Treinta segundos de silencio

Andreu Buenafuente (Antena 3) ha aportado a la parrilla aplomo, humor e inteligencia; nunca entender¨¦ c¨®mo la cadena no situ¨® en la noche del 31 de diciembre el especial Buenafuente del d¨ªa 1 de enero. Lo vimos, claro, y nos dimos cuenta de que algunos de los lapsus indicaban claramente que tanto el jefe de la banda como la banda misma ten¨ªan en el subconsciente que lo m¨¢s l¨®gico hubiera sido estar en esa parrilla despidiendo el a?o.

El 31 de diciembre domin¨® la noche de Antena 3 la factor¨ªa de Jos¨¦ Luis Moreno, que se col¨® tambi¨¦n en este programa de Andreu Buenafuente. Los tapados a los que ten¨ªa que entrevistar a ciegas Andreu y que esta vez fueron entrevistados tambi¨¦n por su colega Jos¨¦ Corbacho, dirigidos ambos por el c¨¦lebre follonero del p¨²blico, fueron tres actores de Aqu¨ª no hay quien viva, la serie que tambi¨¦n salpic¨® con su salsa las uvas de Antena 3. Fueron all¨ª disfrazados de Reyes Magos. Cuando ya ten¨ªan el rostro a plena luz, Malena Alterio dijo algo que merece la pena subrayar: "Nosotros parecemos actores de guardia". ?Y encima tienen que estar en toda la parrilla!

Entre las notas de la noche anterior me fij¨¦ en una: Michel Brown, el de los gavilanes, le pregunt¨® a Silvia Jato qu¨¦ es el duende. La presentadora de Pasapalabra dud¨® al responderle. La respuesta est¨¢ en Buenafuente, entre otros: Andreu tiene duende, se le ve desde que sale. Recolect¨® algunos momentos c¨¦lebres, como el del Neng hablando con Dios, "en un momento sublime" del programa, pero sobre todo tuvo un instante que yo creo que tienen que conmemorar las teletecas: cuando el m¨²sico Robbie Williams fue incitado por Buenafuente a integrarse en la historia de los r¨¦cords. ?C¨®mo? Guardando treinta segundos de silencio ante la c¨¢mara. El conductor y el cantante se sometieron a la prueba, pusieron un enorme reloj que iba desgranando el medio minuto, y al cabo de ese tiempo nos dimos cuenta de que el silencio vale m¨¢s que mil palabras. Transit¨¦ por otros canales, y vi cosas destacadas, pero nada se qued¨® en mi retina con la fuerza simb¨®lica que tuvo esa doble mudez.