Sones y trazos

Para celebrar el fin de a?o, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sof¨ªa ha propuesto a sus Amigos y al p¨²blico en general ligar la m¨²sica a las artes pl¨¢sticas: Debussy con Juan Gris, Hilda Paredes con Gabriel Orozco, Charles Ives con Alfred Stieglitz y John Adams con Dennis Oppenheim. El programa resultaba ser una suma de casi estrenos para muchos oyentes, que se encontraron con obras muy distintas, todas de una modernidad bien viva -algunas precisamente por ser ya cl¨¢sicas- y todas muy sugerentes por s¨ª mismas.

Del Preludio a la siesta de un fauno, de Debussy, se ofreci¨® el arreglo de Benno Sachs para la Sociedad de Privada de Conciertos, de la que era organizador Arnold Sch?nberg. El resultado es un tanto p¨¢lido y la sensualidad de la escena -m¨¢s a¨²n si el tempo se retiene tanto- queda como petrificada. La obra de Hilda Paredes -Demente cuerda- es un exigente y atractivo trabajo para arpa y conjunto instrumental en el que se luci¨® Luisa Domingo.

Central Park in the dark, de Ives, es sencillamente genial, una maravillosa locura escrita a principios del siglo XX y que sigue sorprendiendo como, me imagino, la primera vez. La Sinfon¨ªa de c¨¢mara de John Adams suele irritar menos de lo usual a los denostadores habituales de la obra del americano. La suma de sus pretextos -Sch?nberg y la m¨²sica de las series televisivas de dibujos animados- da como resultado una partitura en la que el minimalismo se atempera y surge una brillantez t¨ªmbrica muy atractiva. El Grup Instrumental de Val¨¨ncia, dirigido con estupendo criterio por Joan Cerver¨®, respondi¨® a su excelente y merecida reputaci¨®n.