Seis historiadores analizan los a?os de la Rep¨²blica y la guerra
Santos Juli¨¢ coordina un libro sobre los a?os m¨¢s convulsos del siglo XX
La receta que conviene aplicar a aquellos temas que levantan ampollas es la de la distancia y el rigor. Por eso, Santos Juli¨¢, que ha coordinado el volumen Rep¨²blica y guerra en Espa?a (1931-1939) (Espasa), dice que ¨¦l y quienes han participado en este proyecto no utilizan la historia "como arma arrojadiza". Con ese ¨¢nimo, seis estudiosos del periodo han revisado la naturaleza y las consecuencias de la ¨¦poca m¨¢s luminosa y traum¨¢tica del siglo XX.
Est¨¢n los ¨¢nimos demasiado encendidos con revisionistas baratos y escritores delirantes como para echar m¨¢s le?a al fuego. Por eso, Juli¨¢, que present¨® ayer este nuevo volumen conjunto en el C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid, dej¨® claro que no contempla el estudio del pasado como algo que "justifique" ciertas cosas del presente.
Lo acompa?aban la mayor¨ªa de los que han firmado cap¨ªtulos de Rep¨²blica y guerra en Espa?a (1931-1939): la diputada socialista Mercedes Cabrera, que se ha ocupado de la proclamaci¨®n de la Rep¨²blica; Octavio Ruiz Manj¨®n, que ha abordado el segundo bienio republicano; Gabriel Cardona, que ha estudiado la rebeli¨®n y la guerra; Enrique Moradiellos, encargado de las relaciones internacionales en el periodo, y ?ngela Cenarro, que ha desentra?ado a trav¨¦s del poder local la estructura del inicio del r¨¦gimen franquista. Faltaba Javier Tusell, fallecido el pasado a?o, que analiz¨® para el libro la evoluci¨®n pol¨ªtica del bando sublevado y que recibi¨® ayer el emotivo homenaje de sus compa?eros.
Santos Juli¨¢ ha escrito sobre el Frente Popular y la pol¨ªtica de la Rep¨²blica en guerra, y asegura que a partir de 1936 "el panorama pol¨ªtico se divide en el poder de los sindicatos y los partidos". Va desde lo que propone Largo Caballero en un principio, basado en una fuerza sindical, a la coalici¨®n de partidos que impulsa Negr¨ªn con socialistas, comunistas y nacionalistas vascos y catalanes, y que dura, con sus fisuras, hasta el final de la guerra. Como la crisis protagonizada por los nacionalistas, que intentaron salvar lo insalvable por su cuenta con alianzas propias. Juli¨¢ no se atreve a calificar aquello como una "traici¨®n" a la Rep¨²blica, "pero la b¨²squeda de alianzas de Euskadi y Catalu?a con otros pa¨ªses denotaba por parte de los nacionalistas una ignorancia total de las relaciones internacionales".
Cardona estuvo beligerante con esa visi¨®n estereotipada e impuesta del general Franco como un gran estratega: "Ese mito no es cierto. Un buen general es el que gana una guerra con el menor n¨²mero de bajas, y Franco hizo exactamente lo contrario, perjudicando no s¨®lo a su enemigo, sino tambi¨¦n a los propios nacionales, que sacrificaron m¨¢s vidas de las necesarias", asegur¨® Cardona, para quien una guerra que deb¨ªa haber durado seis meses, "porque enfrente no hab¨ªa resistencia y era como pegar a un ni?o", acab¨® durando tres a?os.
Moradiellos analiz¨® uno de los grandes asuntos de la guerra, el de la intervenci¨®n extranjera, que fue, para ¨¦l, "asim¨¦trica", con adhesiones pr¨¢cticas en el bando nacional e "inhibiciones" que perjudicaron al republicano. Mercedes Cabrera disert¨® sobre la naturaleza, "revolucionaria o democr¨¢tica", de la Rep¨²blica, mientras que Ruiz Manj¨®n calific¨® su segundo bienio como una ¨¦poca "muy violenta".
?ngela Cenarro, por su parte, se ha sumergido en el estudio del poder local para certificar la evidencia de la naturaleza perversa del r¨¦gimen franquista. "Aparte del poder militar, una de las grandes tragedias del periodo fue que la sociedad civil y sus poderes, generalmente provenientes del falangismo, influyen en lo cotidiano con represi¨®n y son determinantes en las purgas posteriores a la guerra".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.