El gran salto adelante
Un historiador econ¨®mico como Gabriel Tortella, que es mucho m¨¢s que un historiador econ¨®mico, ha puesto en contexto este nuevo milenio que ha comenzado apenas hace un lustro. Para entender d¨®nde estamos e intentar predecir lo determinable, que no es todo, hay que conocer de d¨®nde venimos y las tendencias que nos acompa?an. ?ste es el intento enciclop¨¦dico y exitoso de este nuevo libro que, en realidad, es una ambiciosa profundizaci¨®n del anterior (La revoluci¨®n del siglo XX, Taurus, 2000), que se desborda hacia atr¨¢s (principios del XIX, la Primera Revoluci¨®n Mundial) y hacia adelante (los primeros tiempos de un incierto siglo XXI).
La tesis del libro es la demostraci¨®n emp¨ªrica del gran salto adelante que ha dado la humanidad en los dos ¨²ltimos siglos. En ese periodo la renta per c¨¢pita mundial se ha multiplicado casi por nueve, mientras que la poblaci¨®n crec¨ªa exponencialmente: s¨®lo durante la ¨²ltima centuria el n¨²mero de personas se cuadriplic¨® y, en los primeros cinco a?os del siglo XXI, se han a?adido otros 500 millones de ciudadanos. La expresi¨®n sint¨¦tica de este avance es que la vida de la gente se ha extendido y tiene mucha m¨¢s calidad: en la Antig¨¹edad y en la Edad Media se viv¨ªa una media de 25 a?os; en el a?o 1820 la esperanza media de vida de un europeo era de 35 a?os; en 1900, de 46 a?os, y hoy es de 67 a?os (los espa?oles somos m¨¢s longevos y estamos encima de la media).
LOS OR?GENES DEL SIGLO XXI
Gabriel Tortella
Gadir. Madrid, 2006
562 p¨¢ginas. 22 euros
Ello ha solucionado algunos problemas, aunque no todos. Tortella, que tiene a Keynes como el economista m¨¢s influyente a pesar de sus errores, cree que ten¨ªa raz¨®n cuando escribi¨® que sus nietos (es decir, nosotros) no tendr¨ªamos problemas econ¨®micos. B¨¢sicamente ello es cierto en los pa¨ªses desarrollados, donde lo que se ventila hoy no es la revoluci¨®n o la reacci¨®n, sino cuestiones de otro grado como las parcelas de poder, niveles de vida relativos, la equidad y eficiencia de las decisiones que se toman...
Los problemas graves est¨¢n en el Tercer Mundo, aunque cree el autor que son dificultades relacionadas con la demograf¨ªa y no con la econom¨ªa: la poblaci¨®n de las zonas con menores recursos crece parad¨®jicamente mucho m¨¢s r¨¢pido que la de los pa¨ªses ricos.
En segundo lugar, con el crecimiento econ¨®mico se han multiplicado las desigualdades: hacia el a?o 1000 apenas se aprecian diferencias entre los niveles de renta de unas regiones del planeta y otras; todas eran muy pobres. En 1500, Europa occidental ten¨ªa ya el doble de renta que ?frica; en 1820, con la Revoluci¨®n Industrial, la renta europea triplicaba a la africana. En v¨ªsperas de la I Guerra Mundial, el diferencial era ya de un factor de 9. Hoy est¨¢ por encima de 20. Las desigualdades son en este principio del siglo XXI mayores que en ning¨²n otro momento de la historia.
Ello ayuda a comprender
otro de los problemas que padecemos, el del terrorismo; una de las fuentes de la violencia en el mundo actual es la rebeli¨®n contra las mayor¨ªas. No hay revoluciones en perspectiva, por lo que en las modernas sociedades desarrolladas los que se sienten excluidos son ciertas minor¨ªas que, en algunos casos, ejercen fuerte presi¨®n, generan conflictos y pueden recurrir al terrorismo y a la violencia si no tienen esperanza de que sus aspiraciones sean colmadas. Seg¨²n Tortella, la evidencia apoya la tesis de una relaci¨®n estrecha entre pobreza, desigualdad y violencia. Se ha dicho que muchos terroristas del 11-S eran gente educada y de posibles, pero recib¨ªan apoyo y tolerancia de una sociedad desesperada; tambi¨¦n los nihilistas rusos del siglo XIX, practicantes del asesinato pol¨ªtico, eran educados y de clase media, pero en Rusia la pobreza y la desigualdad eran extremas.
El corolario de todas estas dificultades, que palian el gran ¨¦xito colectivo de los siglos XIX y XX, son los l¨ªmites ecol¨®gicos al crecimiento. Sin caer en profec¨ªas malthusianas, nuestro autor describe lo que denomina "el dilema de la humanidad": el incremento de la poblaci¨®n acent¨²a el deterioro del medio y agrava las desigualdades econ¨®micas; si tratamos de poner remedio a las desigualdades mejorando el nivel de vida de los pobres, el deterioro ambiental se multiplicar¨¢, con consecuencias aterradoras. Si no lo conseguimos y persisten las desigualdades, aparte del ultraje que ello significa para nuestra conciencia, tal persistencia puede agravar, con alta probabilidad, el enfrentamiento violento entre el Tercer Mundo y el Primero.
La parte m¨¢s brillante del texto de Tortella es aquella que describe los efectos de lo que llama II Revoluci¨®n Mundial o el orden socialdem¨®crata, que es en el que seguimos viviendo. Periodo en el que se obtienen los fines que persegu¨ªa la clase trabajadora, que es el nuevo actor que se incorpora despu¨¦s de la revoluci¨®n industrial: el sufragio universal y el Estado del bienestar. Los traumas y convulsiones de este periodo (las dos guerras mundiales, la revoluci¨®n sovi¨¦tica, los fascismos, la guerra fr¨ªa, la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn...) han contribuido a la aparici¨®n de un tipo de sociedad en la que el capitalismo subsiste, pero con reglas muy diferentes a las de las necesidades puramente liberales del siglo XIX.
Si no se pusiera alg¨²n "pero" a este trabajo tan exhaustivo y enciclop¨¦dico, ser¨ªa perfecto. Pero en las ciencias sociales no cabe la perfecci¨®n. El lector agradece el distanciamiento acad¨¦mico que subyace a la descripci¨®n y al an¨¢lisis de las distintas etapas. Pero ese distanciamiento se quiebra cuando llega a la revoluci¨®n sovi¨¦tica y al comunismo, que Tortella aborrece tanto, hace demasiado expl¨ªcito tal aborrecimiento, con iron¨ªas en la escritura que est¨¢n ausentes del resto del libro, incluido los otros totalitarismos del siglo XX: el fascismo y el nacionalsocialismo. Es leg¨ªtimo, pero rompe una metodolog¨ªa impecable.
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