80.000 cient¨ªficos al precio de uno a trav¨¦s de Internet
Por qu¨¦ conformarse con un investigador si se pueden tener 80.000 trabajando para uno por el mismo coste? Esta reflexi¨®n parece estar detr¨¢s de cada una de las 35 grandes empresas que acuden regularmente a la compa?¨ªa estadounidense InnoCentive en busca de una soluci¨®n para sus necesidades de I+D. Se trata de un servicio pionero que aprovecha de las nuevas v¨ªas de comunicaci¨®n (Internet y el correo electr¨®nico), en el que InnoCentive act¨²a como mediadora entre las empresas y los cient¨ªficos en el a menudo oxidado engranaje de la innovaci¨®n.
El funcionamiento es tan simple como rentable. La compa?¨ªa que desea innovar formula sus necesidades de investigaci¨®n (por ejemplo, la obtenci¨®n de una nueva mol¨¦cula o la mejora del proceso de s¨ªntesis de una ya existente) y lanza lo que en la terminolog¨ªa de InnoCentive se conoce como desaf¨ªo. La propuesta se publica en la web
(www.innocentive.com) y se abre un plazo para que los cient¨ªficos que recojan el guante presenten su soluci¨®n al reto planteado. De momento, hay inscritos m¨¢s de 80.000 investigadores de 175 pa¨ªses distintos dispuestos a participar en alg¨²n desaf¨ªo, tanto individualmente como en el contexto de un grupo de investigaci¨®n universitario. El que mejor resuelva el problema cient¨ªfico se lleva el gato al agua, es decir, un premio que puede oscilar entre los 5.000 y los 100.000 d¨®lares. Los dem¨¢s, nada.
La cuant¨ªa de la recompensa depende de lo lejos que llegue la investigaci¨®n. Existen dos tipos de desaf¨ªo. El primero es m¨¢s te¨®rico, s¨®lo se buscan ideas. Ese fue el caso de uno de los dos ¨²nicos espa?oles premiados de entre los casi 100 ganadores en el mundo. Francisco Jes¨²s Parra, un qu¨ªmico org¨¢nico madrile?o de 37 a?os que hace tres desarroll¨® en menos de un mes un m¨¦todo para funcionalizar las parafinas, unas sustancias poco reactivas derivadas del petr¨®leo. "Todo se conduce con bastante reserva, contrato de confidencialidad mediante. No nos dicen de qu¨¦ empresa se trata ni cu¨¢l ser¨¢ el uso final del conocimiento generado", explica Parra. Su trabajo le vali¨® un premio de 5.000 d¨®lares.
Algo mayor fue la recompensa para el otro investigador espa?ol que ha resuelto un desaf¨ªo de InnoCentive. A Luis Trabal¨®n Escolar, tambi¨¦n qu¨ªmico org¨¢nico, de Murcia, le toc¨® dar soluci¨®n a un problema del segundo tipo, es decir, los que requieren cierta experimentaci¨®n. "Navegando por Internet fui a dar con el desaf¨ªo. Hab¨ªa que preparar una mol¨¦cula con cierta estructura y me pareci¨® que era algo que pod¨ªa lograr", explica Trabal¨®n. Ambos, Parra y Trabal¨®n, entraron por las mismas fechas en una lista exclusiva en la que predominan los cient¨ªficos estadounidenses y que puede consultarse en la sede virtual de la empresa. All¨ª figuran los datos y direcciones de contacto de los ganadores.
De este modo, InnoCentive da un paso m¨¢s en la globalizaci¨®n de los procesos productivos al llevar al mercado global el ¨²nico dominio empresarial que todav¨ªa se resiste al fen¨®meno globalizador: la investigaci¨®n y el desarrollo. Las empresas tienen a su disposici¨®n los cerebros de gran parte de los cient¨ªficos del mundo, especialmente los de aquellos que vienen pisando fuerte en ¨¢reas como la qu¨ªmica, la ingenier¨ªa o la biotecnolog¨ªa: chinos, indios y coreanos, entre otros. Los investigadores, por su parte, m¨¢s all¨¢ de la recompensa econ¨®mica, tienen la oportunidad de aplicar su talento en la resoluci¨®n de problemas para las grandes multinacionales -como Boeing, Lilly, Dow, Novartis o Syngenta-, algo de especial relevancia para los cient¨ªficos de pa¨ªses alejados del n¨²cleo duro de la I+D mundial. Pero la relaci¨®n no es equilibrada. As¨ª lo cree Parra: "Lo veo m¨¢s ¨²til para las empresas y el intermediario que para el cient¨ªfico, porque te lo juegas todo a una carta y si no eres el ganador todo el trabajo y el tiempo dedicado se va a la basura". Una opini¨®n en la que coincide Trabal¨®n.
Como los propios creadores de InnoCentive reconocen, su servicio tiene la ventaja de que aten¨²a el riesgo para la empresa. La inversi¨®n en investigaci¨®n est¨¢ sometida a un riesgo elevado porque la ciencia trabaja precisamente en las fronteras del conocimiento. No se puede asegurar que se obtendr¨¢n los resultados esperados, a diferencia de lo que ocurre con los encargos t¨¦cnicos. Por ello, al aumentar el n¨²mero de cient¨ªficos dedicados a resolver un problema se multiplican las probabilidades de ¨¦xito. Y si no, se deja desierto el premio.
Los problemas planteados actualmente son todos de las ¨¢reas de qu¨ªmica y de biolog¨ªa. Entre ellos figuran un m¨¦todo de envasar pastillas resistente a los ni?os, la identificaci¨®n de una enzima, un m¨¦todo de separaci¨®n de ADN, otro para reducir la emisi¨®n de gases y una teor¨ªa para explicar el tromboembolismo venoso asociado a los tratamientos con estr¨®genos.
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