En Espa?a se vive mejor
Si se comparan con 1970, los espa?oles y las espa?olas de hoy se casan m¨¢s tarde, aunque cohabiten antes; tienen menos hijos y no les inquieta gran cosa tenerlos fuera del matrimonio; se identifican como cat¨®licos pero no van a misa, ni cumplen los mandamientos, ni se toman demasiado en serio los dogmas; no emigran ni cambian apenas de lugar de residencia y, cuando lo hacen, no se aventuran m¨¢s all¨¢ de los l¨ªmites de su provincia; no muestran ninguna prisa por morirse e incluso un buen lote se obstina en pasar de los ochenta a?os, o sea, que gozan de una larga esperanza de vida; no trabajan en la agricultura m¨¢s que en una ¨ªnfima proporci¨®n; disponen de algunas posibilidades de moverse hacia arriba en la escala social; disfrutan de un considerable volumen de Estado de bienestar del tipo corporativo mediterr¨¢neo y han ido colmando buena parte del abismo que separaba a hombres de mujeres hace no m¨¢s de treinta a?os.
TRES D?CADAS DE CAMBIO SOCIAL EN ESPA?A
Juan Jes¨²s Gonz¨¢lez y Miguel Requena (editores)
Alianza Editorial
Madrid, 2005
348 p¨¢ginas. 21 euros
?stas son algunas de las con
clusiones a las que llega un plantel de soci¨®logos, adultos pero todav¨ªa j¨®venes, pertenecientes a la primera generaci¨®n de cient¨ªficos sociales que ha dejado de llorar sobre los males de la patria y de hurgar en la herida de su metahist¨®rico fracaso. No s¨®lo que no lloren: es que rebosan de satisfacci¨®n al sentirse parte de ese cambio social por el que un pa¨ªs que era, como dicen ellos, cerrado, autoritario, poco competitivo y provinciano, se ha convertido en una sociedad abierta, tolerante, diversificada y capaz de beneficiarse de las oportunidades que ofrece el proceso de globalizaci¨®n; un pa¨ªs m¨¢s acogedor y cohesionado, que ha resuelto las grandes cuestiones que -dicen tambi¨¦n ellos- lo llevaron a la Guerra Civil en los a?os treinta.
Lejos de la guerra, pero no menos lejos del franquismo, resulta refrescante tropezar con unos soci¨®logos dispuestos a levantar el diagn¨®stico de los bienes, m¨¢s que de los males, de la patria y comprobar que aquella literatura terap¨¦utica que tanto abrumaba a don Juan Valera en su vejez haya pasado a mejor vida. Rompiendo una costumbre ancestral, los autores de esta serie de estudios no sienten rubor alguno en afirmar que el balance de las tres ¨²ltimas d¨¦cadas es claramente positivo y que, como resultado de ello, vivimos en un pa¨ªs que ha sido durante ese periodo un modelo o una referencia mucho m¨¢s que el contramodelo que se hab¨ªa acostumbrado a ser durante los ¨²ltimos dos siglos.
No se trata, desde luego, de meras impresiones propias de narcisistas autocomplacientes. A medida que se avanza en los an¨¢lisis elaborados para este excelente manual -de la segunda transici¨®n demogr¨¢fica a las nuevas familias, del mercado de trabajo a la inmigraci¨®n o del Estado de bienestar a la persistente desigualdad y a los niveles de pobreza- salta a la vista que todas esas afirmaciones tienen una s¨®lida base emp¨ªrica en las que apoyarse. Cuidando de no sucumbir a la jerga del oficio, con una prosa clara y una exposici¨®n did¨¢ctica, los autores ofrecen una serie de n¨²meros, cuadros, gr¨¢ficos y toda la panoplia de instrumentos para fundamentar el principal resultado de su trabajo: que, contra lo que pudieran creer quienes fueran testigos de la gran transformaci¨®n de los a?os sesenta, lo ocurrido en las d¨¦cadas de los ochenta y los noventa implica un cambio m¨¢s profundo, m¨¢s radical, en la estructura de la sociedad, en su demograf¨ªa, en sus ocupaciones, pero tambi¨¦n en procesos que ata?en a valores y creencias.
Cuando no faltan voces que
pretenden poner patas arriba lo alcanzado en estas d¨¦cadas, no viene mal echar, con Gonz¨¢lez, Requena y compa?¨ªa, una mirada atr¨¢s y recordar, a modo de secularizado ejercicio espiritual, qui¨¦nes somos y de d¨®nde venimos para vislumbrar hacia d¨®nde vamos con algo m¨¢s de perspectiva del que permite la raci¨®n de ruido pol¨ªtico con la que nos desayunamos cada d¨ªa.
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