Avestruces en la cuerda floja

Son 28 avestruces que crecen y cr¨ªan en las laderas de la sierra madrile?a y que est¨¢n a punto de convertirse en las primeras v¨ªctimas de la gripe aviar en Espa?a. No es el virus H5N1, sin embargo, la amenaza que se cierne sobre sus vidas, sino la normativa de la Comunidad de Madrid, que, por primera vez en Espa?a, proh¨ªbe la cr¨ªa de aves al aire libre. "No pueden vivir encerradas. Necesitan espacio y aire puro. Ahora tienen m¨¢s de una hect¨¢rea de terreno. ?C¨®mo voy a cubrir con una malla todo este campo?", se pregunta su propietario, que prefiere no dar su nombre.

Madrid se ha adelantado al Gobierno central en la toma de decisiones para impedir el contacto de aves silvestres y dom¨¦sticas, probable v¨ªa de entrada de la gripe aviar en Espa?a. La medida "obliga a las explotaciones a encorralar las aves o sacrificarlas", sostienen desde la Direcci¨®n General de Agricultura de la Comunidad de Madrid.

"Esto es lo que tendr¨¦ que hacer", se lamenta su propietario. "Este negocio no da dinero. Alguien se forr¨® en este pa¨ªs vendiendo las primeras avestruces y anim¨¢ndonos a invertir en el negocio. Pero no hay demanda para esta carne y casi todas las granjas han tenido que cerrar. Cada animal se paga s¨®lo a unos 150 euros y con estos precios, cubrir el terreno es inviable", a?ade.

Ajenas a su previsible viaje al matadero, las avestruces campan a sus anchas sobre el c¨¦sped silvestre de Robledo de Chavela, pueblo situado a una docena de kil¨®metros del Monasterio de El Escorial. De lejos, un avestruz es un ser apacible que picotea los comederos de pienso o el suelo en b¨²squeda de insectos.

"Pero no hay que fiarse", explica Romeo, un inmigrante rumano que se encarga de cuidarlas. "Los machos son agresivos y te atacan siempre que pueden", a?ade.

La patada de avestruz es temible. Un ejemplar llega a medir dos metros y medio y cada pata, de la que se extrae la preciada carne, uno y medio. La literatura de aventuras dice que estas aves evitan los leones, pero que si se sienten atacadas pueden llegar a matarlos a coces. Romeo jura que ¨¦l fue testigo de una patada que rompi¨® dos costillas a un visitante imprudente.

El avestruz madrile?o se aboca a su extinci¨®n, ya que la granja de Robledo es la ¨²nica que queda en la Comunidad, seg¨²n Agricultura. Las aves, sin embargo, a¨²n tienen una ¨²ltima esperanza: la orden de la Comunidad de Madrid prev¨¦ excepciones en su aplicaci¨®n. "La norma se aplicar¨¢ de forma estricta, pero si el propietario presenta alegaciones, ¨¦stas ser¨¢n estudiadas con atenci¨®n", explica un portavoz de Agricultura. En contra de las aves juega el hecho de que el avestruz ha sido una de las especies m¨¢s afectadas por los brotes de gripe aviar ocurridos en Nigeria.

Pero si el indulto no prospera, las avestruces a¨²n tendr¨¢n una ¨²ltima baza: su velocidad. "Despu¨¦s del guepardo, el avestruz es el segundo animal m¨¢s r¨¢pido del mundo. Alcanza los 60 kil¨®metros por hora. Claro que el guepardo s¨®lo aguanta un rato corriendo a tope y las avestruces son capaces de hacerlo durante dos horas", comenta, como quien no quiere la cosa, su propietario.