La inmortalidad
Bertrand Lay es un belga catalan¨®filo afincado en Francia. Hace unos veranos, conoci¨® a una chica de Reus en un c¨¢mping de la Costa Brava. Como entonces no ten¨ªa claro qu¨¦ carrera estudiar, acab¨® matricul¨¢ndose en filolog¨ªa hisp¨¢nica. Para completar sus estudios y confraternizar mejor con su novia, eligi¨® el catal¨¢n. Lay ha estado en Barcelona y me pidi¨® que le hablara de Joan Salvat-Papasseit en mi calidad de miembro sin carnet del club de fans del poeta. Tambi¨¦n me cont¨® que su noviazgo con la chica de Reus termin¨® pero que eso no ha mermado su curiosidad por el catal¨¢n y su literatura. Primero me resist¨ª a la propuesta porque no soy experto en el tema y le recomend¨¦ la biograf¨ªa de Ferran Aisa y Remei Morros, Joan Salvat-Papasseit l'home entusiasta. Pero, al final, como hac¨ªa un sol radiante, le acompa?¨¦ a la calle de la Argenteria (donde muri¨® el poeta) y, m¨¢s tarde, nos fuimos al cementerio de Montju?c a visitar su tumba.
Visita a la tumba de Salvat-Papasseit, en Montju?c. Sus versos hablan de la potencia del amor y la fuerza de la esperanza
En el nicho 563 del s¨¦ptimo tramo de la avenida de Sant Jordi hay una l¨¢pida en la que, a la derecha de una cruz grabada sobre granito gris, puede leerse: "El silenci ¨¦s la boira / jo somric / i mil llums em somriuen" y, a continuaci¨®n el nombre y los dos apellidos del poeta m¨¢s una palabra, "Passeig", cuyo sentido no supe situar en el contexto. Sujetada a la l¨¢pida con un nudo, tambi¨¦n hay una cinta con los colores de la bandera catalana y los restos de un ramo de flores marchitadas por el tiempo con la etiqueta de una florister¨ªa de Las Ramblas. El conjunto tiene pocos valores est¨¦ticos, como tampoco los ten¨ªa esa estatua que, si no recuerdo mal, homenajea al poeta en el Moll de la Fusta. Si desean visitar el nicho y no consiguen localizarlo, no duden en recurrir a la oficina de informaci¨®n. All¨ª hay un mapa en el que se marcan todas las personalidades enterradas en Montju?c. Se da la circunstancia de que algunos de los poetas enterrados en Montjuic asistieron al entierro de Salvat-Papasseit (verano de 1924), lo admiraron mientras vivi¨® o siguieron de cerca su entusiasmo vanguardista y popular. Lay se qued¨® en silencio, merodeando por la zona y haciendo fotos hasta que, con una sonrisa, acab¨® comentando: "Si pudiera ponerse de puntillas desde el nicho, el poeta podr¨ªa ver el mar". En efecto, delante del nicho hay cipreses y tumbas pero, levantando un poco la vista, se puede volar con la mirada hacia un espacio abierto con gr¨²as, diques, almacenes, humaredas y un mar brillante que se extiende hasta el horizonte.
En el mapa de la oficina de los servicios funerarios, descubrimos que, adem¨¢s de Salvat-Papasseit, all¨ª est¨¢n enterrados Josep Carner, Josep Maria de Sagarra, Apel.les Mestres y Moss¨¨n Cinto Verdaguer. "Es el dream team", coment¨® Lay con una temeridad que no supe si atribuir a la catalanofilia, a la juventud o a la condici¨®n de ex turista. No le falta raz¨®n. En una delantera con Carner, Mestres, Sagarra y Verdaguer, Salvat-Papasseit ser¨ªa uno de esos extremos izquierda r¨¢pidos y creativos, generosos y temperamentales, respetados por los p¨²blicos locales y visitantes. Las im¨¢genes que se conservan de ¨¦l no han envejecido, quiz¨¢ porque muri¨® demasiado joven, con tan s¨®lo 30 a?os. Regresamos en coche, sin saber exactamente d¨®nde estaba la salida. Hablamos poco, porque los cementerios est¨¢n dise?ados para pensar y recogerse y supuse que Lay estar¨ªa recitando mentalmente alg¨²n poema. Yo record¨¦ el m¨¢s conocido, probablemente uno de los mejores de nuestra literatura: Tot l'enyor del dem¨¤.
Es un poema narrativo cargado de melancol¨ªa vital, muy propio de esas personas excepcionales que cuando no consiguen vencer los obst¨¢culos m¨¢s terribles (la muerte de una hija, una enfermedad, la propia muerte), los afrontan con una grandeza de esp¨ªritu que empeque?ece el mundo que les rodea y que acompleja a los supervivientes. De eso hablan los poemas de Salvat-Papasseit: de la luz del puerto, de la potencia del amor, de la belleza de las chicas, de la fuerza de la esperanza (incluso de la esperanza injustificada). Las sonrientes luces de las que hablan las palabras inscritas sobre su l¨¢pida podr¨ªan acompa?arse con inscripciones de sus textos m¨¢s militantes. "Les dones entre s¨ª s'odien m¨¦s que no els homes entre s¨ª. I, amb tot, no es fan tant mal". O con esta reflexi¨®n, tan apropiada para estos tiempos de manipulaciones y provocaciones fan¨¢ticas y respuestas reactivas: "Que aquells que no s'estimen es barallin mai no ser¨¤ motiu perqu¨¨ aquells que no s'odien s'hagin de barallar". Lay no hizo ning¨²n comentario hasta que, en el momento de despedirnos, dijo: "Las tumbas deber¨ªan tener libro de visitas, como los de los entierros". "?T¨² qu¨¦ habr¨ªas escrito?", le pregunt¨¦. Y en un catal¨¢n m¨¢s que correcto, el ex turista belga sac¨® un libro de la cartera y recit¨® lo que escribi¨® Salvat-Papasseit en julio de 1920: "Jo us invito, poetes, a que sigueu futurs, ¨¦s a dir, immortals. A que canteu avui com el dia d'avui. Que no mediu els versos, ni els compteu amb els dits, ni els cobreu amb diners. Vivim sempre de nou. El dem¨¤ ¨¦s m¨¦s bell sempre que el passat. I si voleu rimar, podeu rimar: per¨° sigueu Poetes, Poetes amb maj¨²scula: altius, valents, heroics i sobretot sincers".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.