Biblioteca p¨²blica
Tras leer su carta el pasado 30/12/05, apreciado Francisco Navarro, no me queda otra que suscribir plenamente todos y cada uno de lo aspectos lamentables de la tan cacareada supermoderna biblioteca.
A?ado a todo lo dicho que tampoco la "sufrida" directora visita su propia instalaci¨®n. De ser as¨ª, comprobar¨ªa c¨®mo a alg¨²n que otro miembro del servicio de "seguridad" la angustia de su peligros¨ªsimo servicio le lleva a no dejar pasar ni siquiera un casco de motorista; otros, sorprendentemente de espaldas a la entrada y de animada charla con el personal, dejan pasar al mism¨ªsimo Bin Laden; y si de charla hablamos, qu¨¦ no decir de los trepidantes debates a los que nos tienen acostumbrados sus sufridos trabajadores, cinco impagables contertulios de toda clase de asuntos en proporci¨®n de dos trabajando y tres de pie a manos cruzadas, mientras que estanter¨ªas, carros y secci¨®n de pr¨¦stamos a¨²llan desconsolados pidiendo un poco de orden, aligeramiento de peso y colocaci¨®n.
Eso s¨ª, por cada d¨ªa de retraso dos de "penalizaci¨®n" ejemplarizante.
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