El retorno de Carletto
Cuando Carletto Mazzone empez¨® a entrenar al Ascoli, en 1968, Pel¨¦ estaba en su mejor momento. Hace 779 partidos de eso, una eternidad. Mazzone tiene 68 a?os y, al final de la temporada pasada, despu¨¦s de perder su equipo de entonces, el Bolonia, la promoci¨®n de permanencia, le prometi¨® a su mujer que nunca m¨¢s. Y se retir¨® para siempre. Hasta ayer. Mazzone asumi¨® el martes la direcci¨®n t¨¦cnica del Livorno, su equipo n¨²mero 17, y ayer se sent¨® en el banquillo. S¨®lo un tipo como ¨¦l pod¨ªa desembarcar en Livorno en pleno funeral y organizar una fiesta con el difunto a¨²n caliente.
Cuesta comprender lo que ha ocurrido esta semana en Livorno. El comportamiento del presidente, Aldo Spinelli, no se explica ni con chistes f¨¢ciles sobre su apellido, que significa porros. El Livorno est¨¢ haciendo una campa?a estupenda, ocupa una posici¨®n de Copa de la UEFA y ha jugado alg¨²n partido de los que se recuerdan. No ganaba desde principios de a?o, pero en esas semanas hab¨ªa perdido un solo encuentro. Roberto Donadoni, el antiguo artista del Milan, se ha construido un prestigio s¨®lido gracias a su trabajo en la muy obrera e izquierdista ciudad portuaria de Toscana.
?Qu¨¦ hizo mal Donadoni? Quiz¨¢ el problema consiste en que vota a Berlusconi. El caso es que a Spinelli, el lunes pasado, se le subi¨® el apellido a la cabeza. El Livorno hab¨ªa empatado en casa con el Messina por un error arbitral y se le ocurri¨® que toda la culpa era de Donadoni. Empez¨® a hablar en p¨²blico sobre su inminente despido. Cuando Donadoni le telefone¨®, se excus¨® con una afon¨ªa. En realidad, estaba entrando en directo en el programa m¨¢s futbolero de la televisi¨®n italiana, el Juicio de Biscardi, para seguir poniendo al t¨¦cnico a caer de un burro. Donadoni, genio y figura, dimiti¨® y se march¨® de Livorno como un se?or.
En la plantilla sent¨® mal el asunto. Lucarelli, la gran estrella, el m¨¢ximo goleador, el que rechaz¨® mil millones de liras para jugar en el equipo de su ciudad natal, el hombre que alza la bandera del Che Guevara y tiene la grada a sus pies, coment¨® que, visto lo visto, ¨¦l tambi¨¦n se ir¨ªa en cuanto terminara el campeonato.
Una vez metida la pata hasta el fondo, ?qu¨¦ pod¨ªa hacer Spinelli? Pues llamar a Mazzone. Al viejo Carletto no hay afici¨®n que se le resista. En 2001, con el Brescia, tuvo un derby apurad¨ªsimo con los vecinos del Atalanta de Bergamo. Los locales perd¨ªan 1-3, pero el Brescia marc¨®. Y marc¨® otra vez. Con el 2-3, exaltad¨ªsimo, prometi¨® que, si los suyos empataban, iba a ir personalmente a la tribuna ocupada por los ultras del Atalanta, bastante conocidos por su violencia y sus nostalgias fascistas. En el ¨²ltimo minuto de la pr¨®rroga, el Atalanta empat¨®. Mazzone corri¨® hacia la curva rival y grit¨® como un poseso: "?Vuestros muertos, racistas, fascistas, cornudos!". Al llegar la polic¨ªa, se dej¨® llevar mansamente. "?Qu¨¦ a gusto voy a cumplir esta sanci¨®n!", suspir¨®.
Con estos precedentes, Mazzone tiene que caer bien a los livorneses. Ha entrado, sin duda, con buen pie: el Livorno gan¨® ayer al Fiorentina, la revelaci¨®n del campeonato, con dos goles de Lucarelli. La afici¨®n, gru?ona al principio, acab¨® entregada. A ver qu¨¦ ocurre en adelante. Habr¨¢ menos sensatez que con Donadoni. Disparates s¨ª habr¨¢ muchos. Todos los que hagan falta.
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