Movilizados
Cuando se telefonea a un fijo se llama a un lugar. Con el m¨®vil, en cambio, se llama a una persona. Esta diferencia de concepto arrastra un universo de servicios individualizados que no ha hecho m¨¢s que empezar. El m¨®vil comenz¨® siendo un tel¨¦fono port¨¢til, s¨®lo para hablar. El primero, de 1973, pesaba 780 gramos, se pod¨ªa hablar media hora y la carga de la bater¨ªa duraba diez. Ahora ya permite encender a distancia la calefacci¨®n del hogar, recibir el correo electr¨®nico, consultar titulares, jugar con un colega en l¨ªnea, hacer fotos o aconsejar el restaurante predilecto seg¨²n la zona donde est¨¢ el cliente y sus gustos. Igualmente crecen sus usos industriales, desde el control de flotas de camiones al curado de jamones. Y los aparatos digitales convergen en sus tareas: el tel¨¦fono m¨®vil tambi¨¦n es agenda, c¨¢mara, reloj, reproductor de m¨²sica, televisor, etc¨¦tera.
El ¨¦xito de la feria 3GSM celebrada en Barcelona demuestra el potencial de la telefon¨ªa m¨®vil. El congreso, restringido a los profesionales, ahora se plantea una edici¨®n complementaria abierta a los consumidores, orientada a difundir las nuevas aplicaciones y modelos. El auge del m¨®vil no s¨®lo comporta la fabricaci¨®n de nuevos terminales, sino el dise?o de programas que soporten los servicios, e imaginar nuevas prestaciones. Ah¨ª hay un frente abierto a la industria inform¨¢tica espa?ola.
Hay en el mundo m¨¢s de mil millones de abonados a la telefon¨ªa m¨®vil. Pero, al mismo tiempo, m¨¢s de mil millones de habitantes del planeta no tienen acceso a ning¨²n tel¨¦fono. La Uni¨®n Internacional de Telecomunicaciones lanz¨® en junio pasado el programa Conectar el mundo. El tel¨¦fono m¨®vil, que no exige el tendido de una densa red de hilos, puede ser un buen instrumento para romper la brecha digital en aquellos pa¨ªses sin infraestructura. En los desarrollados sigue vivo el reto de dotarse de una cobertura de telefon¨ªa m¨®vil suficientemente poderosa y veloz para dar cabida a los nuevos servicios, los que ya est¨¢n ah¨ª (como la televisi¨®n) o los que puedan inventarse. En este sector, Europa y algunos pa¨ªses asi¨¢ticos han crecido m¨¢s deprisa que Estados Unidos. Espa?a, con m¨¢s tarjetas de m¨®viles activas que habitantes, se ha incorporado con diligencia a la cultura del m¨®vil. No debe perderse. Y para ello hay un elemento vital: que la cobertura de nueva generaci¨®n sea eficiente. Compromete a las operadoras y a las autoridades.
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