Saharauis
Memoria del S¨¢hara es una muestra fotogr¨¢fica expuesta en la Sala Elkano de la Fundaci¨®n BBK. Tiene forma de gran reportaje e intenta trasladarnos a la lucha del pueblo saharaui por su independencia. El autor es el veterano Jos¨¦ Luis de Pablos. Este periodista gr¨¢fico, hecho a la vieja usanza, inicio su ejercicio profesional en 1968. Trabaj¨® para el vespertino y carism¨¢tico Madrid, hoy desaparecido. Tambi¨¦n lo hizo para Cambio 16 en su ¨¦poca dorada y para distintas agencias de prensa internacionales. Hoy sigue haciendo sus cr¨®nicas gr¨¢ficas para los servicios informativos de TVE.
El trabajo que ahora nos presenta fue realizado hace cerca de 30 a?os, pero cuando se contempla mantiene una vibrante actualidad. Son escenas que todav¨ªa se repiten en las arenas del desierto por la testarudez de los dirigentes marroqu¨ªes y la ineficacia de las instituciones internacionales. Los detalles que ofrecen las fotograf¨ªas buscan la solidaridad con el drama y la di¨¢spora obligada del pueblo saharaui. Son planos muy contundentes, resueltos en color, con una vibrante carga humanista y lo suficientemente variados para palpar el problema en distintas vertientes. Por un lado, tenemos algunos paisajes que ayudan a situarnos en el territorio donde se desenvuelven los acontecimientos. Es el desierto con las sencillas jaimas instaladas pr¨®ximas a las charcas de los oasis o las endebles ciudades construidas por los espa?oles en la ¨¦poca colonizadora. Otros detalles del contexto son las explotaciones de fosfato, una de las principales riquezas del S¨¢hara, los interminables cargaderos de mineral adentr¨¢ndose en el mar o el acuartelamiento de la Legi¨®n Espa?ola en El Aai¨²n. Por otro lado, encontramos a los miembros de la guerrilla. Posan con sus Kalasnikov en la mano. No hay escenas de combates. En la orilla del mar ense?an, apuntando con un rifle, un barco pesquero con matr¨ªcula de San Sebasti¨¢n, encallado en la playa despu¨¦s de haber sido apresado.
El retrato del l¨ªder Brahim Gali sirve de transici¨®n para llegar hasta los campamentos. All¨ª el adobe va sustituyendo paulatinamente las jaimas. Ni?os y mujeres se encargan del aprovisionamiento de agua. Los improvisados hospitales curan heridos y cuidan de los hu¨¦rfanos de guerra. El colorido de las prendas femeninas alegra el ambiente desolador de estas concentraciones humanas. La vida sigue. Siempre hay un momento para dedicar a los juegos tribales, las fiestas familiares o para que las j¨®venes se decoren manos y pies con henna al mas tradicional estilo saharaui. Un excelente homenaje a un pueblo, beduino por naturaleza, que hoy se ve impedido de circular libremente por el desierto.
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