"Se nos fue la mano"
Los tres j¨®venes acusados de quemar viva a una indigente en un cajero autom¨¢tico de Barcelona confiesan su crimen
"Se nos fue la mano", acabaron confesando ayer entre l¨¢grimas los tres muchachos acusados de quemar viva a una indigente en Barcelona la semana pasada. Sus primeras declaraciones han permitido a la polic¨ªa auton¨®mica reconstruir una noche de fiesta s¨®rdida, que empez¨® en la barra de un bar en el popular barrio de Gr¨¤cia, donde sol¨ªan coincidir casi a diario, y que acab¨® convirti¨¦ndose en un crimen en el interior de un cajero autom¨¢tico de La Caixa.
"No quer¨ªamos hacerle tanto da?o", continuaron repitiendo una y otra vez, hasta la saciedad, tratando as¨ª de justificar los insultos, los primeros golpes y la decisi¨®n de rociar el cuerpo de la indigente con algo que les hab¨ªa parecido ser gasolina y que en realidad era un disolvente altamente combustible.
El Ayuntamiento se presentar¨¢ como acusaci¨®n particular en el proceso judicial
Juan Jos¨¦ M. R., de 16 a?os, el menor de los tres detenidos, es hijo ¨²nico de una familia deshilvanada. Su padre lo abandon¨® cuando era peque?o y su madre, una obrera manual, se encuentra desde hace varios meses en paro. Este a?o decidi¨® abandonar los estudios, tras anunciar su intenci¨®n de trabajar como pe¨®n de alba?il por las ma?anas y hacer cursos de inform¨¢tica por las tardes. Mientras esperaba el momento adecuado para incorporarse al mundo laboral, pasaba sus horas jugando con la consola.
Por la noche "iba a dar una vuelta con sus amigos", asegura su madre, que interrumpe de pronto la conversaci¨®n y cierra de golpe la puerta de su casa, no sin antes asegurar que su hijo "ha sido v¨ªctima de un enga?o" de los otros dos adultos, que le prometieron, dice, dinero si les ayudaba a acosar a la indigente y consegu¨ªa de ella que corriera el pestillo del cajero, en el que se hab¨ªa atrincherado. El juez ha ordenado su ingreso en un centro de menores.
La trayectoria familiar de este adolescente, de origen humilde, se contrapone con la de sus otros dos compa?eros. Ricard P. B. y Oriol P. S., ambos de 18 a?os, son vecinos de un mismo barrio, miembros de lo que se denomina una clase social normal, detr¨¢s de cuyo eufemismo se esconde un curr¨ªculo escolar irregular, una cierta pereza intelectual y una desmesurada ambici¨®n por triunfar en la vida sin dar gran cosa a cambio. Quienes les conocen aseguran adem¨¢s que se trata de "chicos finos".
Sus vidas privadas permanec¨ªan ayer custodiadas por empleados encargados de las respectivas fincas donde viv¨ªan y por abogados de pago. Los dos se han negado a declarar ante los agentes. Hoy, la polic¨ªa auton¨®mica los entregar¨¢ al juzgado de guardia. Todo hace presumir que dictar¨¢ una orden de prisi¨®n incondicional.
El Ayuntamiento de Barcelona decidi¨® anoche presentarse como acusaci¨®n particular en la causa judicial seguida contra los tres muchachos. En declaraciones a la agencia Efe, la concejal Katy Carreras-Moysi asegur¨® que con esta acci¨®n el consistorio trata de defender los intereses de la indigente asesinada. Carreras mostraba ayer su confianza en que la justicia sea "implacable" y que "un hecho as¨ª, que ha conmocionado la opini¨®n p¨²blica, no se vuelva a repetir".
Hace ahora tres a?os, coincidiendo con el d¨ªa de Navidad, un indigente fue asesinado de manera similar por un grupo de j¨®venes en la calle de Valldonzella, en pleno centro de la ciudad. En aquella ocasi¨®n, el mendigo fue quemado vivo por la combusti¨®n de un l¨ªquido inflamable que le fue arrojado por uno de los muchachos. El crimen qued¨® impune despu¨¦s de que fuera absuelto por un tribunal popular el ¨²nico acusado, un joven que apenas hab¨ªa cumplido 21 a?os.
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