El legado de Sharon
Es una letra con vencimiento a menos de tres meses, concretamente el 28 de marzo. Si ese d¨ªa el Kadima gana las cruciales elecciones en Israel, el viejo guerrero Ariel Sharon habr¨¢ ganado la ¨²ltima de las m¨²ltiples batallas que el Le¨®n de Dios -Ariel, en hebreo- ha librado, tanto en el campo b¨¦lico como en el pol¨ªtico, desde el establecimiento del Estado jud¨ªo hace cerca de seis d¨¦cadas. Porque el triunfo del Kadima (Adelante) constituir¨ªa el triunfo del centro israel¨ª, de esa mayor¨ªa silenciosa, equidistante por igual de la pol¨ªtica de dureza con los palestinos, representada por el Likud de Benjam¨ªn Netanyahu, y la de negociaci¨®n apresurada, que encarna el laborismo de Amir Peretz. Tras los desencantos provocados por las malogradas negociaciones de Camp David y la segunda intifada, una gran parte de la poblaci¨®n israel¨ª se agarr¨® como a un clavo ardiendo a la nueva teor¨ªa esbozada por Sharon, en abierta contradicci¨®n a la seguida por sus antecesores laboristas, Isaac Rabin y Ehud Barak.
Mientras Rabin y Barak trataron de negociar seguridad a cambio de paz, Sharon defendi¨® lo contrario: primero y sobre todo, seguridad; despu¨¦s, paz. Su implacable respuesta al terrorismo palestino de la Yihad Isl¨¢mica, Ham¨¢s y las Brigadas de los M¨¢rtires de Al Aqsa -3.000 muertos palestinos y 1.000 israel¨ªes- fue la confirmaci¨®n sobre el terreno de su filosof¨ªa. Pero, al mismo tiempo, Sharon lleg¨® a la conclusi¨®n de que principalmente por razones demogr¨¢ficas Israel no podr¨ªa seguir gobernando eternamente sobre 3.500.000 palestinos de la franja de Gaza y Cisjordania. Y decidi¨® algo revolucionario para el hasta entonces l¨ªder de la derecha israel¨ª, algo que s¨®lo Sharon, h¨¦roe de las tres guerras que han amenazado la existencia de Israel desde 1948, pod¨ªa vender a la poblaci¨®n israel¨ª: la retirada de Gaza y del norte de la Cisjordania, ocupadas durante la Guerra de los Seis D¨ªas de 1967. El padre de la pol¨ªtica de asentamientos, el pol¨ªtico que hab¨ªa enviado a los colonos a labrar lo que los halcones de su propio partido consideraban las tierras b¨ªblicas del Eretz Israel (Gran Israel), ordenaba la evacuaci¨®n a esos mismos colonos. Y, en una nueva vuelta de tuerca, cuando esos halcones, encabezados por Netanyahu, intentaron minar su liderazgo en el Likud, la respuesta fue igual de contundente que su represi¨®n de la intifada. Sharon abandon¨® el partido que hab¨ªa fundado y anunci¨® el nacimiento de Kadima, arrastrando con ¨¦l a personalidades tan dispares como el laborista Sim¨®n Peres y el halc¨®n Saul Mofad. Y con ellos, como demuestran las encuestas publicadas ya con Sharon en la UCI, a una gran parte de la poblaci¨®n israel¨ª, dispuesta, por ahora, a confiar en el instinto de su todav¨ªa primer ministro.
El recorrido hasta el 28 de marzo est¨¢ plagado de minas, como suele ser habitual en todo lo que afecta a Oriente Pr¨®ximo. ?Ser¨¢ finalmente el primer ministro en funciones, Ehud Olmert, un pol¨ªtico experimentado y excelente alcalde de Jerusal¨¦n, el sucesor de Sharon al frente de Kadima o, por el contrario, se producir¨¢ una lucha por el liderazgo entre las variopintas personalidades que lo integran? ?Mantendr¨¢ la poblaci¨®n su apoyo inicial al nuevo partido o, sin la personalidad de Sharon al tim¨®n, los electores volver¨¢n al redil de sus antiguas tribus, Likud o laborismo, una vez que comience la campa?a electoral? Y, sobre todo, ?qu¨¦ ocurrir¨¢ del lado palestino, que enfrenta unas elecciones legislativas el pr¨®ximo d¨ªa 25 en medio del caos en Gaza y con una Autoridad Palestina incapaz de imponer una m¨ªnima apariencia de orden en los territorios que se supone gobierna?
En todo caso, concurro con la apreciaci¨®n que hac¨ªa el pasado lunes en The New York Times el director de investigaci¨®n del Centro de Estudios Estrat¨¦gicos de la Universidad de Tel Aviv, Mark Heller, cuando afirmaba que "aunque Sharon ha sido indispensable para que germine [en Israel] la idea de un centro pol¨ªtico, la idea ha arraigado tanto [en la poblaci¨®n] que no le necesita para sobrevivir". Si se confirma ese arraigo, y, sobre todo, si se cumplen los actuales pron¨®sticos electorales, que conceden a Kadima una cuarentena de los 120 esca?os de la Knesset (Parlamento), Ariel Sharon habr¨¢ ganado la ¨²nica batalla de su vida en la que no ha estado presente.
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