La universalizaci¨®n de la pol¨ªtica
La globalizaci¨®n, con los consiguientes cambios en las relaciones de poder en el ¨¢mbito internacional, ha provocado un debate sobre cu¨¢les son los nuevos espacios de realizaci¨®n de la pol¨ªtica. Existe una cierta coincidencia en se?alar que las fronteras nacionales se empiezan a desdibujar, as¨ª como se admite que la mejor manera de atender a determinados problemas y desaf¨ªos es mediante la coordinaci¨®n y colaboraci¨®n entre los Estados. Pero, junto a esta participaci¨®n creciente de pa¨ªses en decisiones adoptadas a nivel internacional, tambi¨¦n aumentan las competencias de los niveles de Gobierno regional y local, que permiten resolver de manera m¨¢s eficaz algunas necesidades de los ciudadanos. Este proceso de descentralizaci¨®n de competencias "hacia arriba" y "hacia abajo" sit¨²a a los actores pol¨ªticos en escenarios nuevos y los obliga a un cambio de actitud, basado en la cultura del consenso y la concertaci¨®n de iniciativas.
La Uni¨®n Europea ser¨ªa el ejemplo m¨¢s perfeccionado de lo que yo llamar¨ªa la universalizaci¨®n de la pol¨ªtica. Responde a ese esquema en el que las propuestas pol¨ªticas traspasan las fronteras, se adoptan a nivel internacional y tienen una incidencia directa en la vida cotidiana de la gente. En la Uni¨®n Europea hay numerosas instituciones en las que actores pol¨ªticos de or¨ªgenes nacionales muy diversos se re¨²nen y toman decisiones. Por ejemplo, en el Parlamento Europeo se re¨²nen representantes de 25 Estados diferentes. En cuanto al Consejo de Ministros de la Uni¨®n, ah¨ª est¨¢n representados los ministros de los Gobiernos nacionales y tambi¨¦n de los regionales, cuando se trata de Estados federales. Otra instituci¨®n de estas caracter¨ªsticas es el Comit¨¦ de las Regiones, cuyos miembros son representantes de ayuntamientos y de regiones o, en nuestro caso, comunidades aut¨®nomas.
No todos los ejemplos de integraci¨®n regional tienen el mismo grado de coordinaci¨®n de sus pol¨ªticas. Mercosur es un ejemplo de integraci¨®n, aunque todav¨ªa no ha llegado a la unidad pol¨ªtica lograda por la Uni¨®n Europea. Junto a ¨¦stos, surgen otros procesos de integraci¨®n que nacen con voluntad de definir objetivos y coordinar proyectos, pero que necesitan una mayor experiencia para saber hasta d¨®nde pueden llegar, como es el caso de las Cumbres Iberoamericanas. En este caso no hablamos de integraci¨®n regional, que es el modelo m¨¢s frecuente, sino de comunidad de intereses articulada en torno a la historia, la cultura, la lengua o la identidad.
Naciones Unidas podr¨ªa ser el ejemplo m¨¢s claro, aunque no el m¨¢s perfecto, de universalizaci¨®n de la pol¨ªtica, pues en ella podemos discutir asuntos que afectan a la comunidad internacional en su conjunto. Pero aunque hemos avanzado mucho en lo que se refiere a las obligaciones contra¨ªdas por los Estados en esta instituci¨®n, todav¨ªa es necesario reforzar los mecanismos de adopci¨®n de decisiones y participaci¨®n en las mismas.
Por otro lado, la progresiva liberalizaci¨®n de las econom¨ªas nacionales ha tra¨ªdo, como consecuencia, una creciente universalizaci¨®n. Si nos referimos al ¨¢mbito de la Uni¨®n Europea, es evidente que la regulaci¨®n del comercio comunitario, la libre circulaci¨®n de trabajadores, mercanc¨ªas y servicios, la existencia de una moneda com¨²n o un Banco Central Europeo son elementos suficientemente consolidados como para pensar en una coordinaci¨®n amplia de las pol¨ªticas econ¨®micas de los Estados miembros. Pero ?pueden los Estados hacer pol¨ªticas econ¨®micas diferentes? En el espacio europeo, desde luego, se han estrechado mucho los m¨¢rgenes para desarrollar pol¨ªticas econ¨®micas diferenciadas. En el escenario internacional la situaci¨®n es otra, no s¨®lo porque existen grandes diferencias entre pa¨ªses, sino porque entre aqu¨¦llos con econom¨ªas similares existe fuerte competencia. En todo caso, organizaciones como la OMC, el FMI o el Banco Mundial evolucionan en el sentido de que sus decisiones sean aceptadas por los pa¨ªses.
Tambi¨¦n en el ¨¢mbito de la justicia, las libertades y los derechos humanos encontramos elementos de universalizaci¨®n. Los antecedentes m¨¢s inmediatos los tendr¨ªamos en los tribunales de N¨²remberg (1945-1949) y de Tokio (1946-1948), que juzgaron los cr¨ªmenes de guerra cometidos en la II Guerra Mundial por los reg¨ªmenes nazi y japon¨¦s. Sobre la base de esta experiencia se puso en marcha el Tribunal Internacional de La Haya, m¨¢xima instancia judicial de la ONU, que tuvo un impulso decisivo con la puesta en marcha del tribunal para juzgar los cr¨ªmenes de guerra de la antigua Yugoslavia en 1993 y el tribunal que juzg¨® la masacre entre hutus y tutsis en 1994. El mayor logro de estos tribunales fue el de propiciar un cambio de cultura que supuso el fin de la impunidad, el establecimiento y verificaci¨®n de los hechos sobre los que se sustentan las acusaciones y condenas y, finalmente, el reforzamiento del Estado de derecho. Se ha fijado un est¨¢ndar global de justicia internacional frente a los cr¨ªmenes de guerra y el genocidio que antes no exist¨ªa. Gracias a todo este proceso se puso en marcha en 2003 la Corte Penal Internacional, con un car¨¢cter general y permanente. Tambi¨¦n hay casos en los que son los propios tribunales nacionales los que, en aplicaci¨®n de convenciones internacionales y del propio derecho nacional, saltan las fronteras del Estado-naci¨®n para perseguir a criminales que han cometido delitos en terceros pa¨ªses. En Espa?a todos podemos recordar el caso Pinochet.
Hemos visto c¨®mo la pol¨ªtica ha transferido competencias y responsabilidades a instancias supranacionales. ?Pero qu¨¦ ocurre cuando el proceso de descentralizaci¨®n de competencias es desde el Estado a las regiones y ciudades? En Espa?a hemos asumido con bastante normalidad este proceso. De hecho, el marco constitucional ha permitido distribuir poder desde el centro a la periferia. Y este proceso ha sido un ¨¦xito, pues ha conseguido que las instancias m¨¢s cercanas a los ciudadanos pudieran resolver aquello para lo que estaban mejor preparadas. ?Es esto contradictorio con el fen¨®meno de universalizaci¨®n de la pol¨ªtica? Desde mi punto de vista, no. Vamos a seguir encontrando numerosos supuestos en los cuales decisiones que se toman en el ¨¢mbito internacional son aplicadas directamente en el ¨¢mbito regional o local.
?Quedar¨ªa debilitado el Estado? Tampoco. Tan s¨®lo est¨¢ cambiando su papel. El hecho de que act¨²e como coordinador entre los distintos niveles de poder, que garantice la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad y la seguridad de los ciudadanos y que extienda su presencia m¨¢s all¨¢ de nuestras fronteras, tanto para defender nuestros intereses como para contribuir a una pol¨ªtica com¨²n en aquellos campos que as¨ª lo exijan por la magnitud de sus retos, son funciones y responsabilidades lo suficientemente importantes como para pensar que su papel en el mundo actual es imprescindible.
Lo indudable es que la pol¨ªtica se ha internacionalizado y que ello nos exige un esfuerzo de adaptaci¨®n, un cambio de actitud que sit¨²e, en primer lugar, al multilateralismo como un principio b¨¢sico del gobierno de la globalizaci¨®n; instaure, en segundo lugar, el respeto a la diversidad como forma de gestionar sociedades complejas, y, por ¨²ltimo, promueva la colaboraci¨®n entre los distintos niveles de poder donde se toman decisiones pol¨ªticas para garantizar su eficacia.
Trinidad Jim¨¦nez es secretaria de Pol¨ªtica Internacional del PSOE.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.