La inform¨¢tica ya es historia
La exposici¨®n '40 a?os de inform¨¢tica' repasa los antecedentes y la evoluci¨®n de los ordenadores a trav¨¦s de 300 piezas
Cuatro bloques de hierro que pesan 1.000 kilogramos, infinidad de botones y palancas de naturaleza jerogl¨ªfica que parecen los mandos de control de un Airbus, una m¨¢quina de escribir conectada a un aparatoso utensilio que memoriza la informaci¨®n agujereando una tarjeta repleta de n¨²meros y un artilugio que decodifica el misterio de estos boquetes. Se trata de un ordenador IBM de 1959, uno de los primeros ingenios inform¨¢ticos de la historia. La Universidad de Valencia adquiri¨® este tanque inform¨¢tico en 1965 por el m¨®dico precio de 48.000 euros. A su lado, una colecci¨®n de port¨¢tiles Toshiba (1987-2004). Entre ellos: s¨®lo 40 a?os de historia.
Darse un paseo por la muestra 40 a?os de inform¨¢tica es como pasar de un cementerio mec¨¢nico-tecnol¨®gico a una orgullosa exhibici¨®n de modernidad porque, en realidad, la exhibici¨®n recoge m¨¢s de un siglo de progreso (1903-2004). El Corte Ingl¨¦s de la avenida de Francia acoge esta exposici¨®n, donde cientos de art¨ªculos ca¨ªdos en el olvido comparten espacio con la engre¨ªda tecnolog¨ªa japonesa. Pero aqu¨ª, obsoleto es sin¨®nimo de arte.
M¨¢s de 300 piezas conforman 40 a?os de inform¨¢tica, que arranca con una muestra de dispositivos contadores como el ¨¢baco (un invento egipcio que consta de una serie de alambres atravesados por bolitas de madera y que permite restar, sumar, multiplicar y dividir) y sigue con las calculadoras electr¨®nicas primero, y las cient¨ªficas despu¨¦s. "Los contadores son el embri¨®n de la inform¨¢tica porque cuando se crean estos utensilios nos damos cuenta de la necesidad de retener las cuentas que realizamos, de crear una memoria artificial", afirma Paco Villaverde, uno de los organizadores de la exposici¨®n.
En la muestra, que dedica una parte importante a las m¨¢quinas de escribir, teclado e impresora de los primeros ordenadores, el glamour corre a cargo de las cinematogr¨¢ficas Underwood. Despu¨¦s, las m¨¢quinas de escribir electr¨®nicas y los microordenadores o calculadoras con memoria dar¨¢n paso al ordenador. 1982 marca un punto de inflexi¨®n en el recorrido, es el a?o en el que los ordenadores entran en los hogares de la mano del modelo Sinclair ZX Spectrum.
"La historia de la inform¨¢tica es nuestra historia. Detr¨¢s de cada uno de estos art¨ªculos est¨¢ el recuerdo de alguien, un mundo de emociones y sentimientos", argumenta Villaverde. En este sentido, la joya de la corona de la exposici¨®n es, seg¨²n el organizador, la calculadora mec¨¢nica de bolsillo Curta. Antes de que pudiera salir a la venta, en 1943, su dise?ador, Curt Herzstack, fue trasladado al campo de concentraci¨®n de Buchenwald, Alemania. Los nazis, sabedores de las buenas artes de este inventor austr¨ªaco, ofrecieron al esclavo un trato de privilegio. Si el rumbo de la historia hubiera cambiado en 1945, el F¨¹hrer habr¨ªa recibido una Curta por su victoria en la Segunda Guerra Mundial. El final, por suerte, fue diametralmente opuesto. Hitler perdi¨® la contienda y se qued¨® sin Curta. Herzstack sobrevivi¨® a Buchenwald y apadrin¨® a su peque?o ingenio. Gracias al apoyo econ¨®mico de unos amigos, la calculadora sali¨® a la venta en 1947. Ahora y hasta el 9 de febrero, este testimonio del tiempo se deja admirar.
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