Orihuela cierra el expediente de la Casa del Inquisidor con una multa y obvia la reconstrucci¨®n del edificio
La ya desaparecida Casa del Inquisidor, tambi¨¦n conocida como Palacio Ruiz de Villafranca, en Orihuela, ha pasado a engrosar el cat¨¢logo de destrucciones irrecuperables. El Ayuntamiento de este municipio, gobernado por el PP, ha cerrado, cuatro a?os despu¨¦s del derribo de este edificio protegido, el expediente por infracci¨®n urban¨ªstica con una multa de 68.000 euros al empresario que borr¨® del paisaje urbano oriolano uno de sus hitos hist¨®ricos y obvia una orden de la Generalitat que obliga al constructor a reconstruir el edificio.
La Asociaci¨®n de Amigos de Orihuela califica de irrisoria la sanci¨®n para lo que consideran un extraordinario "atentado" urban¨ªstico ejecutado con "alevos¨ªa y nocturnidad" por parte de Construcciones Pedrera, SL, propiedad del empresario local Antonio Pedrera.
Seg¨²n el Plan Especial de Protecci¨®n y Conservaci¨®n del Centro Hist¨®rico de Orihuela y atendiendo a una orden de la Generalitat Valenciana, el empresario est¨¢ obligado a la reconstrucci¨®n del edificio. El colectivo c¨ªvico esgrime un escrito del Defensor del Pueblo en el que recuerda al Ayuntamiento "que es preciso que confirme a esta instituci¨®n la reconstrucci¨®n del palacio conforme a las determinaciones establecidas en el plan especial".
El portavoz del Grupo Socialista en el Ayuntamiento de Orihuela, Francisco Ortu?o, remarca que la sanci¨®n, apenas once millones de las antiguas pesetas, no resarce ni de lejos la p¨¦rdida de un resto arqueol¨®gico de valor "incalculable". "Ha sido una operaci¨®n rentable para el promotor, porque a cambio de una multa de risa obtiene un solar muy valioso", explica.
La concejal de Urbanismo en el Consistorio, Eva Ortiz, explica que la cuant¨ªa de la sanci¨®n la impone la ley de disciplina urban¨ªstica. Esta norma, seg¨²n la edil, fija el importe de la multa sobre la valoraci¨®n del doble de lo destruido, fijado por los servicios t¨¦cnicos municipales.
La relevancia de la conservaci¨®n de estos hist¨®ricos inmuebles reside en su valor documental. Hubo un tiempo en que muchas de estas casas fueron moradas de hidalgos o escuderos ennoblecidos que ten¨ªan privilegios por derecho propio, entre ellos la potestad para colocar en sus casas solariegas su escudo de armas. Seg¨²n la Asociaci¨®n de Amigos de Orihuela, existen documentos que hablan de la Casa del Inquisidor desde, al menos, 1669. Fue propiedad de Gerona Rodr¨ªguez de Pisana, caballero de la ciudad de Orihuela quien, a su vez, la vendi¨® a la familia P¨¦rez-Cabrero, nobles originarios de Murcia. En 1724 la casa fue revendida al can¨®nigo doctoral de la Santa Iglesia Catedral.
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