Reyes de pega
No lo pude evitar en todo el d¨ªa: cada vez que por la peque?a pantalla sal¨ªan en cabalgata los Reyes rodeados de ni?os, me acordaba de la famosa foto trucada: don Juan Carlos digitalizado, do?a Sof¨ªa sosteniendo a una do?a Leonor dormida en otros brazos, los nietecitos mayores, tan peque?os y ya los pobres con problemas de agenda, sacados de contexto. El recuerdo de la chapuza de La Zarzuela me amarg¨® la fiesta, y eso que yo he sido un creyente desaforado de la Epifan¨ªa: cuando mis amigos del colegio se echaban novias, yo, con pelos en las piernas, segu¨ªa echando mi carta al rey Gaspar. La infancia acaba cuando a uno le dan la noticia de que los Reyes son los padres, pero ?qu¨¦ les dir¨ªan a los ni?os Urdangar¨ªn y Marichalar en el posado fantasma? ?Que los abuelitos vienen de Par¨ªs? ?Que los Reyes ten¨ªan una misi¨®n en Oriente?
Superado ese trauma personal, la programaci¨®n tuvo su encanto. TVE-1 hizo una buena retransmisi¨®n de la cabalgata de Madrid, que, a pesar del abrigo antiguo r¨¦gimen que llevaba el alcalde Gallard¨®n en la Plaza Mayor, no ten¨ªa la acostumbrada est¨¦tica cutre-lux del PP: el espect¨¢culo callejero era imaginativo, el elenco de artistas, multicultural, y el breve discurso del rey Melchor (representado por un concejal del PP de apellido Izquierdo), un canto a la concordia y la diversidad.
Eva Hache (Cuatro) brome¨® sobre el evento vestimentario del d¨ªa, el jersey a rayas del presidente electo de Bolivia, pero ?por qu¨¦ ninguno de sus reporteros le sac¨® punta al indudable punto G de la traves¨ªa de David Meca, las medusas entr¨¢ndole al nadador por el neopreno?
Cu¨¦ntame (TVE-1) tambi¨¦n celebraba su noche de Reyes, con Carmen Polo in person y un milagro berlanguiano, que para eso era jueves. No falt¨® el carb¨®n ni el ni?o malo. En Noticias Cuatro, Gabilondo mostr¨® im¨¢genes estremecedoras: ni?os palestinos vestidos de gala repartiendo pasteles para celebrar la agon¨ªa de Sharon. En sus pancartas ped¨ªan para el pol¨ªtico israel¨ª "deat", una muerte sin hache, pero ese error ortogr¨¢fico no era, por desgracia, de pega. Bajo las estrellas de Oriente sigue brillando el odio.
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