Las voces de El Aai¨²n
Mientras la diplomacia espa?ola destaca los m¨¢s peque?os gestos de democratizaci¨®n en Marruecos, se mantiene indiferente a las continuas protestas c¨ªvicas en el S¨¢hara
Pese a todos los esfuerzos diplom¨¢ticos espa?oles, el Gobierno marroqu¨ª ha defraudado muchas expectativas en lo que concierne al S¨¢hara. "El sentimiento de frustraci¨®n es generalizado. Marruecos no ha conseguido todav¨ªa ofrecer nada cre¨ªble", afirma Bernab¨¦ L¨®pez, catedr¨¢tico de Historia del Islam en la Universidad Aut¨®noma de Madrid y miembro del Comit¨¦ Averroes hispano-marroqu¨ª. "Marruecos no va al ritmo que se esperaba, el frenazo es bastante general, no s¨®lo en el tema del S¨¢hara", opina Antoni Segura, catedr¨¢tico de Historia Contempor¨¢nea en la Universidad de Barcelona.
Fuentes del Gobierno espa?ol reconocen que cuando el presidente Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero manifest¨® esperanzas de conseguir avances en seis meses (abril de 2004), estaba contando con que el r¨¦gimen marroqu¨ª pondr¨ªa sobre la mesa una oferta de amplia autonom¨ªa, m¨¢s que eso, casi de un Estado libre asociado, en el S¨¢hara. Ha sido imposible saber qui¨¦n convenci¨® a las autoridades espa?olas de esa posibilidad, pero la verdad es que la primera menci¨®n de Mohamed VI a la autonom¨ªa se hizo esperar hasta el 6 de noviembre pasado, con motivo del 30? aniversario de la Marcha Verde, cuando el rey manifest¨® su voluntad de encontrar "una soluci¨®n pol¨ªtica negociada que confiera a nuestras provincias del sur una autonom¨ªa que permita a sus poblaciones conducir sus propios asuntos regionales en el marco de la soberan¨ªa del Reino, de su unidad nacional y de su integridad territorial". En ese mismo discurso, el rey anunciaba un proceso de consultas con los partidos pol¨ªticos sobre el modelo de autonom¨ªa a desarrollar, fase en la que nos encontramos en la actualidad y sobre la que existen numerosas dudas.
Las organizaciones de derechos humanos han denunciado la actuaci¨®n de la polic¨ªa marroqu¨ª en el S¨¢hara
Mohamed VI ha hecho por fin una oferta de autonom¨ªa para el sur dentro de un proceso lleno de sospechas
Segura: "Hasta ahora la opini¨®n p¨²blica marroqu¨ª viv¨ªa de espaldas al S¨¢hara. Esto ha cambiado"
Hablamos en prisi¨®n con los presos saharauis y dicen estar hacinados
Sorprende que Zapatero no haya presionado sobre los derechos humanos
La diplomacia espa?ola tiene dudas sobre los sucesos de El Aai¨²n
Los l¨ªderes estudiantiles se muestran aut¨®nomos respecto al Polisario
El embajador de Marruecos en Espa?a, Omar Azziman, garantiza que "si se hace una propuesta de autonom¨ªa seria, consistente y bien pensada, muchos dentro del Polisario lo tendr¨¢n que volver a pensar antes de rechazarla". Bachir Edjil, uno de los fundadores del Polisario ahora instalado en Rabat, tambi¨¦n pide confianza: "No podemos cambiar Marruecos en dos d¨ªas. Las cosas van poco a poco y ya se vislumbran ciertas luces".
Otros especialistas en asuntos marroqu¨ªes son menos optimistas. El propio sistema marroqu¨ª, con partidos pol¨ªticos m¨¢s o menos discretamente plegados a la voluntad de la Corona, resta credibilidad a la oferta de debate sobre la autonom¨ªa. La misma ley de partidos pol¨ªticos ahora mismo en discusi¨®n incluye la prohibici¨®n de los partidos regionales, con el ¨¢nimo evidente de impedir la actuaci¨®n legal de grupos independentistas en el S¨¢hara. Adem¨¢s, una verdadera autonom¨ªa para el S¨¢hara exigir¨ªa una remodelaci¨®n profunda del esquema de poder vigente en Marruecos. Como explica Bernab¨¦ L¨®pez, la autonom¨ªa para el S¨¢hara ser¨ªa s¨®lo un primer paso de un proceso de descentralizaci¨®n, "y eso implica la aparici¨®n de ¨¦lites nuevas, de nuevos centros de poder, de desaparici¨®n de algunos de los actuales, en definitiva, de una verdadera democratizaci¨®n".
Es decir, resulta muy dif¨ªcil avanzar en una soluci¨®n para el S¨¢hara mientras la democratizaci¨®n en Marruecos no sea real, por mucho que se empe?e la diplomacia espa?ola. La Embajada de Espa?a en Rabat, un moderno complejo desde el que se dirige el trabajo de cientos de funcionarios, parece estos d¨ªas un laboratorio en el que los cient¨ªficos de nuestra pol¨ªtica exterior observan con microscopio los casi imperceptibles avances del r¨¦gimen marroqu¨ª mientras basta levantar la vista sobre las calles de El Aai¨²n para comprobar que esos avances se estrellan casi a diario contra los gritos independentistas de algunos grupos de j¨®venes.
Hasta los m¨¢s partidarios del Frente Polisario reconocen que las manifestaciones no son muy numerosas. En su mayor parte se trata de breves interrupciones del tr¨¢fico que apenas dan tiempo a corear unas consignas contra Marruecos y a exhibir banderas saharauis mientras llega la polic¨ªa. Pero hasta los m¨¢s partidarios de Marruecos reconocen tambi¨¦n que las fuerzas de seguridad han actuado y act¨²an contra esos grupos con represi¨®n excesiva. Amnist¨ªa Internacional, en un informe de agosto pasado, ped¨ªa al Gobierno de Rabat "una investigaci¨®n de inmediato sobre las denuncias de torturas" a detenidos saharauis y "que garantice el derecho de las personas a un juicio justo". La Organizaci¨®n Mundial contra la Tortura transmiti¨® a los organismos internacionales su protesta por "los sucesos ocurridos en El Aai¨²n el 30 de octubre de 2005 despu¨¦s de una pac¨ªfica manifestaci¨®n nacionalista y que han producido decenas de heridos y un muerto". La Uni¨®n Europea, en la quinta sesi¨®n del Consejo de Asociaci¨®n UE-Marruecos, declaraba el 22 de noviembre pasado su "preocupaci¨®n" por los sucesos de El Aai¨²n y recordaba a las autoridades marroqu¨ªes que las medidas a tomar frente a las manifestaciones deb¨ªan ser "justificadas, proporcionadas y respetar plenamente los derechos humanos y las libertades fundamentales".
Gajmula Ebbi, antigua dirigente del Polisario y actual diputada del Parlamento marroqu¨ª, tambi¨¦n denuncia la actuaci¨®n del Gobierno de Rabat: "Aunque me cueste mi puesto como diputada, quiero decir que la respuesta del Gobierno en El Aai¨²n no ha sido la adecuada. No me parecen adecuadas las detenciones de menores ni de activistas de derechos humanos. La c¨¢rcel y la represi¨®n no pueden ser las respuestas a las aspiraciones independentistas".
Despu¨¦s de otras penas dictadas en meses anteriores, un tribunal de El Aai¨²n conden¨® el pasado mes de diciembre a varios a?os de c¨¢rcel a 14 activistas de derechos humanos acusados de instigar la revuelta en las ciudades saharauis. Por medio de un tel¨¦fono m¨®vil hablamos con algunos de ellos en la prisi¨®n de El Aai¨²n y contaron que en este momento est¨¢n presas all¨ª 39 personas acusadas de organizar las manifestaciones y que se encontraban en condiciones de gran hacinamiento pero recib¨ªan alimentos y no sufr¨ªan malos tratos.
El Gobierno espa?ol no ha hecho p¨²blica ninguna protesta oficial por todas estas denuncias. Ni siquiera se ha realizado la visita de una delegaci¨®n del Parlamento que estaba prevista el verano pasado, pese a que el propio Zapatero se pronunci¨® a favor de ese viaje y as¨ª se lo comunic¨® al Gobierno de Rabat, que se neg¨®. Expertos en Marruecos consideran esa actitud coherente con el pensamiento de Zapatero -ya en julio de 2002, antes de llegar al Gobierno, se pronunci¨® a favor de soluciones "imaginativas" para el S¨¢hara y dijo que "el PSOE tiene un compromiso solidario con el pueblo saharaui, pero eso es distinto del marco jur¨ªdico que pueda tener con Marruecos"- y coherente tambi¨¦n con la pol¨ªtica llevada por Espa?a en el ¨²ltimo a?o y medio. Distintas fuentes recuerdan los elogios vertidos por Rodr¨ªguez Zapatero durante su visita en noviembre pasado con ocasi¨®n del 50? aniversario de la Monarqu¨ªa alau¨ª. "Hasta los franceses y los norteamericanos intercalan en sus elogios alguna referencia a la necesidad de respetar los derechos humanos", afirma un diplom¨¢tico europeo en Rabat. "En ning¨²n caso las relaciones con Marruecos pueden pasar por dejar de denunciar la conculcaci¨®n de los derechos humanos, ya sea con el trato que las autoridades marroqu¨ªes dieron a los inmigrantes subsaharianos, ya sea con aquellos j¨®venes saharauis que mediante acciones pol¨ªticas pac¨ªficas reivindican la independencia del S¨¢hara", advierte Antoni Segura.
La Embajada espa?ola en Marruecos se escuda en que las manifestaciones de El Aai¨²n son peque?as y en ellas se confunden reivindicaciones pol¨ªticas y sociales que desbordan el ¨¢mbito de la reclamaci¨®n independentista y que las hace muy dif¨ªcil de interpretar. Para el ministro del Interior de Marruecos, las manifestaciones son "el uso natural de la libertad de expresi¨®n en un pa¨ªs democr¨¢tico". Y seg¨²n Bachir Edjil, "lo que ocurre est¨¢ m¨¢s cerca de lo que sucedi¨® en Par¨ªs que de lo que est¨¢ pasando en Israel".
Es cierto que a¨²n resulta dif¨ªcil extraer conclusiones precisas sobre esas protestas, sorprendentes y todav¨ªa reducidas. Pero tambi¨¦n es verdad que re¨²nen algunos elementos que llaman la atenci¨®n: su persistencia (no han cesado desde el mes de mayo), sus componentes (j¨®venes y mujeres nacidos despu¨¦s de la ocupaci¨®n de ese territorio por Marruecos), su espontaneidad (los dirigentes estudiantiles exhiben su independencia respecto al Polisario) y su efecto de contagio (algunos conatos de manifestaciones similares se han registrado en Rabat, y varias fuentes en El Aai¨²n aseguran que ciudadanos marroqu¨ªes se suman habitualmente a las protestas).
En opini¨®n del profesor Segura, estas manifestaciones han tenido la virtud de trasladar el conflicto al interior de Marruecos, lo que constituye "el cambio m¨¢s importante registrado en mucho tiempo". "Marruecos ha respondido hasta ahora como suele hacerlo siempre, pero hay organizaciones marroqu¨ªes que ya han empezado a hacerse eco. Hasta ahora, la opini¨®n p¨²blica marroqu¨ª viv¨ªa de espaldas a ese conflicto, era un conflicto externo que resultaba muy manejable para las autoridades marroqu¨ªes. Pero este nuevo elemento plantea el problema en t¨¦rminos de derechos humanos y obliga a reflexionar a todas las partes", afirma Segura.
Obliga, desde luego, a reflexionar a Marruecos sobre los perjuicios para su estrategia actual de ofrecer una imagen de democracia. Deber¨ªa, quiz¨¢, hacer reflexionar a Espa?a sobre su actual pol¨ªtica hacia el S¨¢hara. Y tambi¨¦n es posible que obligue a reflexionar al propio Frente Polisario.
En las protestas de El Aai¨²n se despliegan banderas del Polisario, pero parece equivocado atribuir lo que est¨¢ ocurriendo a una simple operaci¨®n de propaganda de la organizaci¨®n saharaui. Es detectable un alto grado de espontaneidad entre los convocantes, que se comunican mediante Internet y no parecen atender instrucciones extra?as. Los l¨ªderes estudiantiles consultados en El Aai¨²n incluso se quejan de la excesiva moderaci¨®n del Polisario, rechazan cualquier negociaci¨®n con Marruecos que no lleve a la creaci¨®n de un Estado independiente, piden a la organizaci¨®n saharaui que regrese a las armas si es necesario y amenazan con crear una organizaci¨®n propia en el S¨¢hara marroqu¨ª si el Polisario no es capaz de responder adecuadamente a las reivindicaciones de su Intifada. "Va a llegar un d¨ªa en el que diremos que el Polisario no es el ¨²nico representante leg¨ªtimo del pueblo saharaui", advierte un l¨ªder estudiantil que pide que su nombre no sea publicado.
Para el representante del Frente Polisario en Espa?a, Brahim Gali, no existe motivo de preocupaci¨®n para ellos, y afirma que su organizaci¨®n no s¨®lo respalda a los estudiantes, sino que asume su revuelta como una nueva estrategia de lucha: "Hemos pasado de la lucha armada a la resistencia pac¨ªfica en los territorios ocupados", declara. Para el Polisario, esas protestas son tambi¨¦n "la prueba del fracaso de la marroquinizaci¨®n de la poblaci¨®n del S¨¢hara".
Las manifestaciones de El Aai¨²n son el reflejo, eso es seguro, de que 30 a?os despu¨¦s del comienzo del conflicto del S¨¢hara occidental la soluci¨®n sigue sin vislumbrarse y Espa?a parece atrapada sin fin en ese laberinto.
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