La sinfon¨ªa imposible
La S¨¦ptima es la m¨¢s dif¨ªcil de montar -y de entender- de todas las sinfon¨ªas de Gustav Mahler y, seguramente, una de las m¨¢s complejas de todo el repertorio. Es obra irregular, que asciende a la exaltaci¨®n y baja a la duda. Su estructura sim¨¦trica condiciona su viaje de ida y vuelta a lo bien engrasado que est¨¦ su eje central -el Scherzo- y sus dos m¨²sicas nocturnas, sobre todo la segunda de ellas, hablan de una noche dif¨ªcil de explicar. Hay algo de monstruo de varias cabezas en ella, exultante al parecer pero finalmente triste, reflejo de un mundo interior al que le tiemblan los cimientos tanto como le cruj¨ªan al otro, tambi¨¦n en crisis, que le serv¨ªa de marco.
Poner eso en pie es tarea ardua y casi nadie lo ha conseguido del todo. Es dif¨ªcil, por eso, que incluso el m¨¢s conspicuo de los aficionados acudiera al concierto con su versi¨®n ideal en la cabeza, sino m¨¢s bien con el resultado de sumar lo mejor de esos Horenstein, Klemperer, Bernstein, Inbal o Abbado que antes o despu¨¦s lo intentaron con semejante partitura.
Iberm¨²sica
Orquesta de la Gewandhaus de Leipzig. Riccardo Chailly, director. Mahler: Sinfon¨ªa n? 7. Auditorio Nacional. Orquestas y Solistas del Mundo. Madrid, 2 de marzo.
Tal vez sea simplemente imposible meterse en la piel de este Mahler tan en estado puro, tan desordenado, por momentos con tantas ganas de hablar. Ricardo Chailly lo ha trabajado a fondo y el resultado muestra una enorme honestidad intelectual a la hora de exponer el conflicto, no cargando sus tintas, dibujando su contorno con una t¨¦cnica impecable. Deja hablar a la m¨²sica para que el personaje no aparezca demasiado humano, quiere decirse demasiado d¨¦bil, tampoco muy pegado a una literatura que lo refleja pero no lo define del todo. Afortunadamente, lo profesional de su disecci¨®n no puede dejar de lado un temperamento que acaba por manifestarse una vez que la teor¨ªa ha sido expuesta a trav¨¦s de dos primeros movimientos que no acaban de cuajar, se dir¨ªa que por tratar de ordenar demasiado el caos aparente, por evitar un ese casi exceso de complicidad a que parecen invitar determinados pasajes de tan apabullante muestra de genialidad incontinente.
Pero, tras la charnela del Scherzo, las contradicciones aparecen y la segunda M¨²sica nocturna es la serenata un tanto ominosa que debe ser y el Rond¨® final ense?a las costuras de un tel¨®n que luce rutilante pero est¨¢ cosido con el hilo del dolor. Ah¨ª el gran maestro italiano se deja llevar mucho m¨¢s, no tanto como su paisano Claudio Abbado -que acongoja en el cambio de humor con el que Mahler repite por ¨²ltima vez lo que pareciera triunfal-, pero demostrando lo grand¨ªsimo m¨²sico que es y las poderosas razones que le han llevado a ser uno de los mejores directores del momento presente.
Vino a Madrid el maestro con su magn¨ªfica y prometedora orquesta, una Gewandhaus en periodo de renovaci¨®n tras la crisis econ¨®mica de la reunificaci¨®n alemana, con muchas caras j¨®venes y estupendos solistas en sus filas, formidables el concertino, el primer viola, el clarinete solista y las arpas. Igualmente el elemento ex¨®tico de la sinfon¨ªa, esa mandolina que, cosa rara, se escuchaba perfectamente. No est¨¢ la formaci¨®n de Leipzig a la altura de las grand¨ªsimas, donde vivi¨® un d¨ªa, pero lleva camino de volver a ese Olimpo. Lo disfrut¨® el p¨²blico de Iberm¨²sica, que no s¨®lo ovacion¨® la versi¨®n sino -nobleza obliga a decirlo- escuch¨® toda la obra en un respetuos¨ªsimo silencio.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.