Flotando sobre ideales
Hay escritores en los que la literatura fluye de una manera natural, sin forzamiento. No necesitan presentar historias atractivas ni someter a sus personajes a pasiones extremas. Les basta con contar la vida tal como discurre delante de sus ojos y debajo de sus pies; o mejor, tal como les atraviesa, porque incurren en la sincera inmodestia de no ocultar que escriben en primera persona. Sergu¨¦i Donatovich Dovl¨¢tov -Ufa, Rusia, 1941-Nueva York, 1990- pertenece a esa estirpe de escritores que prescinden de cualquier artefacto literario y, sin embargo, logran que el destilado de su peripecia vital que ofrecen desnudo sepa a buena literatura.
La primera edici¨®n de El compromiso vio la luz en ruso en Estados Unidos en 1981, dos a?os despu¨¦s de que su autor emigrara desde la entonces Uni¨®n Sovi¨¦tica. Es el tercero de los 11 libros que public¨® Dovl¨¢tov en los 11 a?os que dur¨® su experiencia de emigrante. La mayor¨ªa de ellos est¨¢n in¨¦ditos en Espa?a. En su muerte temprana, cuando comenzaba a disfrutar de reconocimiento fuera de la comunidad ruso-norteamericana, tuvo bastante que ver su afici¨®n al alcohol. Pero no se busque en Dovl¨¢tov un registro de escritor maldito. Tiene demasiado humor y demasiada poca petulancia para serlo. Y tampoco fue una disidencia ideol¨®gica la que le llev¨® al exilio. Como tantos de su generaci¨®n en la URSS, encontr¨® los ideales de la revoluci¨®n disueltos en un caldo de grisura y burocracia, y el vodka y la falta de convicciones se convirtieron en sus patrias.
EL COMPROMISO
Sergu¨¦i Dovl¨¢tov
Traducci¨®n de Anna Alcorta Pita y Mois¨¦s Ram¨ªrez Trapero
Ikusager. Vitoria, 2005
184 p¨¢ginas. 15 euros
Las historias que narra
Dovl¨¢tov en este libro son el extracto de su experiencia de tres a?os (1973-1976) como redactor del diario Estonia Sovi¨¦tica de Tall¨ªn, antes de que le expulsaran del Sindicato de Periodistas. Debajo de 12 informaciones y notas de encargo (los "compromisos" a los que se refiere ir¨®nicamente el t¨ªtulo) penden sus tripas, la narraci¨®n ampliada de la encomienda y de las peripecias sucedidas para su cumplimiento. Su sustancia es el choque entre los principios caducos que el r¨¦gimen pretende apuntalar y una realidad que se empe?a en imponer su evidencia, impugn¨¢ndolos sin compasi¨®n.
De la dial¨¦ctica entre el fervor revolucionario exigido por los jefes y el irredento pasotismo del redactor Dovl¨¢tov surgen episodios hilarantes, chispazos jocosos que, sin embargo, no alcanzan a disipar la desesperanzada melancol¨ªa que impregna a los personajes que van apareciendo en sus p¨¢ginas. Humor, algo parecido al amor o a la amistad y vodka. Quiz¨¢ fueran ¨¦stos los mejores remedios para soportar la falta de horizontes de una ¨¦poca de impostada falsedad que la mirada incr¨¦dula de Dovl¨¢tov llega a hacer entra?able. Lo m¨¢s llamativo es que consigue crear esas atm¨®sferas y emociones con un m¨ªnimo de recursos. Su estilo es una secuencia de di¨¢logos directos y de situaciones descritas con una pasmosa eficacia y hondura. "Si incurr¨ªa en una infamia, lo hac¨ªa sin poner en ella ah¨ªnco innecesario", dice compasivamente de uno de sus jefes. Es un m¨ªnimo ejemplo del inmenso talento que enhebra las p¨¢ginas de El compromiso y que incita a esperar la traducci¨®n de la obra completa de este autor.
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