"Te voy a echar al desierto"
I
Matar mujeres en Ciudad Ju¨¢rez debe ser un negocio pr¨®spero: 452 en 13 a?os y, en ese mismo periodo, 4.587 desaparecidas. S¨®lo en 2005 fueron asesinadas treinta mujeres. ?Qui¨¦n es el due?o de esta industria que viola y desmiembra mujeres y cosecha calaveras?
Seg¨²n expertos del FBI detr¨¢s de las mujeres asesinadas en la ciudad fronteriza de Ciudad Ju¨¢rez se perfilan por lo menos dos asesinos seriales. Periodistas se?alan a algunos empresarios poderosos y Organizaciones No Gubernamentales han insistido en la participaci¨®n de cuerpos policiacos. Por el n¨²mero de v¨ªctimas todas las hip¨®tesis pueden ser reales.
Ciudad Ju¨¢rez fue durante a?os lugar de tr¨¢nsito, como todas las ciudades fronterizas del norte de M¨¦xico. Las maquiladoras cambiaron las reglas del juego: asentaron buena parte de la poblaci¨®n flotante y convirtieron a ese lugar en punto de destino. Las centroamericanas y mexicanas que originalmente quer¨ªan llegar a Estados Unidos vieron en las maquiladoras una oportunidad de empleo.
En la calle se venden llaveros con un min¨²sculo seno de pl¨¢stico
No debe extra?ar que el patr¨®n com¨²n de las mujeres asesinadas en aquella regi¨®n sea el de las trabajadoras de la maquila: j¨®venes -el 80% entre 14 y 17 a?os-, pobres y morenas. S¨®lo en los ¨²ltimos meses el abanico del perfil de las v¨ªctimas se ampli¨® de manera terrible: cada vez son m¨¢s frecuentes los casos de ni?as. Tal es el caso de Cintia Roc¨ªo Acosta de 10 a?os, quien fue secuestrada a plena luz del d¨ªa en un parque. Su cuerpo apareci¨® despu¨¦s con huellas de violaci¨®n y estrangulamiento.
II
En pocos lugares como en Ciudad Ju¨¢rez la mujer es s¨ªmbolo del sexo vencido. Me corrijo: m¨¢s que s¨ªmbolo es una realidad cotidiana y terrible. El b¨ªblico consejo de "mujeres som¨¦tanse a sus maridos" resulta poca cosa en esa ciudad fronteriza.
De 1993 a la fecha se han creado fiscal¨ªas especiales, unidades especializadas en delitos sexuales y se ha buscado la colaboraci¨®n de expertos de otros pa¨ªses para resolver los casos. M¨¢s a¨²n: el due?o de una maquiladora de pl¨¢sticos lleg¨® a ofrecer una recompensa de 25.000 d¨®lares a quien ayudara a capturar a los culpables del asesinato de una de sus trabajadoras. Y el resultado ha sido el mismo. La impunidad se mantiene y las muertes se multiplican.
Creo que lo m¨¢s grave es, precisamente, que haya permeado en el tejido social la cultura de la impunidad. Seg¨²n la escritora Elena Poniatowska es frecuente escuchar en Ciudad Ju¨¢rez c¨®mo los hombres amenazan a sus mujeres ante alg¨²n diferendo dici¨¦ndoles "te voy a echar al desierto" y -me refiere otro amigo-, se pueden conseguir en las calles de esa ciudad llaveros adornados con un min¨²sculo seno de pl¨¢stico. Estoy seguro de que no toda la sociedad juarense participa de esa cultura de la impunidad, pero s¨ª un n¨²mero considerable de hombres.
Si aunamos la cultura de la impunidad a la idea de la mujer como el sexo vencido, el sexo de segunda, el sexo desechable deber¨ªa extra?arnos que no existan m¨¢s cr¨ªmenes y desapariciones de mujeres de las que conocemos en Ciudad Ju¨¢rez. Si las muertas son mujeres y las mujeres, nada. ?Importar¨¢ usarlas y tirarlas a un basurero?
El profundo desprecio a la mujer en estos feminicidios (las violan, las mutilan, las queman, las desmiembran) deber¨ªa convencer a las autoridades mexicanas para considerar a estos cr¨ªmenes como cr¨ªmenes de odio.
III
Seg¨²n Amnist¨ªa Internacional las autoridades mexicanas han fallado en cuatro puntos b¨¢sicos en el caso de los feminicidios de Ciudad Ju¨¢rez: 1) en la investigaci¨®n de los criminales, 2) en sancionar a los responsables, 3) en la reparaci¨®n del da?o a las v¨ªctimas y 4) en la prevenci¨®n de los cr¨ªmenes. Es exacto el diagn¨®stico de Amnist¨ªa Internacional. Un caso lo ilustra: el 18 de marzo de 1999 el conductor de autob¨²s Jes¨²s Guardado M¨¢rquez desnud¨®, viol¨® y estrangul¨® a Nancy, una jovencita que viajaba en el transporte. Crey¨¦ndola muerta la arroj¨® a un lote bald¨ªo. La v¨ªctima levant¨® una denuncia, identific¨® plenamente al agresor y, pese a todo, no se le ha dictado sentencia porque falta su expediente.
En estos tiempos pol¨ªticos con vistas a las elecciones presidenciales de 2006 que se viven en M¨¦xico, convendr¨ªa que los candidatos de los distintos partidos manifestaran su inter¨¦s en el asunto. Despu¨¦s de todo la principal obligaci¨®n de cualquier Estado es velar por la seguridad de sus ciudadanos. ?O las mujeres no lo son?
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