'Okupas' virtuales
Una mujer de Valencia descubre que siete paquistan¨ªes llevan un a?o empadronados irregularmente en su casa
"Ahora ya somos familia numerosa", afirma Mar¨ªa ?ngeles con una sonrisa socarrona. Hace unos meses que esta valenciana de 27 a?os, que pide no dar su apellido, convive virtualmente con quienes ella llama los "siete amigos invisibles". El "¨¦rase una vez" empez¨® el pasado mi¨¦rcoles con un simple tr¨¢mite administrativo. A primera hora de la ma?ana, Mar¨ªa ?ngeles se present¨® en la Junta Municipal de Tr¨¤nsits con la intenci¨®n de pedir un certificado de empadronamiento. "?Caray, cu¨¢nta gente vive en tu casa!", afirm¨® la funcionaria que la atend¨ªa. "?En mi casa? Lo normal: mi madre, yo y mis dos hermanos", asegur¨® sin la menor se?al de alarmismo. La sorpresa lleg¨® segundos m¨¢s tarde: "?Me qued¨¦ a cuadros! En el listado de las personas empadronadas en mi casa hab¨ªa siete paquistan¨ªes". M¨¢s concretamente: cuatro Mohammed, un Sarwar, un Ahmed y un Iqhal.
Para aclarar esta confusi¨®n, Mar¨ªa ?ngeles ha tenido que pasar estos ¨²ltimos cinco d¨ªas por una aut¨¦ntica tortura al estilo "vuelva usted ma?ana". De la Junta Municipal a la Oficina del Padr¨®n, luego, charla con el jefe de servicios, de all¨ª a la comisar¨ªa de polic¨ªa y... vuelta a empezar.
El punto de partida es enero de 2005, cuando un tal Mohammed solicit¨® empadronarse en la vivienda de Mar¨ªa ?ngeles y obtuvo el certificado. Para ello, deber¨ªa haber presentado una retah¨ªla insoportable de credenciales. "Todo falsificado", afirma el concejal de Modernizaci¨®n de la Administraci¨®n, Descentralizaci¨®n y Participaci¨®n, Vicente Igual, quien se encarga de los temas relacionados con el padr¨®n. Pero, seg¨²n Igual, esta situaci¨®n no podr¨ªa haberse remediado: "La oficina no es el KGB y los funcionarios no pueden discernir entre un documento bien falsificado y uno que es legal". Mar¨ªa ?ngeles exigi¨® sin ¨¦xito que le entregaran los papeles supuestamente irregulares para denunciar los hechos. "Este tipo de papeles nunca se guardan", aclara Igual.
La historia no acaba aqu¨ª. Mohammed se da de baja en abril, justo despu¨¦s de autorizar con su firma que siete compatriotas se empadronaran en la casa de Mar¨ªa ?ngeles. Resultado: unos Brady llenos de exotismo.
Al menos hay dos razones que podr¨ªan explicar este anecd¨®tico acontecimiento con sabor a Santos Inocentes. Una tiene que ver con las ventajas en t¨¦rminos de protecci¨®n social que implica la obtenci¨®n de dicho certificado; la otra, con el proceso de regularizaci¨®n de inmigrantes que tuvo lugar entre octubre de 2004 y mayo de 2005. Durante estos ocho meses se expidieron 21.463 certificados de empadronamiento en la ciudad de Valencia, pues sin este documento los inmigrantes no pod¨ªan acogerse al citado proceso. Para conseguir el alta en la Seguridad Social, deb¨ªan obtener un certificado que especificara que su vida en Espa?a hab¨ªa empezado antes del 8 de agosto de 2004, fecha l¨ªmite fijada por el Gobierno central. Con este objetivo, el Ejecutivo confiri¨® car¨¢cter retroactivo al documento, medida que desarroll¨® el ingenio de algunos oportunistas con ganas de llenarse los bolsillos. Empezaron a aparecer credenciales falsas con fechas anteriores al d¨ªa 8 y la Polic¨ªa organiz¨® diversas redadas.
"Entender el por qu¨¦ no acabar¨¢ con mis problemas, yo quiero que les den de baja, si no un d¨ªa la Polic¨ªa aparecer¨¢ en mi domicilio a altas horas de la madrugada preguntando por qui¨¦n sabe qui¨¦n", explica la afectada.
Mientras Igual afirma que el problema ya est¨¢ resuelto, en la Oficina del Padr¨®n aseguran que pasar¨¢ al menos un a?o hasta que se solvente el asunto y los puedan dar de baja. "Y ahora, otra vez a esperar tanda", a?ade la joven. En resumen: "Vuelva usted ma?ana".
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