Un defensor del pueblo
Tal como se han puesto las cosas, cada pueblo de la Comunidad Valenciana deber¨ªa tener su propio Defensor del Pueblo. Es decir, un vecino -hombre o mujer- independiente y respetado que trasladase las necesidades y las quejas al Ayuntamiento, o a quien corresponda, para que los problemas fueran atendidos y resueltos. Hace falta un vecino que vigile al poder, y tambi¨¦n a la oposici¨®n. Mientras no exista ese Defensor del Pueblo en cada pueblo, las arbitrariedades y los abusos de unos cuantos agravar¨¢n la indefensi¨®n de muchos.
Quien propone la idea no es un pol¨ªtico, Dios nos libre, ni un soci¨®logo, sino un modesto labrador de Benissa llamado Jos¨¦ Cardona Ortol¨¢, de 65 a?os, a quien de apodo llaman Pepe Sota, quien entre otras cosas fue polic¨ªa municipal durante 25 a?os. Sota se conoce el pueblo como la palma de la mano. Conoci¨® a varios alcaldes. Los hubo para todos los gustos. Uno era propietario de una f¨¢brica de muebles; otro, panadero; otro fue primero agrimensor y despu¨¦s agente inmobiliario; otro, empez¨® como quien dice tonteando y acab¨® de diputado; otro era, y sigue siendo, un excelente veterinario. Y el ¨²ltimo, es decir el actual, es abogado y militante del PP.
Hay quien solo ve billetes en el campo, cosechas de billetes en forma de ladrillos. ?l , no.
Pepe Sota no es un pol¨ªtico ni un soci¨®logo, sino un modesto labrador de Benissa.
Fueran del partido que fueran, Pepe Sota dijo siempre lo que pensaba. Eso s¨ª, lo pensaba mucho. Por ejemplo: que no era justo que las mejoras solo fueran a la plaza o a las calles m¨¢s c¨¦ntricas y pudientes. Que no se rotularan los caminos del t¨¦rmino como es debido. A veces le hac¨ªan caso, y otras no. Pero ¨¦l o¨ªa a la gente y meditaba lo que le dec¨ªan.
"No pienso en sentado en un banco de la plaza. Pienso cuando trabajo en el campo, el mejor lugar. All¨ª vienen poco a poco las ideas. En el valle, con el mar al fondo y las partidas de Pedramala, Les Albes, Paratella, Grumers, todas a la vista. Este es un paisaje para meditar. Pero tienes que mirar mas all¨¢ de tu pedazo de tierra. M¨¢s all¨¢ de ti mismo. Una idea no viene de golpe sino en varios golpes", dice Pepe Sota. Y me da a entender que las ideas son como las patatas, como la uva o los frutales que cultiva en su campo. Si plantas patatas, las patatas no salen en dos d¨ªas, tienes que esperar aunque sin olvidar que has plantado patatas. Si plantas tomates ocurre lo mismo. Esperas. Y solo cuando el tomate est¨¢ maduro te lo llevas a casa.
"Mi bisabuela ya llevaba el apodo Sota. En cambio, por la parte de mi padre, se les llamaba los Oli. Ten¨ªan una almazara. Me dijeron que Sota viene de Mallorca. No estoy seguro. Los apodos en los pueblos son misteriosos algunas veces, otras no. Mi padre tuvo una barber¨ªa. Y eso no le mereci¨® un apodo distinto al de Oli, que hered¨® de sus antepasados. Mi padre tuvo el primer sill¨®n giratorio del pueblo. Y estaba justo ah¨ª enfrente, donde ahora est¨¢ la cocina de este nuevo bar".
En el bar, pues, Sota va recordando su vida y los cambios de estos pueblos que a veces van demasiado r¨¢pidos. "Los que nacimos aqu¨ª y tenemos tierra, por poca que sea, queremos conservarla. Yo necesito ir todos los d¨ªas al campo. Necesito que mi campo me vea a m¨ª, no s¨¦ si me entiende. Hay quien solo ve billetes en el campo, cosechas de billetes en forma de ladrillos. Yo no. Y otros muchos como yo, tampoco. Yo estudiaba de noche para tener que trabajar de jornalero de d¨ªa. Empec¨¦ a los 14 a?os. Cavar, podar, lo que saliera. Mi abuelo me ense?aba c¨®mo se hac¨ªan las cosas del campo".
Pepe Sota est¨¢ casado. Su mujer todav¨ªa limpia en el Ayuntamiento cuando alguien falla. Tienen dos hijas casadas. Y dos nietos de cinco a?os que cuando puede se los lleva al campo. "As¨ª van tom¨¢ndole cari?o, mi campo no es gran cosa, pero por poco que sea ser¨¢ para ellos. Tengo higueras, granados, ciruelos, perales. Y vi?a. Para servicio de casa. Puedo asegurarle que si lo trabajas t¨² mismo, no sale caro. Dicen que es m¨¢s barato el supermercado. ?Y qu¨¦? No es lo mismo lo que encuentras en el supermercado que lo que viene de tu propio campo. No hay comparaci¨®n. Tengo unas cuantas cepas para diab¨¦ticos, de uva moscatel muy poco dulce. Naturalmente que yo mismo hago el vino. Sale con unos 14 grados. Pero todo natural. Como siempre ha sido y deber¨ªa seguir siendo. El campo exige un calendario. Seguir las lunas. Con luna vieja siembras las plantas que no ha de crecer mucho: tomates, patata. El perejil, el s¨¢bado m¨¢s cercano de San Andr¨¦s. ?Bendito el mes que empieza en Todos Santos y acaba en San Andr¨¦s!... Y las patatas, el 15 de febrero".
Todo lo que Pepe Sota le pide a Dios es tener salud para poder seguir viniendo cinco horas cada d¨ªa al campo. Su abuelo ya le dec¨ªa (en valenciano) que "la tierra es como un caldero: si le pones carne te da carne, si le pones pescado te dar¨¢ pescado, pero si solo le pones agua, solo beber¨¢s agua".
?Y ahora qu¨¦ pasa? Quieren plantar cemento. Si cae un muro de piedra seca en un bancal, lo dejan tal cual, cuando esos muros son obras de arte. Dicen: esperemos, ya se acercan los promotores con licencias para matar el campo, ya har¨¢n chal¨¦s por todas partes, incluso unos dentro de otros como si fueran mu?ecas rusas, ya vendr¨¢n m¨¢s, muchos m¨¢s rusos a comprar mu?ecas de hormig¨®n, ya vendr¨¢n los campos de golf que tanto desean los alcaldes, es cuesti¨®n de darle bien a los palos.
"Yo recuerdo Benidorm en los a?os cincuenta con 3.000 habitantes", explica Sota, "y ahora en un fin de semana van a aterrizar tres mil ingleses hinchas de un equipo de f¨²tbol para beber y armar bronca. Si nos quedamos cruzados de brazos eso mismo har¨¢n con nosotros los que solo quieren dinero r¨¢pido".
Pepe Sota tambi¨¦n tuvo que trabajar en la construcci¨®n. Durante siete a?os fue alba?il en Suiza. As¨ª que supo c¨®mo arreglar poco a poco su casa. Sabe c¨®mo debe hacerse un buen trabajo. C¨®mo hay que levantar o rehacer un muro de piedra seca, si es preciso, para que la tierra del bancal siga en su sitio varias generaciones.
Un d¨ªa se prepar¨® para lograr plaza de guardia en el Ayuntamiento de Benissa, y la sac¨®. "Hasta hace pocos meses era el polic¨ªa n¨²mero 9. Iba de uniforme, con gorra de plato. La llev¨¦ durante 25 a?os. Pero nunca quise una pistola. Me dec¨ªan, toma tu pistola. Y yo dec¨ªa que no. S¨®lo llev¨¦ la defensa. Y solo tuve que sacarla un par de veces en el f¨²tbol, cuando quer¨ªan pegarle al ¨¢rbitro".
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