El Museo Picasso expone el cubismo cl¨¢sico de Roger de la Fresnaye

Roger de la Fresnaye fue un artista que, como Picasso, aun¨® cubismo y clasicismo en una obra personal y original que durante mucho tiempo ha sido olvidada e infravalorada. Con el objetivo de restituirle el lugar que se merece en la historia del desarrollo de las vanguardias hist¨®ricas, el Museo Picasso de Barcelona presenta Roger de la Fresnaye 1885-1925. Cubismo y tradici¨®n, la mayor retrospectiva del artista desde 1950, organizada por el Museo de Tess¨¦ de Le Mans, su ciudad natal, donde se estren¨® en noviembre de 2005.

La exhibici¨®n, abierta hasta el 5 de junio, re¨²ne 150 obras: nueve esculturas, 43 ¨®leos, 95 dibujos y tres plafones decorativos de la Maison Cubiste, una casa construida por un grupo de artistas para el Sal¨®n de Oto?o de 1917 en Par¨ªs, de la que se expone tambi¨¦n la maqueta. Estos plafones, as¨ª como dos naturalezas muertas y varios dibujos son in¨¦ditos y han sido encontrados a ra¨ªz de la investigaci¨®n realizada por la comisaria de la exposici¨®n, Fran?ois Lucbert, profesora de la Universidad de Maine. Tambi¨¦n se exhibe por primera vez un estudio para un bodeg¨®n de 1912, que constituye uno de los ejemplos del cubismo ortodoxo casi monocromo, directamente vinculado a Picasso y Braque.

"La Fresnaye no es un autor espont¨¢neo, sol¨ªa hacer varios dibujos preparatorios y diversas versiones de la misma obra", afirm¨® ayer Lucbert. Entre estas pruebas, se expone una versi¨®n y un dibujo preparatorio de su obra m¨¢s c¨¦lebre, La conquista del aire, una tela de dos metros por tres que se conserva en el MOMA de Nueva York. "No ha podido viajar por motivos de conservaci¨®n: es la ¨²nica pieza que falta", se?al¨® Mar¨ªa Teresa Oca?a, directora del Museo Picasso. La comisaria ha conseguido esclarecer la relaci¨®n del artista con Picasso. Su influencia se aprecia en numerosas piezas, como una escultura de 1911, La italiana, que se expuso en una sola ocasi¨®n, inspirada en los retratos de Fernande Olivier realizados por Picasso, especialmente T¨ºte de Fernande (1909), que se puede ver en otra sala del museo. El recorrido, que se desarrolla en orden cronol¨®gico, culmina con El coracero, una tela de grandes dimensiones, que ya se exhibi¨® en Barcelona en 1917.