Arco: con un 'picasso' en el bolsillo

A principios de los a?os ochenta en Madrid, "la movida" era como un zumbido impreciso que surg¨ªa desde muchos campos de la creaci¨®n. Se respiraba una mezcla de euforia y escepticismo, bull¨ªa un deseo de modernidad. Con ese ruido de fondo la galerista Juana de Aizpuru emprendi¨® una tarea con pocos visos de continuidad. En 1982 Arco abri¨® sus puertas por primera vez el 10 de febrero en el Palacio de Exposiciones y Congresos con un centenar de galer¨ªas, 90 de ellas espa?olas. "Fue un milagro", recordaba la primera directora de Arco cuando se cumplieron 20 ediciones de la feria. Las galer¨ªas y los artistas eran los ¨²nicos protagonistas, y no se admit¨ªa a las instituciones. Fue visitada por 25.000 personas. Pero Arco era un castillo en el aire para un pa¨ªs sin mercado del arte. A¨²n hoy resulta dif¨ªcil seguir con cifras fiables la evoluci¨®n de un mercado que se basa en criterios dif¨ªciles de evaluar, por lo que haremos un seguimiento de su historia a trav¨¦s de datos de archivo y estudios recientes.

"Arco era una feria imposible en la Espa?a de 1982. No era un proyecto viable, pero funcion¨®", seg¨²n el analista Nacho Ruiz

"De 1988 a 1990 hubo una tremenda proyecci¨®n de las galer¨ªas espa?olas a causa del boom internacional. La burbuja explot¨® con la guerra del Golfo"

Las cosas han cambiado mucho en 25 a?os para la feria madrile?a. El galerista italiano Lucio Amelio llev¨® a la primera edici¨®n de Arco obras de Mario Merz, de arte povera y de la transvanguardia. Los precios estaban entre las 50.000 y 80.000 pesetas (300 y 480 euros), para las peque?as, y entre 200.000 y 350.000 (1.200 y 2.000 euros), las de gran formato. Eran precios inferiores a los habituales de su galer¨ªa. No vendi¨® nada. "Si las obras hubieran estado expuestas en la feria de Basilea se habr¨ªan vendido en una hora", coment¨® entonces. El galerista murciano Nacho Ruiz, autor del libro Arco: arte y mercado en la Espa?a democr¨¢tica (Arco/Regi¨®n de Murcia, 2004), divide la evoluci¨®n de la feria madrile?a en tres etapas. "De 1982 a 1984 fue la ¨¦poca del entusiasmo. Culturalmente fue muy buena, econ¨®micamente casi un desastre", dice. "Arco era una feria imposible en la Espa?a de 1982. No era un proyecto viable, pero funcion¨®". Dos a?os despu¨¦s en la revista de "la movida" -un ambiente que influy¨® mucho en Arco- La Luna de Madrid, titulaba "La vanguardia es el mercado". En esa edici¨®n algunos galeristas espa?oles vendieron hasta el 90%. En Arco 1986 la cifra media de un cuadro era de medio mill¨®n de pesetas (3.000 euros), seg¨²n una encuesta informal de la feria.

"En 1987 entr¨® a dirigir la feria Rosina G¨®mez Baeza, que ha cumplido un papel esencial. Salv¨® a Arco de la crisis y no s¨®lo en el aspecto econ¨®mico. Ha mantenido a toda costa el nivel de calidad, cosa que otras ferias, como la Fiac de Par¨ªs, no respetaron por salvarse de la crisis y fue su declive", en opini¨®n de este analista del mercado.

La cifra de ventas ese a?o fue de 4.800.000 euros. La organizaci¨®n valoraba el conjunto de la oferta, de mil artistas, en 12 millones de euros. Se pod¨ªa comprar un t¨¤pies por 5 millones de pesetas (30.000 euros); un barcel¨® por 3 millones de pesetas (18.000 euros); un motherwell sal¨ªa por 10 millones de pesetas (unos 60.000 euros).

En una encuesta informal de EL PA?S entre los galeristas espa?oles presentes en dicha edici¨®n de Arco (20 de los 91 presentes) de una lista de 55 artistas, salieron en los diez primeros puestos los siguientes: T¨¤pies y Barcel¨® (cada uno con 14 votos) fueron los m¨¢s valorados. Luego segu¨ªan Chillida (11 votos); Jos¨¦ Mar¨ªa Sicilia (10); Jos¨¦ Manuel Broto (9); Antonio Saura, Antonio L¨®pez y Luis Gordillo (8); Ferran Garc¨ªa Sevilla (7); Salvador Dal¨ª, Miquel Navarro y Jorge Oteiza (6); Juan Navarro Baldeweg y Eduardo Arroyo (5); Jos¨¦ Guerrero, Hern¨¢ndez Piju¨¢n, Francisco Leiro, Menchu Lamas y Miguel ?ngel Campano (4), y Mart¨ªn Chirino, R¨¢fols Casamada, Javier Mariscal, El Hortelano y Ouka Lele (3).

Todo iba a m¨¢s. "De 1988 a 1990 se dio una tremenda proyecci¨®n de las galer¨ªas espa?olas al calor del boom internacional del mercado del arte", prosigue Ruiz. "Los precios se disparan de una manera tremenda, empieza la especulaci¨®n del arte en Espa?a. Pero la burbuja revienta con la guerra del Golfo. Se trabajaba sobre una base mala, artificial, y hay un descenso r¨¢pido de ventas, pero Arco sigue adelante".

En 1988 se facilitaron cifras provisionales de ventas en torno a los 7 millones de euros (1.200 millones de pesetas), un 2,4% m¨¢s que el a?o anterior. La cifra m¨¢s alta de su historia hasta ese momento. Se vendi¨® la mitad de la obra expuesta. Pero se pod¨ªa llegar m¨¢s alto.

Banqueros, coleccionistas y aficionados se gastaron cerca de 4.000 millones de pesetas (24 millones de euros) en Arco 1989, tres veces m¨¢s que el a?o anterior. La obra m¨¢s cara vendida en esa edici¨®n fue un peque?o picasso (41¡Á33 cent¨ªmetros) titulado Personaje y perro a 148 millones de pesetas (890.000 euros), por la galer¨ªa japonesa Yoshii. La francesa L'Orangerie vendi¨® un grabado de la primera ¨¦poca de Dal¨ª por 145 millones (872.000 euros).

El mercado del arte internacional viv¨ªa un boom. En 1990 se vendieron en Arco 192 pinturas por m¨¢s de 1.200.000 pesetas (unos 1,4 millones de euros), destacando en esta lista Picasso, con un cuadro de 1943 vendido por 1.400 millones de pesetas (8,4 millones de euros). En la siguiente edici¨®n, pese a la crisis internacional que trajo la guerra del Golfo, Arco vendi¨® por valor de 36 millones de euros, seg¨²n la organizaci¨®n. La feria sali¨® adelante pero al a?o siguiente acus¨® el golpe, con la ausencia de muchas galer¨ªas extranjeras.

"De 1992 a 1994 fueron a?os malos para Arco, pero las otras ferias internacionales tambi¨¦n acusaron la ca¨ªda. Las galer¨ªas estadounidenses dejaron de venir, y eso permiti¨® que las j¨®venes galer¨ªas espa?olas accedieran a otras ferias como la de Basilea. La presencia internacional del arte espa?ol en el extranjero queda garantizada por el esfuerzo de las galer¨ªas", afirma este galerista.

En Arco 1993 se consolida "el coleccionista del mill¨®n" (6.000 euros). La mayor¨ªa de las obras de la feria se sit¨²an entre uno y diez millones de pesetas, sin llegar a los 190 (1.142.000 euros) que se llegaron a pagar por un bacon en 1990. "Los coleccionistas espa?oles llegaban hasta la barrera del mill¨®n, sin problemas", dijo Juana de Aizpuru.

Seg¨²n la Uni¨®n de Asociaciones de Galer¨ªas de Arte de Espa?a, las 608 galer¨ªas declararon haber facturado 10.267 millones de euros en 1993. En Arco 1994 la sensaci¨®n general es que lo peor ha pasado. "El comprador tiene ahora m¨¢s tiempo para decidir, ya no existe esa prisa loca, esa ansiedad por comprar", comentaba entonces el galerista valenciano Luis Adelantado. El norteamericano Leo Castelli valor¨® que ese a?o la calidad hab¨ªa primado sobre la cantidad.

Al cumplir veinte a?os (2001) los organizadores de la feria reconoc¨ªan que no hab¨ªan logrado crear un coleccionismo privado s¨®lido en Espa?a y que los empresarios no arriesgaban en el arte de los m¨¢s j¨®venes. El mercado del arte en Espa?a factur¨® en 2000 un volumen total de negocio de unos 721 millones de euros, lo que supuso un aumento del 60% respecto a la facturaci¨®n de 1990. Sin embargo, la cuota de Espa?a en el mercado mundial del arte no superaba el 0,6%, seg¨²n un estudio realizado por la Uni¨®n de Asociaciones de Galer¨ªas de Arte de Espa?a (UAGAE). El estudio estimaba que de las 800 galer¨ªas espa?olas, s¨®lo 40 o 50 podr¨ªan, con un plan especial de apoyo, incidir en el elitista mercado internacional.

"Las dos ¨²ltimas ediciones de Arco han sido las mejores", seg¨²n Nacho Ruiz. La edici¨®n de 2003 de Arco fue valorada por la cr¨ªtica como la mejor de su historia, pero tambi¨¦n la m¨¢s cl¨¢sica, tanto para la escena internacional como para la espa?ola. En 2005 la oferta de arte espa?ol fue abrumadora. "El mercado del arte espa?ol ha madurado, la presencia internacional es cada vez mayor. Eso se nota en el n¨²mero de solicitudes recibidas de galer¨ªas de todo el mundo y la cantidad de rechazadas. Las galer¨ªas j¨®venes que han entrado en estos ¨²ltimos a?os han dado un nuevo aire a la feria", concluye Nacho Ruiz.

La de 2006 ser¨¢ la ¨²ltima feria dirigida por Rosina G¨®mez Baeza, que cede el destino de Arco a Lourdes Fern¨¢ndez (San Sebasti¨¢n, 1961), quien manifest¨® hace poco su intenci¨®n de continuar con las l¨ªneas establecidas aunque tambi¨¦n apunt¨® su idea de adaptar la feria a las nuevas condiciones de la escena art¨ªstica. "Las formas de producci¨®n de la gente joven, que usan las nuevas tecnolog¨ªas y el soporte audiovisual, van a cambiar los par¨¢metros del mercado, incluso porque estos artistas quieren producir de una forma que no es necesariamente muy mercantil", afirm¨® Fern¨¢ndez.

Mientras tanto, el gran capital vuelve a ver en el arte una forma de inversi¨®n. En 2004 los precios rozaron el r¨¦cord de 1990, seg¨²n un informe de Artprice, el prestigioso ¨ªndice de an¨¢lisis del mercado del arte. En las subastas internacionales se deja sentir de nuevo el v¨¦rtigo de las subidas. Las subastas de arte en 2005 cerraron el a?o con un aumento de ventas (4 billones de d¨®lares, unos 3.300 millones de euros), un 10,4% m¨¢s que al a?o anterior, seg¨²n Artprice. Un crecimiento considerable teniendo en cuenta que 2004 hab¨ªa cerrado con un 19% m¨¢s que el ejercicio precedente. En ese sentido Nueva York sigue siendo la capital comercial del arte, con un 44% del mercado mundial de las subastas. En 2005 el movimiento art¨ªstico m¨¢s solicitados por los coleccionistas fue el Dad¨¢ (un 137% m¨¢s de ventas) debido a la exposici¨®n del Pompidou (Par¨ªs). En segundo y tercer lugar est¨¢n el futurismo y el arte povera.