El ejemplar triunfo del C¨®digo
Sobre Mariano Puerta ha ca¨ªdo con todo su rigor, y dureza aparejada, el C¨®digo Mundial Antidopaje, la norma nacida para unificar las sanciones y los procesos a la que tanto la ATP como la WTA se adhirieron en los ¨²ltimos meses y a la que la Federaci¨®n Internacional de Tenis (ITF) se ha sometido entusi¨¢ticamente para acabar de una vez con las acusaciones de laxitud que le hab¨ªan sacudido. Es, en todos los sentidos, una sanci¨®n ejemplarizante.
Para su desgracia, y pese a las muestras de compasi¨®n con que el tribunal independiente de la ITF le notific¨® su sentencia, Puerta es la primera v¨ªctima necesaria de un acuerdo entre todas las organizaciones deportivas y gubernamentales que consideran al dopaje una de las plagas de los tiempos que corren y uno de los graves peligros que pueden acabar con el deporte tal como es.
Demasiado todo ello quiz¨¢s para un tenista cuya mayor falta, como explica la sentencia, es no haber tenido el cuidado m¨¢s extremo para vigilar todo lo que entraba en su cuerpo; para castigar el uso de una m¨ªnima dosis de un producto, el viejo conocido Efortil, que, seg¨²n tambi¨¦n reconoce la sentencia, no tuvo efectos positivos sobre su rendimiento en la final que perdi¨® con Nadal.
Quiz¨¢s abrumado por la carga que supone para sus hombros la aplicaci¨®n pura y dura de lo que estipula el C¨®digo -sanci¨®n a perpetuidad para un segundo positivo, a menos que el deportista pueda demostrar que no hubo falta o culpa significativa en su proceder, como logr¨® Puerta, en cuyo caso es de ocho a?os-, el tribunal ad hoc,tras reconocer que la sanci¨®n es dura y que le duele imponerla, termina sus consideraciones deseando que Puerta recurra ante el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS) para que sea este ¨®rgano, establecido en Lausana (Suiza) el que siente jurisprudencia sobre un C¨®digo que seg¨²n los especialistas va a tener muchos problemas para imponerse en todos los deportes.
Se supone, de todas maneras, que Puerta acudir¨¢ a Suiza con una disculpa para su despiste m¨¢s cre¨ªble que la que esgrimi¨® en Londres ante el tribunal, y en la que mezclaba la menstruaci¨®n de su esposa Sol, la hipotensi¨®n que tal situaci¨®n le produce, su necesidad de tomar Efortil para combatirla, los nervios previos a la final y un vaso en el que quedaban a¨²n restos de Efortil y en el que verti¨®, inadvertidamente, agua de su botella.
No hay quien se lo crea, dijo el tribunal, pero tampoco importa tanto. "Sabemos que tom¨® Efortil de su mujer, y que lo hizo sin darse cuenta, pero dada su situaci¨®n ten¨ªa que haber extremado las precauciones, y no lo hizo".
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