Los Borbones y las Luces
Tal vez la casualidad nos ha deparado la inauguraci¨®n casi simult¨¢nea de dos prometedoras exposiciones hist¨®ricas en Valencia. Bienvenida sea la sobria muestra sobre los seis siglos de historia de la Corona de Arag¨®n, inaugurada el 16 de enero en el Centro del Carmen. Y bienvenida sea tambi¨¦n -?por qu¨¦ no?- la m¨¢s colorida y entusiasta de la Casa de Borb¨®n como promotora de la ciencia y la ilustraci¨®n en el siglo XVIII, abierta desde el 19 de enero en el Museu Valenci¨¤ de la Il.lustraci¨® y de la Modernitat. El contraste entre ambas muestras permite cotejar dos ¨¦pocas encadenadas de nuestra historia, y quiz¨¢ vislumbrar algunas claves de dos dinast¨ªas mon¨¢rquicas con formas de gobierno bien diferentes: la monarqu¨ªa horizontal de los Austrias frente a la monarqu¨ªa vertical de los Borbones. La transici¨®n de una dinast¨ªa a otra se produjo tras el desenlace de la encarnizada Guerra de Sucesi¨®n de los primeros a?os del siglo XVIII. A ello alude la imagen final de la exposici¨®n sobre la Corona de Arag¨®n, en la que bajo el espectacular cuadro restaurado de Buonaventura Ligli sobre la batalla de Almansa, se anuncia una pr¨®xima muestra monogr¨¢fica en abril de 2007.
La exposici¨®n sobre la Casa de Borb¨®n no alude a ese punto de partida, cabe presumir que por considerarlo innecesario para el prop¨®sito de la muestra. Un prop¨®sito en realidad doble. Reivindicar la importancia de la actividad cient¨ªfica e intelectual espa?ola del siglo XVIII, frente a las descalificaciones infundadas vertidas no se sabe bien por qui¨¦n, aunque quiz¨¢ quepa remontarse a la ya obsoleta pol¨¦mica sobre la ciencia espa?ola. Y realzar el sustancial fomento por parte de los Borbones espa?oles del siglo XVIII en la promoci¨®n de las Luces. En realidad la muestra no logra confirmar sus prop¨®sitos. No bastan una serie de retratos y grabados, un conjunto de portadas de libros y documentos, varias maquetas e instrumentos cient¨ªficos, una corta colecci¨®n de corales y de piezas etnogr¨¢ficas, para ilustrar con claridad lo que se pretende. No es extra?o que as¨ª ocurra, pues no es f¨¢cil evidenciar o demostrar una pretensi¨®n ambigua producto de un planteamiento equ¨ªvoco sobre los Borbones y las Luces.
En las ¨²ltimas siete d¨¦cadas la investigaci¨®n hist¨®rica acerca de la pluralidad y evoluci¨®n de las Luces espa?olas y acerca de los sucesivos Borbones y sus gobiernos, ha avanzado mucho y ya no permite en rigor sostener una visi¨®n unitaria y en cierta medida t¨®pica de las tendencias intelectuales y de las actitudes mon¨¢rquicas al respecto. A la vista de esas investigaciones y de alguna idea de propia cosecha, tratar¨¦ de ofrecer en cuatro trazos esquem¨¢ticos -casi telegr¨¢ficos- un esbozo de diversos aspectos de las relaciones entre Luces y Borbones.
En primer lugar, la actividad cient¨ªfica e intelectual espa?ola progres¨® de forma notable en el siglo XVIII, con diferentes intensidades seg¨²n materias y momentos, aunque no surgi¨® ninguna gran aportaci¨®n te¨®rica de car¨¢cter universal. La introducci¨®n de las Luces europeas, algo esencial para las espa?olas, cont¨® a veces con el apoyo de la monarqu¨ªa (sobre todo en el terreno tecnol¨®gico), pero en bastantes ocasiones tambi¨¦n con fuertes dificultades, censuras y prohibiciones gubernamentales. En segundo lugar, una curiosa paradoja hist¨®rica surgi¨® en Espa?a y en el resto de Europa continental: la coincidencia temporal de unas monarqu¨ªas absolutas restrictivas de la libertad de pensamiento y de expresi¨®n con un progreso cient¨ªfico, intelectual y econ¨®mico de relieve. Pero a nadie se le ocurre establecer una relaci¨®n mec¨¢nica de causa-efecto. El progreso de las Luces europeas tuvo su propia din¨¢mica desde el siglo XVII, sus propios factores intelectuales y materiales de progreso, y Espa?a sigui¨® esa tendencia con alg¨²n retraso.
En tercer lugar, un fen¨®meno relevante para diversas ramas cient¨ªficas y t¨¦cnicas fue el de la militarizaci¨®n de la ciencia: el Ej¨¦rcito y la Armada fueron los principales demandantes de aplicaciones de las ciencias f¨ªsico-matem¨¢ticas para los fines de potencia militar y necesitaron tambi¨¦n de profesionales con formaci¨®n cient¨ªfica especializada. As¨ª nacieron muchas de las academias con mayor uso de las matem¨¢ticas, f¨ªsica e ingenier¨ªa. En otros campos como la medicina, la econom¨ªa pol¨ªtica, la filosof¨ªa, el pensamiento pol¨ªtico y social, la relaci¨®n no fue tan directa, aunque a menudo apareci¨® un uso pol¨ªtico -propio o impropio- de las Luces por la monarqu¨ªa para esplendor de la Corona y sobre todo para reforzar el poder del Estado. A su vez, muchos cient¨ªficos e ilustrados pretendieron utilizar la monarqu¨ªa como promoci¨®n, amparo, mecenazgo o como palanca id¨®nea para introducir reformas ilustradas.
Y en cuarto lugar, los Borbones del siglo XVIII -Felipe V, Fernando VI, Carlos III y Carlos IV- no fueron todos iguales. Resulta infundado mostrar al primero y al ¨²ltimo como preclaros promotores de las Luces. Felipe V pudo inaugurar academias y fomentar f¨¢bricas reales pero su principal obsesi¨®n, junto con la reconquista de los territorios italianos para sus muchos hijos, fue aprovechar de forma implacable la victoria en la Guerra de Sucesi¨®n, suprimir fueros, derechos, lenguas e instituciones propias de los reinos de la Corona de Arag¨®n y promover en ellos la militarizaci¨®n de las instituciones civiles de Nueva Planta. Carlos IV no supo estar a la altura de las circunstancias provocadas por la Revoluci¨®n Francesa y por Napole¨®n Bonaparte, y condujo a la Monarqu¨ªa al rid¨ªculo, al caos y a la persecuci¨®n de ideas y de personas ilustradas. Los casos intermedios de Fernando VI y Carlos III son afortunadamente m¨¢s favorables. El primero fue un rey prudente, partidario de una pol¨ªtica de neutralidad y cont¨® con ministros eficaces. Protegi¨® al padre Feijoo, firm¨® el principal Concordato regalista del siglo y adopt¨® una pol¨ªtica activa de obras p¨²blicas. Pero al final le venci¨® la enfermedad melanc¨®lica similar a la de su padre -Felipe V- y su reinado fue breve. Carlos III m¨¢s que un rey ilustrado o fil¨®sofo en sentido estricto, fue un monarca experimentado cuando subi¨® al trono espa?ol y con un inusitado sentido com¨²n en las tareas de gobierno. Dej¨® hacer a sus ministros (Aranda, Floridablanca, Campomanes...) mientras no se excedieran, favoreci¨® con numerosas iniciativas el progreso de las Luces si no cuestionaban el "trono y el altar" y elimin¨® varios obst¨¢culos a la expansi¨®n econ¨®mica. Su reinado constituye sin duda la fase de mayor auge de las Luces, pero el monarca tambi¨¦n adopt¨® decisiones de escasa luminosidad: mantener la doble censura, permitir la condena inquisitorial de Pablo de Olavide o decretar la expulsi¨®n de los jesuitas sin prueba alguna en su contra.
Con o sin Borbones hubiera habido progreso de las Luces en la Espa?a del siglo XVIII. Las Luces fueron compatibles en Europa con m¨²ltiples formas de monarqu¨ªa, limitadas o absolutas. Por lo que es de presumir que un resultado al rev¨¦s de la Guerra de Sucesi¨®n no hubiera trabado en absoluto el desarrollo cient¨ªfico, intelectual y econ¨®mico de Espa?a, como a menudo se supone en ciertas visiones actuales. Visiones que obviando los matices, las tensiones y los claroscuros de las relaciones entre Borbones y Luces, y olvidando el sentido cr¨ªtico de la propia Ilustraci¨®n, acaban por transformar sus exposiciones en apolog¨ªas integrales y legitimaciones superfluas de la Casa de Borb¨®n.
Vicent Llombart es catedr¨¢tico de la Universitat de Val¨¨ncia.
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