?Nueva izquierda?
El panorama de la izquierda actual en Latinoam¨¦rica ha sido descrito muchas veces en los ¨²ltimos tiempos y seguir¨¢ siendo objeto de interpretaciones apasionadas, tal vez que contiene: a) La novedad de un retorno despu¨¦s de largos inviernos militaristas y primaveras democr¨¢ticas que no llegaron a la base popular de la pir¨¢mide, y b) Un verdadero smorgasbord o ensalada de tendencias.
Fidel Castro es el decano de la izquierda latinoamericana. Casi medio siglo en el poder gracias a dos factores consecutivos. Primero, la agresi¨®n de los EE UU. Acostumbrados, desde las ¨¦pocas de la Enmienda Platt, a dominar la isla, los EE UU se encontraron, en la revoluci¨®n castrista, con "la horma de su zapato". Incre¨ªble juego de equ¨ªvocos: la hostilidad de diez Administraciones norteamericanas no ha hecho sino afianzar el poder de Castro. Una famosa caricatura muestra a cada mandatario estadounidense a partir de Eisenhower entonando la mantra "Fidel Castro est¨¢ a punto de caer". Los intentos de normalizaci¨®n de Carter y Clinton fracasaron: no le conven¨ªan a Castro, quien -segundo factor- ha montado un aparato autoritario sobre la base de la defensa contra el imperialismo yanqui. Esto convierte a cualquier opositor, ipso facto, en traidor potencial. La maquinaria totalitaria es aceitada por el enemigo y se lubrica a s¨ª misma.
Lo que no le funciona a Castro es la econom¨ªa. Los intentos de diversificaci¨®n han fracasado, Cuba ha regresado al monocultivo y a la explotaci¨®n tur¨ªstica. Una econom¨ªa gigol¨® fue sostenida largo tiempo por la hoy extinta URSS artificialmente abandonada al terminar la guerra fr¨ªa y rescatada de nuevo por la munificencia petrolera de Hugo Ch¨¢vez. Los m¨¦ritos de Cuba -educaci¨®n y salud- deben sobrevivir al r¨¦gimen. Y la ayuda de Ch¨¢vez es tan pasajera como el personaje mismo.
Montado sobre la quinta producci¨®n mundial del petr¨®leo, Hugo Ch¨¢vez se pasea como gobernante de izquierda cuando en verdad es un Mussolini tropical, dispuesto a prodigar con benevolencia la riqueza petrolera, pero sacrificando las fuentes de producci¨®n de empleo. Ataca a los EE UU en materia comercial (el ALCA), pero no toca con una pluma la relaci¨®n petrolera que sufraga el gobierno de Caracas. Como Per¨®n, combina un discurso populista con grandes dosis de filantrop¨ªa social. Al contrario de Per¨®n, no construye una industria local diversificada. Ch¨¢vez y sus espejismos se disipar¨¢n. Una poblaci¨®n desencantada buscar¨¢ nuevos caminos sin haber aprendido demasiado. La izquierda venezolana debe construir ya su proyecto postchavista.
En otro extremo de Am¨¦rica, como dir¨ªa Daniel Cos¨ªo Villegas, se encuentran las izquierdas. Titubeante a¨²n el r¨¦gimen de N¨¦stor Kirchner en Argentina, indeciso entre un neoperonismo intolerante y un neoperonismo blando. Sorpresivo el Gobierno de Tabar¨¦ V¨¢zquez en Uruguay, ¨¢gil en su defensa del inter¨¦s nacional por encima de los rubros izquierda-derecha; muy especial el caso de Brasil, con un presidente Lula que ha propiciado un enorme ¨¦xito econ¨®mico y comercial, pero que decepciona a su base electoral popular y se mancha con esc¨¢ndalos de corrupci¨®n tan melodram¨¢ticos como los m¨²ltiples rostros de la ex eminencia gris del r¨¦gimen, Jos¨¦ Dirceu. Excluido el Lord Chaney de la pol¨ªtica brasile?a, es de desear que el Gobierno de Lula, derrotado de antemano en las venideras elecciones, deje un terreno lo menos destrozado posible a sus sucesores.
La otra cara de la izquierda en Latinoam¨¦rica la representa, por supuesto, Ricardo Lagos. Bajo su mandato, el pinochetismo ha sido enterrado por la autoridad judicial (revelando, de paso, que el atroz tirano era tambi¨¦n un siniestro ladr¨®n, jefe de una mafiosa familia de cacos c¨ªnicos) y el Ejecutivo se ha dedicado a no condenar el pasado, sino a construir el futuro. Mercado y Estado: el equilibrio entre ambos factores ha asegurado el veloz (e incompleto) desarrollo de Chile bajo el socialismo. La pobreza ha descendido del 40% al 18%. Todav¨ªa es mucha pobreza: Michelle Bachelet tiene la mesa puesta. Pero Lagos deja atr¨¢s un modelo superado: el Consenso de Washington que no compagin¨® grado de inversi¨®n con crecimiento sostenido, ni mayor crecimiento con mayor equidad. Y llega a Bachelet un modelo en construcci¨®n que supone preservar el equilibrio macroecon¨®mico a fin de atender con urgencia el retraso microecon¨®mico: crecimiento con empleo, infraestructura, educaci¨®n, redistribuci¨®n y oportunidades.
Es este punto que, a grandes rasgos, le convierte en una izquierda mexicana renovada, que hoy representa Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador. Satanizado como heredopopulista y demagogo, L¨®pez Obrador acaba de dar una se?al muy positiva en el discurso inaugural de su campa?a en Metlatonoc, Guerrero. "Que se escuche bien y se escuche lejos: s¨ª habr¨¢ econom¨ªa de mercado, pero el Estado promover¨¢ el desarrollo social para combatir las desigualdades". Y a?adi¨®: "S¨ª habr¨¢ orden macroecon¨®mico, disciplina en el manejo de la inflaci¨®n y el d¨¦ficit p¨²blico". Y, sobre todo, calific¨® que tanto micro como macroeconom¨ªa deber¨¢n combatir a la pobreza que es, lo sabemos todos, la lacra m¨¢s dolorosa y permanente de M¨¦xico desde que Humboldt nos defini¨®, a principios del siglo XIX, como el pa¨ªs de la desigualdad y nuestra debilidad mayor, como lo ilustra la excelente novela de Ignacio Solares sobre la guerra M¨¦xico-norteamericana de 1948, La Invasi¨®n.
Habr¨¢ tiempo de regresar sobre las propuestas del candidato L¨®pez Obrador, expresando la esperanza de que su camino sea m¨¢s el de Lagos que el de Ch¨¢vez, y la seguridad de que ni Lagos ni Ch¨¢vez son, en pureza, repetibles en un pa¨ªs que comparte una frontera de tres mil kil¨®metros con la primera potencia mundial. Situaci¨®n que tampoco concierne al ¨²ltimo izquierdista en llegar al poder en Latinoam¨¦rica, Evo Morales. Electo con una clara mayor¨ªa, Morales confirma un giro positivo de la pol¨ªtica latinoamericana: la izquierda puede llegar al poder por la v¨ªa electoral. No hace mucho, esto era inconcebible. La izquierda no ten¨ªa m¨¢s recurso que la insurrecci¨®n armada. Sin duda, Evo Morales es consciente de que su elecci¨®n lo compromete no s¨®lo a ¨¦l, sino al maltratado pueblo de Bolivia, a mantener con claridad e inteligencia los mismos procesos pol¨ªticos libres que los llevaron, por primera vez, al poder.
Carlos Fuentes es escritor mexicano.
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