La di¨¢spora en el quir¨®fano

"Si Teodoro Herzl levantara la cabeza estar¨ªa orgulloso: el sue?o sionista se ve realizado en el tratamiento m¨¦dico al primer ministro", dijo ayer un comentarista israel¨ª refiri¨¦ndose a los pa¨ªses de origen de los cuatro hombres que se desviven por la salud de Ariel Sharon.

Felix Umansky, director del Departamento de Neurocirug¨ªa del hospital Hadassah, y el especialista Jos¨¦ Cohen han sido los encargados de salvar la vida del l¨ªder israel¨ª en la mesa de operaciones. Ambos son argentinos nacidos en la misma ciudad, Rosario. Ayer, por primera vez desde que Sharon ingresara en el hospital, Umansky, de 61 a?os, compareci¨® ante los medios de comunicaci¨®n junto al director del centro, Shlomo Mor Yosef. En su hebreo con marcado acento argentino defendi¨® la actuaci¨®n de los cirujanos: "Trat¨¦ al primer ministro como si fuera un ciudadano m¨¢s. Una vez que me pongo a operar, los sentimientos quedan al margen y hago lo m¨¢ximo para salvar la vida del paciente. Nunca hab¨ªa operado a un primer ministro y, en este caso, he de reconocer que admiro a Sharon".

Los israel¨ªes conocen m¨¢s al doctor Cohen, de 38 a?os, a quien apodan El ?ngel, por haber salvado a muchos gracias a sus manos y a la introducci¨®n de nuevas t¨¦cnicas para operar. En intervenciones quir¨²rgicas para drenar hemorragias cerebrales, Cohen es considerado el n¨²mero uno de un pa¨ªs al que emigr¨® hace cuatro a?os. Vive de forma modesta en la residencia universitaria de Hadassah.

Los otros dos representantes de la di¨¢spora -hasta ahora en el anonimato y que han cobrado una s¨²bita importancia medi¨¢tica- son los anestesistas encargados de despertar paulatinamente a Sharon del coma inducido. Se trata de los hermanos Yacoov y David Gozal, jud¨ªos nacidos hace casi 50 a?os en Marruecos. El primero tiene 46 a?os, y el segundo, 47. Estos d¨ªas reciben presiones de sus familiares y amigos, que les piden el milagro.

"Ahora que el paciente es un primer ministro se valora la misi¨®n de un anestesista. Nosotros hacemos el trabajo sabiendo que toda una naci¨®n est¨¢ pendiente", dice David.

Son cuatro hombres cuya lengua materna no es el hebreo, nacidos en lugares lejanos, que representan el sue?o de todo emigrante jud¨ªo que llega a Israel y que ahora conviven en la s¨¦ptima planta del Hadassah con un objetivo: salvar a un paciente llamado Ariel Sharon.