La paz de los babuinos
Los dem¨®cratas de las numerosas autocracias que hay todav¨ªa en el mundo se dar¨ªan con un canto en los dientes si consiguieran derrocar al tirano y celebrar elecciones. En casi todo el mundo ¨¢rabe, sin ir m¨¢s lejos. Estados Unidos ha conseguido en Irak que se produjeran ambas cosas: el tirano est¨¢ sentado en el banquillo y la poblaci¨®n iraqu¨ª acaba de acudir a las urnas el 15 de diciembre por tercera vez en un a?o (dos para las elecciones generales y otra m¨¢s para aprobar la Constituci¨®n). A la vista de la alta participaci¨®n, no hay muchas dudas de que la poblaci¨®n iraqu¨ª ten¨ªa ganas de voto, despu¨¦s de una larga historia de ayuno completo.
Es evidente para los kurdos, que no han hecho m¨¢s que obtener buenos resultados desde la invasi¨®n norteamericana. Uno de sus l¨ªderes, Yalal Talabani, es el presidente de Irak. Son imprescindibles en cualquier combinaci¨®n pol¨ªtica. Y han reforzado el poder sobre el territorio norte?o donde se asienta el grueso de su poblaci¨®n. Pr¨¢cticamente se ha alcanzado el objetivo pol¨ªtico que planteaban sus principales partidos, obtener alg¨²n d¨ªa un Estado kurdo independiente o en su defecto contar como ciudadanos de primera categor¨ªa, con pleno reconocimiento de sus diferencias y de su autogobierno, en un Irak federal.
Para los partidos chi¨ªes confesionales, el proceso es tambi¨¦n positivo. Siempre hab¨ªan sido considerados como una minor¨ªa en Irak y en todos los Estados ¨¢rabes, y ahora ser¨¢n el grupo mayoritario del nuevo parlamento, despu¨¦s de contar con mayor¨ªa absoluta en el anterior que elabor¨® la Constituci¨®n. Si Irak sigue existiendo, ser¨¢ un pa¨ªs ¨¢rabe de hegemon¨ªa chi¨ª, el primero en la historia. Kurdos y chi¨ªes han sido decisivos en la elaboraci¨®n de la Constituci¨®n y en el modelado del nuevo Irak federal, dividido por fronteras ¨¦tnico-religiosas, y lo seguir¨¢n siendo en cuanto empiece a dar sus primeros pasos. El reto actual estriba en la incorporaci¨®n de los perdedores del proceso electoral y pol¨ªtico iraqu¨ª, y ¨¦stos son los grupos laicos de todo bordo y sobre todo los ¨¢rabes sun¨ªes, que han sido hegem¨®nicos en toda la historia de Irak, incluyendo la dictadura, y se encuentran ahora en situaci¨®n marginal, en la vida pol¨ªtica y militar, y no quieren quedarse tambi¨¦n marginados de los futuros beneficios del petr¨®leo.
Si hubiera que evaluar la decisi¨®n de invadir Irak meramente por estos resultados, Bush no obtendr¨ªa una mala nota. Lo m¨¢s positivo es que los iraqu¨ªes, a pesar de la guerra civil larvada que se cobra cada d¨ªa decenas de muertes, han empezado a tomar el camino de la pol¨ªtica. Pero lo han hecho en un terreno de juego muy escabroso: el Estado en construcci¨®n est¨¢ organiz¨¢ndose con criterios ¨¦tnico-religiosos. La corrupci¨®n ha llegado casi antes que cualquier tipo de Administraci¨®n. Todo se recupera muy lentamente, empezando por la econom¨ªa. Y desde Washington se nota que hay prisas para una iraquizaci¨®n, que permitir¨ªa traspasar la seguridad en tierra al nuevo Ej¨¦rcito iraqu¨ª y sustituir el trabajo de los soldados norteamericanos por vigilancia y bombardeos a¨¦reos.
Despu¨¦s de tanta sangre y tanto sufrimiento, se abre un portillo de esperanza que se llama pol¨ªtica, a pesar de que en Irak tenga ahora un componente comunitario muy fuerte. Para entender todo ello podr¨ªan servir las teor¨ªas de un neuroendocrin¨®logo, Robert Sapolsky, de notoriedad mundial por sus estudios sobre los babuinos de las sabanas del Serengueti, al que ha acudido la revista Foreign Affairs (A Natural History of Peace, enero-febrero de 2006) para aclarar nuestras ideas sobre la guerra y la paz. La especie humana tiene m¨¢s en com¨²n con los primates violentos que con los pac¨ªficos, pero no es la ¨²nica que organiza la violencia colectivamente. No somos ¨²nicos en hacer la guerra, pero tampoco lo somos en la reconciliaci¨®n y la cooperaci¨®n. La cultura tiene un papel en estos comportamientos: Sapolsky narra un experimento en el que se demuestra que milenios de diferencias gen¨¦ticas entre dos especies de primates y una vida entera con un rol social importante pueden revertirse completamente en una hora de convivencia entre hembras de estas dos especies distintas de babuinos. Una consecuencia es que el combate no es, para el cient¨ªfico, el ¨²nico camino de selecci¨®n en la evoluci¨®n de las especies.
Sapolsky corrige as¨ª el darwinismo, pero lanza, sobre todo, un dardo envenenado a ciertos partidarios del darwinismo social que son los mismos, curiosamente, que quieren abolir la ense?anza de la evoluci¨®n de las especies: "Raramente los machos dominantes son particularmente agresivos, y cuando utilizan la violencia es que est¨¢n empezando a perder su posici¨®n de dominio. En realidad, mantener la posici¨®n dominante requiere inteligencia social y control de los impulsos, la habilidad de formar coaliciones prudentes, mostrar tolerancia hacia los subordinados e ignorar la mayor¨ªa de las provocaciones".
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