Burdeles de lujo y garajes del sexo
Las prostitutas que ejercen la profesi¨®n de forma legal en Alemania consideran que se bastan y sobran para atender el incremento de la demanda durante el Mundial, sin necesidad de recurrir a la clandestinidad de la prostituci¨®n obligada. Karolina Leppert, que trabaja en un piso de Berl¨ªn, asegura: "Espero que el Mundial nos beneficie. El ambiente es mejor".
Algunas ciudades, como Colonia, han instalado unos aut¨¦nticos garajes del sexo que el lenguaje burocr¨¢tico alem¨¢n denomina "cajas para la realizaci¨®n". Son recintos deprimentes con un timbre de alarma de caperuza roja por si la prostituta o su cliente necesitan pedir auxilio.
En Berl¨ªn funciona desde el pasado 25 de diciembre un enorme burdel, "el mayor de Alemania", dice con orgullo su gerente, que se niega a ser citado con su nombre. Artemis, nombre del establecimiento, es propiedad de una sociedad de responsabilidad limitada con sede en W¨¹rzburgo, en el Estado federado de Baviera al sur de Alemania. Asegura el gerente que no se construy¨® con vistas al Mundial. S¨®lo ser¨¢n unos seis partidos en Berl¨ªn y no ser¨ªa rentable. El burdel est¨¢ junto al recinto ferial de Berl¨ªn, con muestras todo el a?o, y cerca del centro de Berl¨ªn Oeste y del Estadio Ol¨ªmpico, que acoger¨¢ a los partidos del Mundial.
El local cost¨® seis millones de euros y, seg¨²n el gerente, recibe de 50 a 70 clientes por d¨ªa y a veces supera los 100. ?stos pagan 70 euros, con derecho a taquilla para la ropa y a albornoz, al uso de la sauna, y a ver pel¨ªculas porno y partidos de f¨²tbol en dos salas distintas. Las prostitutas pagan 50 euros por dormir en las habitaciones del ¨²ltimo piso del burdel de lujo. Las estancias para el sexo est¨¢n decoradas de forma distinta cada una. A primera hora de la ma?ana algunas prostitutas circulaban por el comedor del desayuno vestidas con una toalla y los pechos al aire. El gerente se neg¨® a que se dejaran fotografiar de no mediar el pago de 60 euros por un servicio m¨ªnimo.
La direcci¨®n del burdel no se mete en los acuerdos que las prostitutas hagan con sus clientes y el gerente asegura: "Aqu¨ª no trabajan ilegales. Les tomamos el pasaporte y damos el n¨²mero a la polic¨ªa para que controle si se trata de prostitutas forzadas". Con orgullo explica el gerente: "No tenemos competencia en toda Alemania. Somos los mejores. Aqu¨ª no se emborracha a los clientes y les ofrecemos sexo, relajaci¨®n y f¨²tbol".
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