Euroimplosi¨®n
"Europa se salva del desastre", fue el mensaje enga?oso de los medios de comunicaci¨®n sobre el ¨²ltimo Consejo Europeo, cuando deb¨ªa haber titulado: "Europa marcha atr¨¢s". En efecto, despu¨¦s de 48 horas de forcejeo verbal, cada cual sigue acampado en sus posiciones y el debate pol¨ªtico reducido a aritm¨¦tica de tenderos. Se trataba de aumentar el volumen del gasto comunitario por encima del 1,03% del PIB de los pa¨ªses miembros, para hacer frente a las necesidades de las pol¨ªticas de la Uni¨®n y a los compromisos con las regiones m¨¢s pobres y con los nuevos pa¨ªses.
Se trataba tambi¨¦n de establecer pautas m¨¢s equilibradas sobre la contribuci¨®n de unos y otros y de fijar, las prioridades para atribuir los recursos disponibles a sectores, pol¨ªticas y proyectos. En su lugar, la defensa ac¨¦rrima del cheque brit¨¢nico por parte del Reino Unido y la intransigente posici¨®n de Francia a replantear el tema de la PAC agotaron tiempos y energ¨ªas e impidieron que se entrase en los temas capitales. El resultado ha sido un aumento de 16 millardos frente a los 120 esperados y un porcentaje del PIB que pasa del 1,03% al 1,045% lejos del 1,06% que hab¨ªa propuesto la presidencia luxemburguesa y muy lejos del 2% que se hab¨ªa considerado necesario para el relanzamiento de la construcci¨®n europea.
La ayuda a la integraci¨®n de los nuevos pa¨ªses ha quedado reducida a 157 millardos de euros, cuando su cuant¨ªa m¨ªnima se hab¨ªa evaluado en 560. Esta cicater¨ªa es consecuencia de la resistencia de los Estados a acrecentar su contribuci¨®n, estimulada por la cerraz¨®n del Reino Unido a considerar cualquier rebaja de su cheque compensatorio. En este punto lo m¨¢s inadmisible de la posici¨®n de Tony Blair es que, despu¨¦s de haber exhibido en el Parlamento Europeo su militantismo europeo, fue durante el Consejo, y desde la presidencia que ostentaba, el obst¨¢culo m¨¢s insalvable para cualquier tipo de aumento de los recursos comunitarios. Incluida la contribuci¨®n a los nuevos pa¨ªses, que considera sus aliados privilegiados, de los que es celoso guardi¨¢n de su atlantismo y de cuya incorporaci¨®n a la Uni¨®n fue ariete principal.
Lo que plantea no s¨®lo el problema de las mentiras de los Estados, sino sobre todo de su por qu¨¦. Las mentiras de Bush son siempre falsedades interesadas para apoyar sus designios pol¨ªticos, pero ?qu¨¦ hay detr¨¢s del cinismo europeo de Blair? Sin duda, oponerse a la Europa pol¨ªtica y construir un gran espacio econ¨®mico.
Los ¨²ltimos impulsos brit¨¢nicos a la negociaci¨®n con Macedonia y, con car¨¢cter m¨¢s general, la incorporaci¨®n de la totalidad de los Balcanes y de los flecos surorientales de la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica a la Uni¨®n Europea, se sit¨²an en esa l¨ªnea. Su sue?o ser¨ªa un macromercado de 40 pa¨ªses, pol¨ªticamente ingobernable y s¨®lidamente anclado en el atlantismo. Pero ?qu¨¦ cabe oponer a ese seudoeurope¨ªsmo ancilar y en retirada? La ausencia de grandes l¨ªderes pol¨ªticos de convicciones europeas deja la contienda al albur de los Estados.
La actual fragilidad el t¨¢ndem Alemania-Francia, el desmoronamiento pol¨ªtico del Benelux, con los Pa¨ªses Bajos m¨¢s proamericanos que nunca y desenganchados de la tr¨ªada que, desde 1944, era el m¨¢s firme baluarte del proyecto pol¨ªtico europeo y de la Europa federal, con Escandinava y los pa¨ªses reci¨¦n incorporados dubitativos y tibios y con el reciente bache constitucional, no va a ser f¨¢cil salir del par¨®n europeo. La primera tarea debe consistir en retomar la institucionalizaci¨®n de la Uni¨®n y a dicho fin el Parlamento Europeo ha confiado a Andrew Duff y a Johannes Voggenhuber, liberal brit¨¢nico y verde austriaco respectivamente, la preparaci¨®n de un informe en el que proponen que, en la primavera de 2006, tenga lugar un foro en el que se discutan los an¨¢lisis de los Parlamentos franc¨¦s y holand¨¦s y se establezca una l¨ªnea de conducta que permita decidir cual de las tres opciones -abandono, modificaci¨®n o nueva redacci¨®n completa- debe retenerse. Guy Verhofstadt en su reciente libro Los Estados Unidos de Europa, identificado con Jean-Claude Juncker, propone la creaci¨®n de dos grupos de Estados, dentro de un mismo marco com¨²n: uno de los que apuestan por los Estados Unidos de Europa partiendo de los que forman ya la Eurozona, y otro que re¨²ne a los restantes en una organizaci¨®n de los Estados Europeos. Tal vez sea esa la v¨ªa.
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