El presidente espa?ol multiplica sus reuniones

El presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, fue ayer uno de los actores del drama que se representa en Bruselas, un personaje en el pu?ado de figuras que estuvieron en las negociaciones: el presidente franc¨¦s, Jacques Chirac; la canciller alemana, Angela Merkel; el presidente del Consejo de Ministros italiano, Silvio Berlusconi, y el presidente del Gobierno polaco, Kazimierz Marcinkiewicz, bajo la direcci¨®n del brit¨¢nico Tony Blair, como presidente de turno de la Uni¨®n.

Con todos ellos se reuni¨® Blair; en el caso de Chirac y Merkel, varias veces. Zapatero mantuvo tres encuentros bilaterales con Chirac para debatir la propuesta, pero, como dej¨® claro el presidente franc¨¦s, la negociaci¨®n b¨¢sica fue franco-alemana y con ese mismo sello defini¨® la denominaci¨®n de origen de la oferta que centr¨® las negociaciones.

El presidente espa?ol tambi¨¦n fue recibido por Blair y, adem¨¢s de con Chirac, se vio con Merkel, con Marcinkiewicz y con todos los dem¨¢s l¨ªderes del Este, menos los b¨¢lticos. Tuvo, pues, una actividad destacada, con un perfil muy distinto de la fracasada cumbre de junio, cuando rehuy¨® los focos y escatim¨® las entrevistas bilaterales.

El cambio de estrategia responde a las nuevas circunstancias de un esfuerzo m¨¢s decidido de los Veinticinco por precipitar el acuerdo, que no admite situaciones pasivas por parte del portavoz del "problema espa?ol", clave en estos presupuestos. Pero deriva, sobre todo, de una mala experiencia, que fue muy criticada en su momento.

Los negociadores espa?oles reconocieron en junio que el entonces presidente de turno, el luxemburgu¨¦s Jean-Claude Junckers, les hab¨ªa asegurado que tendr¨ªan lo que ped¨ªan y que, hasta entonces, se estuvieran quietos. Que dejaran todas las gestiones en sus manos. Cuando lleg¨® la propuesta final, los espa?oles se sintieron enga?ados y la rechazaron. Seguramente prometieron no volver a fiarse de nadie en estos tratos. Y la presidencia brit¨¢nica lo ha entendido.