanto a caracterizarlo.
?Qu¨¦ lleva a un investigador a dedicar su vida a una sola especie? Para Burtsev, el esturi¨®n es "muy atractivo". Williot lo define como "potente", aunque presa f¨¢cil: "No sabe zafarse de un simple matojo de hierbas". Ambos reconocen ignorar c¨®mo puede resistir a las infecciones, aun perdiendo parte del exoesqueleto que lo cubre; qu¨¦ le permite subsistir en aguas con una tasa de ox¨ªgeno asfixiante para la mayor¨ªa de las especies o por qu¨¦ su coraz¨®n, similar al de los vertebrados hasta su nacimiento, recupera una primitiva forma tubular despu¨¦s. Los cient¨ªficos esperan que estas cuestiones encuentren respuesta dentro de una iniciativa com¨²n europea que a¨²ne todos los esfuerzos por su recuperaci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.