'Italiano para principiantes' y 'El marido de la peluquera'

Dos singulares comedias agridulces, triunfadoras en las carteleras europeas, se ofrecen esta semana en la colecci¨®n Cine Europeo. Ambas sorprendieron por su originalidad, encanto y sencillez narrativa, y confirmaron el talento de sus guionistas y directores, la joven danesa Lone Scherfig y el m¨¢s veterano franc¨¦s Patrice Leconte.

Italiano para principiantes (2000) fue la primera pel¨ªcula dirigida por una mujer dentro de las estrictas reglas est¨¦ticas del colectivo Dogma, que ella transform¨® en "un derroche de libertad y astucia, donde la pobreza de medios se convierte en un nido de riqueza de ideas", en opini¨®n de ?ngel Fern¨¢ndez-Santos, coincidente con la de Peter Bradshaw en The Guardian: "Estamos tan acostumbrados a que las pel¨ªculas de Dogma traten de cosas horribles que resulta dif¨ªcil de creer que esta alegre comedia rom¨¢ntica sea una de ellas". La pel¨ªcula fue galardonada por el jurado del festival de Berl¨ªn con el Oso de Plata en 2001 y el premio de la Cr¨ªtica Internacional. M¨¢s tarde, en el festival de Valladolid, logr¨® la Espiga de Oro y el premio al Mejor Actor Anders W. Berthelsen. Italiano para principiantes tambi¨¦n fue candidata al Goya a la mejor pel¨ªcula europea.

Un nuevo p¨¢rroco luterano llega a un barrio perif¨¦rico de Copenhague, donde traba contacto con siete personas que se re¨²nen una vez por semana para estudiar italiano. Todos son solteros, cada cual con sus sue?os y problemas "que van descubriendo poco a poco que tambi¨¦n ellos pueden ser felices. Hay enamoramientos, atracciones sexuales, amistades, lazos familiares, adem¨¢s de otro tipo de amor que quiz¨¢ sea el toque m¨¢s italiano de la pel¨ªcula, y que tambi¨¦n podr¨ªa ser muy dan¨¦s", en opini¨®n de la directora. Para J. Hoberman en The Village Voice, "esta divertida pel¨ªcula coral calienta la gelidez del crudo invierno dan¨¦s con una manta de humanismo, tiene una dulzura que no empalaga y est¨¢ contada sin sentimentalismos". Seg¨²n el cr¨ªtico Manuel Alcal¨¢ en la revista Rese?a, Italiano para principiantes "es un verdadero acierto".

El marido de la peluquera, de Patrice Leconte, recibi¨® el premio Louis Delluc a la mejor pel¨ªcula francesa de 1991. Cuenta la historia de un sue?o de infancia convertido en realidad. Antoine (Jean Rochefort) qued¨® embrujado de ni?o con "la mezcla de olores, el rito del champ¨² con los ojos cerrados, la proximidad m¨¢s imaginada que real de la peluquera, cuyos senos entrev¨¦ en un imborrable impacto", seg¨²n resumi¨® Pedro Miguel Lamet, y Antoine se marc¨® el prop¨®sito de casarse con una peluquera, lo que finalmente logra (Anna Galiena).

"La suavidad con que transcurren las escenas y el modo sutil de mirar de la c¨¢mara, como asom¨¢ndose a las peque?as cosas de la vida, dan a El marido de la peluquera un sabor a suave divertimento, ungido de buen humor y de po¨¦tica trivialidad, que engancha al espectador", aspecto ¨¦ste con el que estuvo de acuerdo Mirito Torreiro: "El filme tiene una fascinante cualidad hipn¨®tica -a la que contribuye no poco la m¨²sica de Michael Nyman-, un juego especular en el cual el realizador, mir¨®n imp¨²dico antes que nada, sumerge con maestr¨ªa al espectador, oblig¨¢ndole a ver -mir¨®n ¨¦l mismo- desde el punto de vista del protagonista".

La pel¨ªcula "evoca el goce del amor sin hacerse sentimental en ning¨²n momento", en opini¨®n del brit¨¢nico Damian Cannon en Movies Reviews: "El proceso de un corte de pelo puede ser muy sensual, sobre todo para un adolescente... con dedos fuertes pero amables que masajean el cuero cabelludo, y el olor del amor pas¨¢ndole por la nariz". Para Keith Allen, de Movierapture: "Patrice Leconte ha conseguido darle un sentido al delirio, la tristeza y las excentricidades del amor y ha logrado en consecuencia una pel¨ªcula que te conquista".

El inesperado desenlace de El marido de la peluquera le hizo comentar al cr¨ªtico de Cine para leer que "el drama va en brazos de la comedia, y hay tal simbiosis que al final no sabemos si hemos asistido a uno u otra, porque su sabor es agridulce, como el de la vida misma".