Norman Vaughan, explorador
Particip¨® en la expedici¨®n de Richard Byrd al Polo Sur en 1928
Norman Dane Vaughan, uno de los exploradores que atraves¨® el Polo Sur en la hist¨®rica expedici¨®n encabezada por Richard E. Byrd entre 1928 y 1930, falleci¨® el pasado d¨ªa 24 de diciembre por causas naturales. Acababa de cumplir los 100 a?os.
Criado en Salem, Massachussets, desde muy peque?o aliment¨® su pasi¨®n por la aventura leyendo libros sobre exploradores como Amundsen y a pesar de haberse matriculado en Harvard, abandon¨® los estudios a la primera oportunidad. Desde muy joven se hab¨ªa especializado en entrenar perros, y gracias a ese conocimiento pudo emprender su primer viaje, junto al misionero sir Wilfred Grenfell, en 1925.
Dos a?os m¨¢s tarde le¨ªa en el peri¨®dico que Byrd estaba preparando una expedici¨®n al Polo Sur as¨ª que se present¨® ante ¨¦l y le ofreci¨® sus servicios: entrenar y dirigir a los 97 perros que les ayudar¨ªan a atravesar el continente y a cargar con las 650 toneladas de provisiones y materiales necesarias para el viaje. "Le promet¨ª trabajar gratis si me llevaba con ¨¦l... y lo hizo", contar¨ªa a?os m¨¢s tarde. El objetivo de aquella expedici¨®n, que dur¨® 18 meses, era recoger muestras geol¨®gicas y animales y tambi¨¦n realizar el primer vuelo sobre la Ant¨¢rtida, objetivos que cumplieron con ¨¦xito pese a las dificultades del viaje.
Para sobrevivir comieron ballena, ping¨¹ino y foca y durmieron a la intemperie a 20 grados bajo cero "escuchando como la respiraci¨®n se congelaba". Sin embargo, Vaughan siempre recordar¨ªa aquel viaje, el ¨²ltimo en el que se utilizar¨ªan perros para explorar el continente, como la mejor aventura de su vida, de la que dej¨® constancia en los libros With Byrd at the bottom of the world y My life of adventure.
Durante una entrevista en 2000 Vaughan recordar¨ªa: "La amplitud del continente fue lo m¨¢s impresionante. El horizonte siempre era el mismo. Era un clima espiritual porque te dabas cuenta de lo peque?o que eras sobre la Tierra y de lo grande que era la Ant¨¢rtida. El fr¨ªo parec¨ªa la mano de Dios presionando sobre ti para evitar que te volvieras loco", declar¨® a The Financial Times.
Sin embargo, aquella no fue ni mucho menos la ¨²ltima aventura de su vida. En 1994, para celebrar su 89 cumplea?os, este aventurero incombustible subi¨® los 3.140 metros de la monta?a Vaughan, bautizada as¨ª en su honor por Byrd durante su viaje a la Ant¨¢rtida. Era la primera vez que una monta?a y su monta?ero hom¨®nimos se encontraban. "La vista desde su cima no defraud¨® mis sue?os", dijo despu¨¦s. Uno de sus planes con vistas a su cumplea?os n¨²mero 100 era volver a subirla y beberse un vaso de champ¨¢n sobre ella.
Desde los 69 a los 82 a?os particip¨® en las carreras de perros con trineo en Alaska, que cubren una extensi¨®n de casi 2.000 kil¨®metros. "Me ocurri¨® de todo. Una vez me perd¨ª y se me congelaron las dos piernas. Otra vez me estrell¨¦ con el trineo y al caer me romp¨ª seis costillas. La temperatura era de 15 grados bajo cero y tardaron m¨¢s de 30 horas en encontrarme".
Vaughan tambi¨¦n particip¨® en la II Guerra Mundial dirigiendo un equipo de rescate y en la guerra de Corea. A finales de los sesenta abri¨® un negocio de trineos motorizados en Massachussets pero acab¨® arruin¨¢ndose por lo que se mud¨® a Alaska, donde freg¨® platos hasta que encontr¨® un trabajo de conserje en una universidad.
Fueron sus compa?eros de trabajo quienes le ayudaron econ¨®micamente para que pudiera volver a la aventura y participar en las carreras de perros. En el a?o 1981, cuando el papa Juan Pablo II visit¨® Alaska, Norman Vaughan le ense?¨® a conducir un trineo tirado por perros.-
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