Carola Stern, escritora y periodista
Fue cofundadora de la secci¨®n alemana de Amnist¨ªa Internacional
Con la muerte de Carola Stern se calla una de las pocas voces intelectuales femeninas p¨²blicas de Alemania, una voz que se escuch¨® siempre cuando se hablaba de libertad, derecho y justicia. Nacida Erika Assmus el 14 de noviembre de 1925 en el balneario Ahlbeck en la isla Usedom (en el este de Alemania), muri¨® el 19 de enero en Berl¨ªn a la edad de 80 a?os, tras una breve enfermedad, Carola Stern, la periodista escritora y fundadora de la sede alemana de Amnist¨ªa Internacional y una de las cabezas del PEN alem¨¢n.
Escogi¨® su nuevo nombre en alusi¨®n a las tres estrellas con las que firmaba sus ensayos para protegerse contra la autoridad del r¨¦gimen socialista hasta su fuga de la RDA en 1951.
Estaba considerada como una figura emblem¨¢tica de la izquierda alemana, autocr¨ªtica y valiente, comprometida con los valores de la democracia. Su biograf¨ªa estuvo marcada como pocas otras por la grieta que abri¨® la Segunda Guerra Mundial en la vida de muchos de los compa?eros pol¨ªticos de Stern nacidos durante las primeras d¨¦cadas del siglo XX, como lo fueron G¨¹nter Grass y Heinrich B?ll. Stern fund¨® con estos escritores de primera fila la revista pol¨ªtico-literaria L 76.
Alemania se despide de una autora "de la que se puede decir -y esto suele ocurrir pocas veces- que supo aprovechar todas sus capacidades intelectuales", escribi¨® un redactor del diario Die Welt. Se dice que Stern vivi¨® por lo menos tres vidas, la del nazismo, la del socialismo y la de la democracia; pero seg¨²n ella, fueron nueve. Estas vidas fueron una sola, representativa de los hist¨®ricos temas alemanes del siglo XX. Porque Stern cambi¨® su identidad al correr de los a?os de manera excepcional. La joven Erika admiraba el nacionalsocialismo y se incorpor¨® a la Uni¨®n de Ni?as Alemanas. Despu¨¦s de la guerra, se entusiasm¨® por el socialismo y fue funcionaria del Partido Socialista Unificado de Alemania (SED) en la zona ocupada por la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
En 1951, Stern abandon¨® Alemania del Este. Estudi¨® Ciencias Pol¨ªticas y Sociolog¨ªa y empez¨® a trabajar en Colonia para la editorial Kiepenheuer & Witsch. De 1970 a 1985 aparec¨ªa de comentarista en la pantalla de la televisi¨®n p¨²blica Westdeutscher Rundfunk (WDR). Seg¨²n el director de WDR, Fritz Pleitgen, "fue la primera mujer que hizo este trabajo de hombres". Stern estuvo siempre presente cuando se trataba de luchar por los derechos humanos y de la mujer, y de defender la paz, como cuando exigi¨® la indemnizaci¨®n de los trabajadores forzados durante el r¨¦gimen nazi.
Empez¨® otra etapa de la vida de Stern, la tercera, cuando se interes¨® por mujeres artistas, algunas representantes de la vida cultural jud¨ªa berlinesa, con vidas tan diferentes a la de ella, la intelectual por excelencia. Escribi¨® libros sobre Dorothea Schlegel, Isadora Duncan, Johanna Schopenhauer, Helene Weigel, Rahle Varnhagen y Fritz Massary. La serie de biograf¨ªas escrita por la defensora de las visiones pol¨ªticas de Willy Brandt comprende tambi¨¦n una sobre este socialdem¨®crata y otra sobre el jefe de Estado de la RDA Walter Ulbricht, dos libros b¨¢sicos para conocer la historia.
En una de sus autobiograf¨ªas, Doppelleben (Vida doble), publicada en 2001, Stern revel¨® que regres¨® al SED por encargo de la CIA a cambio de asistencia m¨¦dica para su madre, enferma de c¨¢ncer. Esta revelaci¨®n, la de su juvenil fascinaci¨®n por los nazis y muchas otras, tuvieron como fin explicar por qu¨¦ muchos de su generaci¨®n se dejaron persuadir por falsos ideales.
La exploraci¨®n de diferentes opiniones pol¨ªticas en un pa¨ªs con cambiantes sistemas pol¨ªticos corresponde, en Stern, a la b¨²squeda de un lugar que fuera patria sentimental e intelectual. Durante una entrevista con el peri¨®dico local de su lugar de nacimiento hace unos a?os, Stern lo defini¨®: "Compartir con amigos la misma manera de pensar, los mismos intereses, el compromiso con la pol¨ªtica, amigos con los que hablo de libros, en resumen, el c¨ªrculo de personas con el cual me siento protegida". A?adi¨® Stern que lo es tambi¨¦n Usedom, su isla natal. "Me pareci¨® como una Fata Morgana, una tierra perdida. Cuanto m¨¢s me alejaba de ella, m¨¢s la sent¨ªa como mi hogar so?ado. Nunca imagin¨¦ despertar del sue?o y volver a ver mi casa. Por ello, para m¨ª, la reunificaci¨®n alemana ha sido el mayor regalo que he recibido en mi madurez".-
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