Las dos orillas del PAI
Las posiciones enfrentadas sobre los planes urban¨ªsticos dividen a las poblaciones afectadas
La profusi¨®n de Programas de Actuaci¨®n Integrada (PAI) presentados a lo largo y ancho de la geograf¨ªa valenciana ha levantado expectativas contradictorias en la sociedad. En algunos lugares afectados por estos planes de urbanizaci¨®n el debate se vive en primera persona y a menudo se libra cuerpo a cuerpo, lo que, en ciertos aspectos, ha alterado la relaciones de vecinos, amigos incluso familias, que por su distinto punto de vista al respecto viven un trato que es a todas luces m¨¢s tenso que lo era antes.
- Tavernes de la Valldigna
Varias generaciones separan a Paco y a Karina. Paco Grau se encuentra a las puertas de la jubilaci¨®n y ha dedicado la mayor parte de su vida a la agricultura. Karina Vercher tiene 29 a?os, y ultima el proyecto de fin de carrera de Arquitectura. Ambos son vecinos de Tavernes de la Valldigna, afectados por el PAI Vall de la Mar, promovido por la entidad Bancaja, que pretende la urbanizaci¨®n de cuatro millones de hect¨¢reas en primera l¨ªnea de la playa del municipio. El proyecto afecta a m¨¢s de dos mil propietarios de otras tantas parcelas, la mayor¨ªa minifundios de pocas hanegadas. Paco y Karina pertenecen a dos de las familias propietarias de terrenos en la zona de actuaci¨®n. Sus posturas sobre el proyecto son enfrentadas. Un reflejo de la situaci¨®n que se vive en el municipio desde que el pasado mes de junio Bancaja hiciera p¨²blica su propuesta urban¨ªstica. Los propietarios afectados se han dividido en dos sectores: los que se muestran favorables a aprovechar la oportunidad de vender unas tierras que aseguran que hace tiempo dejaron de ser rentables, aunque no productivas; y los que ven detr¨¢s del macrocomplejo intereses particulares, que pocos beneficios van a aportar al municipio, y que auguran dinero r¨¢pido pero el fin de la "identidad" agraria de la poblaci¨®n. El enfrentamiento se ha plasmado en la creaci¨®n de dos agrupaciones, la Associaci¨® pel Vall de la Mar, que aglutina a los propietarios que apoyan el proyecto; y los detractores, integrados en la Asociaci¨®n de Propietarios Afectados por el PAI La Vall del Mar (Afecopa).
"En ellas [las tierras] me cri¨¦ y no las cambiar¨ªa por nada del mundo". Propietarios del suelo en Tavernes de la Valldigna esgrimen el valor sentimental de las fincas para rechazar un proyecto que impulsa Bancaja
Los opositores a un plan en la huerta de Benasau tuvieron que reunirse en la calle en pleno diciembre porque el Ayuntamiento no les cedi¨® un local Vecinos de Vilanova d'Alcolea creen que el aeropuerto les garantiza un futuro esplendoroso mientras los due?os del suelo litigan por el precio
El PAI ha alterado la vida tranquila de esta localidad de poco m¨¢s de 17.300 habitantes, principal municipio de La Valldigna, dedicada tradicionalmente a la agricultura. Se trata de un proyecto urban¨ªstico muy ambicioso, que est¨¢ generado muchas expectativas, sobre todo por la venta millonaria de las tierras. Bancaja prev¨¦ construir en la playa de Tavernes de la Valldigna un parque cient¨ªfico y tecnol¨®gico, un centro comercial y de ocio, dos campos de golf, tres hoteles, una desalinizadora y m¨¢s de 4.000 viviendas, con una inversi¨®n de 1.800 millones de euros. La superficie proyectada afecta a una zona de minifundios, en manos de m¨¢s de un millar de propietarios. Tras el anuncio del proyecto llegaron las especulaciones sobre las tierras. Seg¨²n los vecinos, parcelas por las que hace un a?o se ped¨ªa, como mucho, 6.000 euros por hanegada, ahora se ofrecen a m¨¢s de 90.000 euros. "Hay personas que ya han vendido, y han obtenido ese beneficio", asegura Paco. "Creo que esto se est¨¢ convirtiendo en el cuento de la lechera", puntualiza Karina.
El plan urban¨ªstico es tema de conversaci¨®n en bares, en comercios, en la calle y en el propio n¨²cleo familiar. Algunos de los afectados aseguran que han optado por "no mencionar el tema" para evitar conflictos con amigos e incluso familiares. A la hora de dar su opini¨®n sobre el proyecto, se muestran cautos y piden incluso que no figure su nombre para evitar "malentendidos" o problemas. Los que quieren vender las tierras miran con recelo a los que se oponen, entre otras razones porque creen que est¨¢n poniendo en peligro sus expectativas de hacer un negocio que creen "millonario". Las especulaciones sobre el precio al que se est¨¢n pagando las tierras, m¨¢s bien rumores que nadie justifica con documentos de compra-venta que los certifiquen, no han hecho m¨¢s que encender la llama y el malestar entre los vecinos.
El padre de Karina es propietario de unas parcelas en la zona donde se ha programado el proyecto urban¨ªstico. Un terreno que hered¨® de su abuelo, y que para la familia es un referente con gran valor sentimental. "Esas tierras fueron una ayuda econ¨®mica indispensable para mis padres cuando volvieron de Suiza, conmigo y mis tres hermanos. En ellas me cri¨¦ y no las cambiar¨ªa por nada del mundo", asegura. Para Karina, el proyecto supondr¨¢ una p¨¦rdida de la identidad actual de Tavernes, "un pueblo privilegiado que yo eleg¨ª para vivir por su estilo, y nadie me ha preguntado si quiero cambiarlo". Karina es contundente y asegura que en su casa el tema qued¨® zanjado en el momento en que se plante¨®: "No vamos a vender". La joven advierte de las lagunas que rodean a un proyecto del que se enteraron "por casualidad, por su publicaci¨®n en el Diario Oficial de la Generalitat Valenciana" y por la prensa, "cuando se ten¨ªa que haber dado un aviso catastral a cada propietario". Las pretensiones de Bancaja de urbanizar cuatro millones de metros cuadradazos son para Karina "una barbaridad", y "es un proyecto que el pueblo no necesita". Paco interpela a la joven: "Es un tren que llega una vez y no podemos dejarlo pasar. La agricultura ya no tiene futuro, no da beneficios".
Paco habla con conocimiento de causa. Adem¨¢s de agricultor organiza regularmente cursos dirigidos, entre otros colectivos, a j¨®venes agricultores. "El agricultor ya no puede vivir del sentimiento porque las tierras ya no son rentables, y las nuevas generaciones no contin¨²an con la actividad". Paco explica que hace cinco a?os se inici¨® la crisis de la naranja, a la que Tavernes, importante n¨²cleo productor de este c¨ªtrico, no ha quedado inmune. "El precio de compra y de venta de la naranja no se ajusta, es muy bajo en el campo y muy alto en el mercado, y el productor sale perjudicado. Los gastos han aumentado y el precio de la naranja es igual o menor que el de hace diez a?os. La gente mayor todav¨ªa puede vivir de las tierras pero los j¨®venes no, y muchas tierras est¨¢n quedando est¨¦riles", se?ala.
Karina discrepa. Dice que si en un momento la tierra sirvi¨® a sus padres para salir adelante "puede volver a hacerlo", y est¨¢ convencida de que son posibles las alternativas. "Hay empresas dedicadas a los c¨ªtricos en La Ribera y La Valldigna que han iniciado la venta por mensajer¨ªa o por Internet y est¨¢n teniendo ¨¦xito. Las alternativas son posibles", indica. Pero el agricultor sigue siendo pesimista. "Estamos ante una oportunidad", dice Paco en referencia al macrocomplejo urban¨ªstico promovido por Bancaja, "y no nos podemos quedar atr¨¢s". Para el agricultor la urbanizaci¨®n de la zona agr¨ªcola de la playa no tiene por qu¨¦ conllevar la desaparici¨®n de la explotaci¨®n de esta actividad en el municipio. "Se pueden comprar tierras en otras zonas, el t¨¦rmino es grande".
Paco habla de casos de conocidos que "esperan con la venta de las tierras, que actualmente tienen est¨¦riles, una ayuda al pago de sus hipotecas, para sus hijos". El agricultor reconoce que mucha gente est¨¢ reservando las tierras con vistas a retrasar la venta y obtener m¨¢s beneficio. "Antes eran otros tiempos, se viv¨ªa de la tierra, pero hoy no es as¨ª. Ha llegado una oportunidad y no puedes decirle a la gente que la deje pasar. Uno es due?o de su tierra", abunda. Paco asegura que desde la asociaci¨®n Pel Vall del Mar se pretende intervenir en el proyecto propuesto por Bancaja, y se muestra convencido de que tendr¨¢n voz en el mismo. Pero, ?y si el plan finalmente no se realiza? "La oportunidad habr¨¢ pasado de largo, dar¨ªamos un paso atr¨¢s", concluye el agricultor.
- Benasau
"La sangre no ha llegado al r¨ªo, pero habr¨¢ jaleo". El autor del gr¨¢fico comentario es Jos¨¦ Espin¨®s, uno de los apenas 200 vecinos de hecho de la localidad de Benasau (L'Alcoi¨¤), que en el ¨²ltimo a?o viven un agrio enfrementamiento en torno a sendos proyectos urban¨ªsticos que, de cristalizar, difuminar¨¢n su tradicional estampa rural y agr¨ªcola. "Esto es un infierno", subraya su esposa, Concepci¨®n Crespo. El matrimonio, se alinea con el colectivo vecinal que, expl¨ªcita o t¨¢citamente, respalda el proyecto de un PAI al que se han presentado dos ofertas: una de 800.00 metros cuadrados en plena huerta, en las pr¨®ximadades del cauce del r¨ªo Frainos y la revisi¨®n del Plan General de Ordenaci¨®n Urbana (PGOU), que incluye la recalificaci¨®n de otros 360.000 metros de suelo r¨²sticos. Ambas inciativas cuentan con el apoyo del gobierno local, en manos de la familia Oltra -la alcaldesa, Gloria Oltra, el primer teniente alcalde, su hermano Juan Bautista, y otros dos concejales, los c¨®nyuges de los primeros-.
La oposici¨®n a la iniciativa urban¨ªstica se ha aglutinado en torno a la plataforma Frainos, con 140 miembros, entre vecinos de Benasau y de poblaciones contiguas, con propiedades en la zona.Francisco Picazo, presidente de la plataforma contra el PAI y la recalifaci¨®n de suelo que prev¨¦ el nuevo PGOU de Benasau, apunta directamente al equipo de gobierno local, que lidera la alcaldesa Gloria Oltra, como responsable de la fractura social que el urbanismo ha provocado en la localidad. "Nos consta que ha habido presiones desde el Ayuntamiento para que los propietarios vendan el suelo, a un precio irrisorio de apenas tres euros por metro cuadrado", subraya Picazo. Este peri¨®dico ha intentado sin ¨¦xito conocer la opini¨®n de la primera edil.
La platafoma denuncia una campa?a de hostigamiento desde el Ayuntamiento hacia sus iniciativas. "A principios de diciembre convocamos una asamblea informativa y tuvimos que celebrar el acto en plena calle, porque el Ayuntamiento se neg¨® a cedernos un local", comenta otro miembro del colectivo opositor a los PAI que prefiere mantener el anonimato. "Y tras el acto, la Guardia Civil identific¨® al organizador bajo la vaga acusaci¨®n de haber invadido la v¨ªa publica".
La convivencia en Benasau por el urbanismo se tensa d¨ªa a d¨ªa. La aparici¨®n de pintadas alusivas a la "parcialidad" de la alcaldesa en el debate vecinal es otro foco de pol¨¦mica. El equipo de gobierno, con el an¨®nimo testimonio de otros tres vecinos, ha denunciado a miembros de la plataforma como autores de los ofensivos graffitis. "Las represalias est¨¢n rozando ya el ¨¢mbito personal", dice otro comunicante. "Recientemente, la alcaldesa ha multado con 500 euros a un ni?o, hijo de un miembro de la plataforma, por supuestos destrozos en mobiliario urbano".
Con todo, la plataforma no se rinde. "Tanto los PAI como la revisi¨®n del PGOU son incompatibles con el modelo socio-econ¨®mico tradicional de la poblaci¨®n", dice Picazo. "No se puede romper de un plumazo con un estilo rural y agr¨ªcola de los vecinos". El colectivo ha presentado m¨¢s de 7.000 elegaciones a las dos propuestas de PAI. La primera promovida por la mercantil Segoelx Promociones y Construcciones, SL, y la segunda, por Inverseden Levante, SL. "Aunque ambas mercantiles tiene socios comunes y hasta el mismo domicilio social en Elche", afirma Picazo.
- Cabanes-Oropesa
Cabanes ha sido uno de los municipios en los que el suelo alcanz¨® precios desorbitados, no s¨®lo antes de la presentaci¨®n del PAI de Mundo Ilusi¨®n sino tambi¨¦n por el desarrollo de urbanizaciones lim¨ªtrofes a ¨¦sta. Coches de gran cilindrada y de gama alta pululan por un pueblo de poco m¨¢s de 2.000 habitantes que, pr¨¢cticamente en todas las calles, tiene un inmueble en obras, por restauraci¨®n, pintura o ampliaci¨®n. Mientras, las peque?as promotoras han encontrado en los alrededores del casco urbano el espacio "perfecto" para edificar y vender, dentro del mismo municipio, donde han encontrado vecinos con mucho dinero "fresco y gastable". Sin embargo, y pese a que nadie esconde sus "beneficios", es complicado encontrar a alguien que, p¨²blicamente, alabe las consecuencias de proyecto. Con nombre, pero sin apellidos, Rosa asegura que a ella le pagaron "lo que quer¨ªa" y que, con los gastos y el poco r¨¦dito que origina el campo, no se lo pens¨®. Al margen deja el modelo de desarrollo y su convencimiento de que "de no haber sido ¨¦ste hubiera sido otro" y plantea el hecho de que ha podido ayudar a sus hijos a adquirir las viviendas en las que viven "y alg¨²n que otro extra". Por contra, hay quien quisiera seguir viviendo de la tierra aunque lo considere una utop¨ªa: Por eso, en la posici¨®n contraria y de "lucha contra el cemento"se encuentra Pilar Vall, que forma parte de la asociaci¨®n Ve?ns de la Ribera y pelea por mantener su opci¨®n de "vivir tranquila". "Que no me hablen de propiedades revalorizadas porque mi valor y el de mis vecinos es el de levantarme cada d¨ªa y poder ver el mar", afirma tajante.
Las consecuencias del desarrollo urban¨ªstico en Oropesa son visibles nada m¨¢s se accede a la poblaci¨®n. El Ayuntamiento ha dedicado un monumento a la uva moscatel. Se homenajea, habitualmente, a lo desaparecido. Y en Oropesa no s¨®lo han desaparecido las filas de vi?as de las que colgaba esta variedad sino tambi¨¦n un sinf¨ªn de metros cuadrados de naranjos y algunas que otras higueras. Apenas en un pu?ado de casas, y de forma medio clandestina, se pueden encontrar clementinas locales y, en temporada, la preciada moscatel. Sin embargo, esta transformaci¨®n no ha tenido un reflejo tan patente como en Cabanes. La mayor parte del suelo pertenec¨ªa a terratenientes que en poco han variado su forma de vida.
- Vilanova d'Alcolea
Pepe Ripoll¨¦s expone, de forma clara, la visi¨®n positiva de las consecuencias de uno de los proyectos m¨¢s pol¨¦micos de la provincia de Castell¨®n, el aeropuerto: "Vilanova d'Alcolea estaba dormida, no hab¨ªa evolucionado al mismo ritmo que los pueblos vecinos aunque estos tambi¨¦n fueran de interior. Con el aeropuerto se puede recuperar, en tres a?os, el tiempo perdido".
El proyecto del aeropuerto ha provocado ya la presentaci¨®n de otro PAI de un mill¨®n de metros cuadrados que incluye un campo de golf. "Tenemos un futuro esplendoroso", asegura Ripoll¨¦s. Las casas reci¨¦n pintadas, las fachadas rehabilitadas y alg¨²n que otro coche de lujo son las pruebas m¨¢s patentes de los ingresos que sus habitantes, poco m¨¢s de 600, han percibido por unas tierras de las que no esperaban nada. Una parte de la superficie afectada por el proyecto del aeropuerto ni siquiera estaba cultivada con lo que, en un principio, a casi todos les pareci¨® bien la cantidad que se les ofreci¨®. Sin embargo, algunos vecinos y, sobre todo, los grandes propietarios iniciaron una batalla legal ante lo que consideraron un precio rid¨ªculo. De la mano de un despacho de abogados, entre los que se encuentra Isabel Castell, han denunciado que la expropiaci¨®n se bas¨® en precios de suelo r¨²stico, aunque ya hab¨ªa una reserva de terreno dotacional y urbanizable. Las diferencias oscilan entre 0,70 y 2,40 euros que pag¨® la Administraci¨®n y 18 y 22,4 euros que exigen los due?os. Unos se sienten enga?ados y otros admiten que nunca hubieran pensado que alguien se iba a interesar por sus eriales.
Informaci¨®n elaborada por Eva Batalla, Santiago Navarro y Mar¨ªa Fabra.
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