Oficio

En el terreno del arte el oficio sirve para eso que llamamos resolver papeletas. Est¨¢ bien. Peor es, sin embargo, cuando sustituye a las ideas y deja ese mismo arte en mera artesan¨ªa. De las dos especies de oficio hubo en la sesi¨®n de este fin de semana de la ONE. Pons apel¨® a la primera para sacar adelante un programa mal dise?ado -lo que es raro en los de la Nacional-, que resolvi¨® con buena mano y hasta con excelencia en los dos tiempos centrales de la Octava de Beethoven, una obra en la que no toda lo orquesta pareci¨® pasarlo igual de bien, quiz¨¢ por aquello de que en estos repertorios se forja el acero sinf¨®nico y no hay que dejar de trabajarlos por mucho que en otros las cosas vayan claramente a mejor.

Oficio hay tambi¨¦n, y a raudales, en Ybris, de Jordi Cervell¨® (Barcelona, 1935), estreno absoluto basado en unas intenciones muy loables pero cuyo resultado se resume en un discurso escuchado mil veces. Puede uno ce?irse a la tradici¨®n, qu¨¦ duda cabe, y a lo que quiera, pero ha de quedar al menos un resquicio de voz personal, de aportaci¨®n est¨¦tica m¨ªnima a la propia contemporaneidad. No es el caso de Ybris, cuyas referencias ajenas y circunloquios propios acaban por ahogarla en su casi media hora de duraci¨®n y que no habr¨¢ de quedar entre lo mejor de un autor que ha conseguido logros tan serios como Anna Franck, un simbol.

Completaba la sesi¨®n Orion and Pleiades, del japon¨¦s Toru Takemitsu (1930-1996), un compositor que transit¨® unos cuantos caminos y que aqu¨ª se queda en el menos imaginativo, en esa cierta trivialidad disfrazada de trascendencia que tambi¨¦n le caracteriz¨®. Es obra f¨¢cil que, como dir¨ªa un moderno, da el pego mientras apacigua el ¨¢nimo de ese p¨²blico poco favorable a lo nuevo que esta vez no habr¨¢ tenido queja. Truls Mork es uno de los grandes del violonchelo y luci¨®, como siempre, precioso sonido y t¨¦cnica infalible. Daba un poco de rabia tenerle delante para tan poca cosa.