Teor¨ªa del mal
LAS COSAS EST?N MAL. Muy mal. Pero mal de mal de mal de mal. No hay m¨¢s que fijarse en lo que dicen los dirigentes pol¨ªticos de sus rivales. Seg¨²n el PP, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero est¨¢ con el agua al cuello, presionado por sus socios, desorientado y mendigando cr¨¦dito para pagar letras a punto de vencer. Muy mal. Como mucho, le queda un mes. Por si fuera poco, esta semana hemos sabido que es un golpista como Tejero y que lleva una bomba de ETA adosada a su proyecto pol¨ªtico. El t¨ªo es malo maligno, pero es un malo de amplio espectro. Su maldad abarca desde Tejero hasta ETA. Interesante, teniendo en cuenta que es bobo. Se ve que en el PP hay dos tendencias: los bobistas y los malignistas. Pero escuchemos al PSOE: Mariano Rajoy est¨¢ hundido, sin discurso, perdido, atrapado por el pasado, huyendo hacia delante como un cad¨¢ver pol¨ªtico. ?Pobre criatura! Hay que tener el coraz¨®n de piedra para no sentir compasi¨®n hacia Rajoy despu¨¦s de escuchar a alguien del PSOE. Dan ganas de crear una fundaci¨®n: Salvemos a Mariano. ?Qu¨¦ decir de Izquierda Unida, un grupo irrelevante con el triste destino de ser mamporrero del Gobierno? Toma casta?a. Eso fue lo ¨²ltimo que le dijeron a Llamazares un d¨ªa que abri¨® la boca. Es lo peor: "T¨² c¨¢llate, irrelevante, que eres un irrelevante".
Hay que tener el coraz¨®n de piedra para no sentir compasi¨®n por Rajoy despu¨¦s de escuchar a alguien del PSOE
Hay que admitir que el Partido Popular ha desarrollado un arte especial en la descalificaci¨®n de rivales. La frase de esta semana ha sido de Ignacio Astarloa, portavoz de Interior del PP: "El Gobierno cambia armas por naciones". As¨ª apareci¨® en los medios, aunque en realidad la frase era otra. Dijo Astarloa: "Lo que no puede ser es que la gente tenga la impresi¨®n de que el Gobierno cambia armas por naciones". Ojo. No es que el PP afirme eso. Sucede que el PP detecta esa percepci¨®n en la gente, le sabe mal y lo expone para que al Gobierno le vayan mejor las cosas. Es un acto patri¨®tico.
Esta t¨¦cnica de afirmar sin afirmar, que supone un estad¨ªo superior al alomoj¨ªsmo (visto en un cap¨ªtulo anterior), puede usarse en cualquier momento de la vida. Para insultar a un vecino: "Lo que no puede ser es que la gente tenga la impresi¨®n de que es usted un cerdo con pintas". Para ligar: "Lo que no puede ser es que la gente piense que tiene usted un trasero de esc¨¢ndalo y que est¨¢ poco aprovechado". Para atracar un banco: "Lo que no puede ser es que la gente piense que aqu¨ª hay demasiado dinero en efectivo".
Son f¨®rmulas, astucias, estrategias... Otro caso. Un senador del PP dice que Zapatero es como Tejero. Le obligan a rectificar y otro senador dice dos d¨ªas despu¨¦s que s¨ª, que Zapatero es como Tejero, pero que no se puede decir porque no hay pruebas. Es decir: "No puedo decir lo que estoy diciendo porque no hay pruebas, y es una l¨¢stima que no haya pruebas porque si hubiera pruebas podr¨ªa decir lo que estoy diciendo". A buen entendedor, pocas palabras bastan, pero si las palabras son muchas, miel sobre hojuelas. S¨®lo falta que aparezca otro senador diciendo: "S¨ª, es como Tejero; es mi h¨¦roe".
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