Informaci¨®n confusa en la biblioteca de Bellas Artes
Recogidas cientos de firmas contra el cierre de un espacio que incumple las normativas
La vieja facultad de Bellas Artes de Valencia se encuentra en las ¨²ltimas. El plan aprobado por la Universidad Polit¨¦cnica dar¨¢ el finiquito al edificio principal, que es alto, marr¨®n, y que nunca ha tenido suerte. Lo que parece una f¨¢brica reciclada fue un proyecto iniciado a principios de los a?os 80. La leyenda dice que la encargada de las obras fue una empresa del grupo Rumasa. Y que cuando el Gobierno socialista intervino el entramado empresarial de Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz-Mateos, en 1983, los trabajos quedaron interrumpidos. La leyenda a?ade que las obras fueron retomadas por otra empresa, que quebr¨®, y que fueron terminadas por una tercera. El resultado, coinciden las fuentes, fue un edificio inadecuado que no ha dejado de dar problemas.
La Polit¨¦cnica inaugur¨® en 2001 un aulario anexo, semicircular, que contrasta est¨¦ticamente con el viejo. El plan aprobado por la universidad contempla derruir una parte de la sede central, y crear una estructura horizontal, de cuatro edificios, que abrazar¨¢ al aulario semicircular.
Las obras se har¨¢n progresivamente, sin desalojar las instalaciones actuales. El decano ha barajado otras alternativas. El alquiler de barracones, por ejemplo. Sus cuentas, sin embargo, se?alan que su coste ser¨ªa parecido al de levantar una nueva facultad. De modo que durante unos cuatro a?os, los alumnos, los profesores y el personal de administraci¨®n convivir¨¢n con las obras. Lo cual no es ninguna novedad en el panorama universitario valenciano.
El mayor quebradero de cabeza del equipo directivo provino de la biblioteca. Finalmente, decidi¨® el traslado temporal (dos o tres a?os) de sus fondos a la biblioteca central de la Polit¨¦cnica, situada a menos de 10 minutos a pie de la facultad. El anuncio no sent¨® bien a los estudiantes, que utilizan la biblioteca sobre todo para "consultas r¨¢pidas" -como observar "el detalle de un brazo" en un cuadro de Lucian Freud-. Colgaron pancartas, recogieron centenares de firmas (cerca de mil, seg¨²n algunas fuentes) y se conjuraron para impedirlo.
El espacio utilizado actualmente, argumenta el decano, El¨ªas P¨¦rez, incumple la normativa de seguridad y riesgos laborales y no es accesible para las personas con discapacidad. En la facultad no hay espacio para nada m¨¢s (algunos despachos son compartidos por cinco profesores) y la biblioteca ocupar¨¢ "el coraz¨®n" de la nueva facultad. La delegaci¨®n de los alumnos atendi¨® a las razones del decano, y poco a poco la protesta se ha ido desactivando. El delegado, Juan Noguera, atribuye el asunto a la "informaci¨®n confusa" que se puso en circulaci¨®n.
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