?lvaro Llopis, cient¨ªfico exiliado
Experto en epidemiolog¨ªa, fue asesor de la OMS y profesor en Venezuela
?lvaro Llopis Lamela nos ha dejado en Madrid despu¨¦s de un largo exilio en Venezuela y un breve pero emocionante regreso a Espa?a. Su memoria merece ser recordada por dos razones p¨²blicas, m¨¢s all¨¢ de los sentimientos que su desaparici¨®n despierta en los amigos que todav¨ªa le quedaban.
Despu¨¦s de un primer exilio en Francia junto a su familia, este antiguo alumno de la Instituci¨®n Libre de Ense?anza volvi¨® a Madrid terminado el bachillerato franc¨¦s. Como estudiante de Medicina refund¨® en la clandestinidad en el a?o 1945 la FUE (Federaci¨®n Universitaria Escolar) con Carmelo Soria, Manuel Lamana y yo mismo, entre tantos otros. Todav¨ªa recuerdo las gestiones que hicimos juntos ante Gregorio Mara?¨®n, Jos¨¦ Ortega y Gasset y Te¨®filo Hernando, separados de sus c¨¢tedras pero no exiliados, para tratar de sumarles a la acci¨®n contra un r¨¦gimen en entredicho y por momentos tambaleante en aquellos meses. Salvo Hernando, los otros dos no juzgaron oportuno servirse de nuestro apoyo.
Nuestra actividad prosigui¨® sin encerrarnos en los claustros. Nuestro objetivo no era solamente pol¨ªtico, aunque fuera insoslayable, sino tambi¨¦n cultural. De ah¨ª surgi¨® la idea en Carmelo, de publicar Pueblo cautivo, un libro de poemas sangrantes de un estudiante de la FUE de Filosof¨ªa y Letras, Eugenio de Nora, luego gran poeta, con dibujos de ?lvaro Delgado, amigo de Carmelo v¨ªctima ¨¦ste como es bien sabido de la vesania de Pinochet.
En Espa?a pod¨ªan imprimirse octavillas con todos los riesgos propios de la clandestinidad, pero no libros. ?lvaro cruz¨® los Pirineos en septiembre de 1946 para asistir al congreso de la Uni¨®n Internacional de Estudiantes de la que esperamos respaldo y ayuda. Bajo su brazo llevaba por el monte -lo que no deja de ser un cruce original- los textos y las ilustraciones del libro que fue finalmente impreso y difundido en Francia. Ejemplo de la resistencia cultural interior ha merecido varias reediciones recientes. Del brazo de ?lvaro los originales volvieron a Espa?a hace un par de a?os desde Venezuela donde permanecieron en su custodia. Fueron depositados en el archivo de la Residencia de Estudiantes, la instituci¨®n m¨¢s af¨ªn al esp¨ªritu de la FUE.
Despu¨¦s de que los directivos de la FUE fu¨¦ramos detenidos en Madrid en marzo de 1947, ?lvaro no pudo volver a Espa?a y tuvo que buscar refugio en Venezuela, donde su condici¨®n de m¨¦dico facilit¨® su entrada. Su actividad profesional tuvo un car¨¢cter eminentemente social. Particip¨® en las campa?as de erradicaci¨®n y vacunaci¨®n de la fiebre amarilla, en particular en las zonas ind¨ªgenas del Amazonas.
Por su experiencia, la Organizaci¨®n Mundial de la Salud le llam¨® a su sede en Washington, donde residi¨® varios a?os como asesor de las campa?as epidemiol¨®gicas de Am¨¦rica Latina y como consultor de vigilancia.
A su regreso a Venezuela contribuy¨® a crear la Escuela de Salud P¨²blica de la Universidad Central de Venezuela donde form¨® varias promociones de m¨¦dicos higienistas y epidemi¨®logos. Hasta su jubilaci¨®n tard¨ªa, como profesor de Epidemiolog¨ªa y Bioestad¨ªstica sigui¨® formando ingenieros sanitarios en la misma Universidad.
Llopis es considerado uno de los impulsores del uso de modelos matem¨¢ticos en epidemiolog¨ªa. Con varios colegas public¨® el libro esencial en esta materia, The Challenge of Epidemiology, traducido al castellano en 1998 Llopis trabaj¨® asimismo de asesor en diversos cargos para el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social de Venezuela. Fue presidente de la Sociedad Venezolana de Salud P¨²blica y miembro de la Asociaci¨®n Internacional de Epidemiolog¨ªa.
?lvaro Llopis deja a los 83 a?os un rico legado cient¨ªfico, pol¨ªtico y sobre todo humano que entronca con las mejores tradiciones espa?olas.
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